Sin flexibilidad horaria, con sueldos precarios, en gran medida no declarados, y con hijos a cargo en solitario. La realidad de los hogares monoparentales liderados por mujeres vuelve a sacar los colores a un merado laboral que se cierra para ellas y no propicia la conciliación que necesitan para no dejar de lado las obligaciones básicas.
No son casos aislados. Los hogares monoparentales (aquellos compuestos por una persona adulta con al menos un menor a cargo) son los que más han crecido en España en el último lustro, solo superados por el avance de los hogares de una sola persona (un 2,5% y un 6,7% respectivamente). En total son 1.944.800, de los que el 80% están liderados por mujeres (desde ahora monomarentales), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La alta feminización de este tipo de hogar esconde una realidad directamente relacionada con esa condición de género. El informe AROPE 2021 ('At risk of poverty and/or exclusion') que elabora la Unión Europea confirma que este tipo de familias (con padre o madre al frente) son las más expuesta al riesgo de pobreza y/o exclusión. El año pasado la tasa alcanzó el 54,3%, la cifra más alta desde 2014 y que duplica al porcentaje registrado para el resto de hogares (27,8%).
En el caso de las familias monomarentales, el porcentaje se eleva aún más (al 54,6%) y aquí el desempleo juega un papel fundamental. El acceso a oportunidades laborales se complica (y cuando ocurre suelen imperar los bajos salarios) y la posibilidad de conciliar la vida familiar y profesional se antoja casi imposible.
Cuando la economía sumergida es la solución
La economía sumergida se erige como la única solución para muchos de estos casos. Ante la urgencia de ingresos económicos para hacer frente a los gastos mensuales, trabajar sin cotizar a la Seguridad Social es la única salida realista (pese a la desprotección que supone) que encuentran el 72% de las mujeres desempleadas con hijos encuestadas para el 10º Informe Monomarentalidad y Empleo de la Fundación Adecco. "La economía sumergida es un problema que no solo cuesta millones de euros a nuestro país, sino que agrava la precariedad laboral y trunca las perspectivas de futuro de estas familias, ensanchando la brecha de desigualdad y abocándolas, de forma inevitable, a la pobreza y a la exclusión social", indica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
La jornada a tiempo parcial es la que más se ajusta a las necesidades de los hogares monomarentales consultados. En concreto, el 65,7% de las mujeres desempleadas está buscando un trabajo con jornada reducida, para ocuparse de sus hijos por las tardes. El 30,3% busca una jornada a tiempo completo porque dispone de una red de apoyo (familiares o conocidos pueden quedarse a cargo de los menores mientras trabajan) y un 4% busca una jornada a tiempo completo pese a no disponer de ayuda para los cuidados de los menores porque no pueden asumir la cobrar menos por reducir la jornada.
La "misión imposible" de conciliar pueden derivar en la toma de decisiones que afecten a la calidad de vida de los hijos. Desde Adecco alertan de esto y lo reflejan en la vuelta al uso del concepto 'generación de la llave', que surgió a finales de los 90 para definir a los menores que tras salir del colegio tienen que regresar solos a sus hogares donde pasarán en solitario gran parte del día debido a las inflexibles jornadas de trabajo de sus progenitores.
Más del 90% no encuentra un empleo a tiempo parcial
Con todo, la inmensa mayoría de las mujeres en desempleo (91%) no encuentra un empleo que le permita dar respuesta a sus necesidades familiares; las ofertas de empleo que facilitan la jornada a tiempo parcial (la más buscada) escasean.
Begoña Bravo, responsable de inclusión de la Fundación Adecco, lleva el análisis de esta situación al mercado laboral actual para remarcar que "los sectores que más tiran del empleo actualmente como el retail, la logística o la alimentación, acostumbran a ofrecer turnos rotativos librando según cuadrante, lo que complica la conciliación de estas familias".
Cuando lo ingresos no dan para cubrir los gastos básico
Es la pescadilla que se muerde la cola. Con la situación laboral precaria de los hogares monomarentales se hace aún más complejo afrontar en solitario de las necesidades económicas, educativas y de crianza de los hijos, y para cubrir esos gastos la única salida salida en la precariedad. Sin olvidar que el 93,3% de estas mujeres está dispuesta a renunciar a trabajos cualificados a cambio de flexibilidad horaria.
La calidad de vida es manifiestamente inferior en los hogares monomarentales en situación de desempleo. El 92% declara dificultades para llegar a fin de mes, un 37,8% lo hace con mucha dificultad, el 27,8% con cierta dificultad y el 26,6% con dificultad.
Pagar los recibos mensuales supone un esfuerzo mayúsculo. Costear los suministros supone un problema para el 48,8% de los hogares monomarentales, la vivienda/hipoteca o alquiler se hace cuesta arriba para un 42,7%, el coste de la educación de los hijos asfixia al 34,8) y comprar comida o ropa complica la economía para un 33,7% y un 18%, respectivamente.
En esta línea, el informe 'Madre no hay más que una: monoparentalidad, género y pobreza infantil', del Alto Comisionado Contra la Pobreza Infantil en España de 2021 indicó que el 9,2% de los hogares monomarentales no se puede permitir consumir alimentos proteicos cada dos días y al 15% le resulta imposible mantener la casa caliente en invierno.
Hacer compatibles las prestaciones básicas con el empleo a media jornada, es la propuesta de Bravo para frenar la economía sumergida y esta espiral de precariedad: "En estos momentos, si el salario es menor a la prestación, existe la posibilidad de cobrar la diferencia, pero esta medida se torna insuficiente: no permite capacidad de ahorro y, en muchas ocasiones, conduce a las familias monomarentales a aceptar empleos sumergidos para poder hacer frente a sus gastos".