
La inflación de EEUU cumplió en julio las expectativas de los analistas y, con su descenso hasta el 2,9%, se sitúa en el menor nivel desde marzo de 2021. Es cierto que la tasa subyacente, aunque también retrocede, lo hace con un tempo muy lento (una décima menos respecto a junio) y todavía supera el 3%.
Con todo, el IPC le concede ya a la Reserva Federal una cierta tregua que permite al banco central dar importancia a la segunda parte de su mandato, que le compromete a tomar también medidas que impulsen la creación de empleo. En otras palabras, la reducción de los tipos de interés de septiembre se puede dar ya por completamente segura, aunque resultaría aún precipitado vaticinar que la Fed aplique un recorte superior a los 25 puntos básicos.