
La maternidad deja huella en la carrera profesional. Este enunciado ha quedado plasmado en decenas de estudios realizados en los últimos años sobre la penalización del mercado laboral a las madres, sin embargo, un reciente análisis sobre la repercusión en la carrera laboral de tener hijos indica que las madres, las más lastradas por la maternidad, logran no sólo superar la brecha salarial que se abre a los 30 años con respecto a las profesionales que no tienen hijos sino que, además, acaban teniendo mayores que estas en torno a los 50 años.
El último estudio publicado por el Banco de España compara la evolución en 15 países de Europa y América del Norte de las distintas brechas que se abren en el mundo laboral tras tener hijos. Hay desigualdad en las tasas de empleo, en el tiempo de trabajo y en los salarios entre madres y no madres, madres y padres y padres y no padres, aunque son las que atañen a las mujeres con hijos las más profundas. De ahí, que resulte especialmente relevante el hallazgo de los autores Luis Guirola, Laura Hospido y Andrea Weber, que indica que en la mayoría de los países desarrollados analizados (menos en Portugal, Italia, Reino Unido y Austria), las madres trabajadoras acaban teniendo mejores salarios que las mujeres que nunca interrumpieron su desarrollo profesional para tener descendencia.

El estudio no detalla las causas de este comportamiento pero sí identifica los países en los que ocurre con políticas sociales más progresistas. El ejemplo de España sirve para ver esta conversión de la brecha salarial en relación con la maternidad, que llega a extenderse durante casi dos décadas frente a otros estudios que reducen su incidencia a diez años. Mientras que a los 30 años las mujeres con hijos (la cohorte nacida en 1970 analizada) ganan un 30% menos que las trabajadoras sin hijos, a los 50 años la brecha no solo se ha disipado sino que son las empleadas madres las que perciben salarios más de un 30% superiores.
La indeleble brecha salarial de género
El nivel educativo influye en la permanencia de las brechas en el empleo ya que las perpetúa más entre las mujeres con menores niveles de estudios. Volviendo a la comparativa madres-no madres, la brecha se cierra a los 50 especialmente entre las mujeres con educación superior mientras que las mujeres con hijos y estudios básicos están penalizadas durante más tiempo -sobre todo salarialmente- con respecto a las no madres y, sobre todo, a los padres, incluso cuando los hijos ya han crecido.
A lo que no ayudan los estudios es a cerrar la brecha salarial entre madres y padres con trayectorias profesionales similares: esta desigualdad se extiende desde la llegada del primer hijo (en España se sitúa en el 40% a los 30 años) y sigue siendo "sustancial" en la mediana edad (más del 20%) en la mayoría de los países analizados. La brecha en la tasa de empleo entre madres y padres sí encuentra alivio con el paso del tiempo y se relaja en la mayoría de los países respecto a los altos niveles que todos marcan a la edad de 30 años.
Los autores encuentran la explicación a la persistencia de la brecha salarial de género en dos cuestiones: la primera -y más relevante- es el trabajo a tiempo parcial (el 80% lo copan ellas) que mantienen las mujeres incluso cuando sus hijos ya son mayores (incluso llegada cierta edad, aunque no se tenga hijos, en varios países las no madres prefieren tanto la jornada parcial como las madres, cerrando esta brecha). La reducción de horas o de días trabajados en favor de la crianza y los cuidados las penaliza a ellas de cara a la promoción o la la posibilidad de nuevas oportunidades laborales mientras que no se aprecia especial afectación por este motivo en el caso de los hombres con hijos, que suelen mantener sus carreras prácticamente intactas.
La segunda razón para la brecha salarial con respecto a los padres está en las primas salariales por paternidad, que hacen que en muchos países los ingresos de los padres superen incluso a los de los trabajadores que no han tenido hijos durante todo el ciclo vital. La carga de la paternidad en los hombres es menos intrusiva en el ámbito laboral. De hecho, el informe evidencia que en varios países los salarios de los padres ya son mayores que los de los trabajadores hombres sin hijos incluso a los 30 años, ventaja que se mantiene según avanza su ciclo de vida. No es el caso de España, el único país de los analizados donde los sueldos de los no padres se imponen a los de los padres durante todo desarrollo profesional, aunque consiguen recortar distancia en las etapas finales de la vida laboral.
¿Mejora la perspectiva social con el paso de los años? La evidencia del estudio no permite afirmar que las brechas relacionadas con la maternidad se estén cerrando más rápido en las muestras de cohortes más recientes, lo que subraya la lentitud con la que se cierran las desigualdades en el ámbito laboral.