
La candidata del Partido Demócrata a presidir los Estados Unidos y vicepresidenta, Kamala Harris, va a solicitar la construcción de tres millones de nuevas viviendas durante los cuatro años que dure su mandato. Además, establecerá un incentivo fiscal para las promotoras que construyan una la primera vivienda de sus compradores, según confirmaron ayer sus funcionarios de campaña, antes de la presentación del programa económico por parte de la vicepresidenta en un mitin en Carolina del Norte.
Pero, además de eso, Harris también prometió que va a crear un bono de 25.000 dólares para aquellos ciudadanos estadounidenses que adquieran su primera vivienda.
Está claro que la demócrata ha estado muy atenta a las peticiones de la ciudadanía. Según los últimos sondeos, el precio del alquiler y los altos tipos de interés en las hipotecas son dos de las principales preocupaciones del electorado estadounidense.
En sí, los planes de vivienda de Harris están bastante en consonancia con los que estableció Joe Biden durante su administración durante los últimos años. El todavía presidente ya había anunciado en su momento la construcción de dos millones de viviendas nuevas.
Aún así, Harris tiene muy poco margen de maniobra en lo que respecta a poder conseguir que los precios de la vivienda caigan. Los tipos de interés hipotecarios y la oferta y la demanda son las que regulan el mercado inmobiliario estadounidense, que carece prácticamente de un parque de vivienda pública, por no decir que es prácticamente inexistente.
Pero es cierto que, igual que sucede en muchos países desarrollados, la vivienda es uno de los problemas más persistentes de las familias y el mercado inmobiliario se está ralentizando debido a la rigidez de la Fed a la hora de recortar los tipos de interés.
Todo esto está provocando que las solicitudes y concesiones hipotecarias están por los suelos, y es muy poco probable que vuelvan a los mismos niveles que tenían antes de que la Reserva Federal comenzase a subir los tipos de interés a comienzos de 2022.
Por el momento, los funcionarios de campaña de la candidata han dado muy pocos detalles de cómo serán esos incentivos fiscales para las constructoras y promotoras.
Alimentos
Otra de las medidas importantes que implantará Harris si sale elegida como presidenta es la prohibición de especular con los precios de los alimentos y productos comestibles.
La inflación y el aumento del coste de la vida, sobre todo a nivel alimentación es, junto con la vivienda, otra de las grandes preocupaciones de la ciudadanía, por lo que era de esperar que la demócrata anunciase medidas al respecto
Harris es contundente en este aspecto, ya que aseguró que va a proponer "una prohibición federal" en materia de aumentos de los precios de los alimentos, otorgando nuevos poderes a las autoridades federales para que actúen al respecto en el caso de que haya subidas desmesuradas de precios.
Al igual que en materia de vivienda, la campaña no deja claro el cómo de esta medida, pero sí el cuándo. La intención de Kamala Harris es promulgar esta prohibición "dentro de los primeros 100 días" de mandato, aseguraron en un comunicado sus funcionarios de la campaña electoral.
Lo que pretende es empezar ordenando a la Comisión Federald Comercio que imponga "sanciones severas" a las compañías que incumplan los nuevos límites que establecerá su administración a la especulación de los precios de los alimentos. Lo que no está definido por parte de la campaña es qué van a considerar como "especulación"y cuánto van a ser las ganancias "excesivas" de las que hablan en el comunicado de campaña.
Por lo que se conoce hasta ahora del programa económico de Kamala Harris, parece que es una continuación de las propuestas de su antecesor, Joe Biden. La selección del gobernador de Minnesota, Tim Walz, sugiere que va a seguir por una deriva más próxima a la socialdemocracia y lejos de liberalismo convencional.
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