Economía

El milagro español de las exportaciones rebaja la deuda externa a mínimos de dos décadas

  • La deuda externa neta de España sobre PIB cae a mínimos de 2004
  • El fuerte superávit por cuenta corriente ayuda a rebajar la deuda externa
  • España pasa del mayor déficit por cuenta corriente del mundo al superávit
Puerto de Valencia, España. Foto de iStock.

La economía española sigue presentando serias vulnerabilidades, pero hay que admitir que desde la crisis financiera de 2008, algunas de estas debilidades se han reducido o incluso se han convertido en fortalezas. Una de ellas, quizá la más destacable, es lo que se podría denominar como 'milagro' del sector exterior o de las exportaciones. España, un país que padecía un déficit por cuenta corriente crónico antes de 2008, ahora presenta grandes superávits por cuenta corriente. Una de las consecuencias de esta buena noticia es la drástica caída de la deuda externa neta (posición de inversión internacional neta o PIIN), que se ha reducido hasta mínimos no vistos en dos décadas.

La 'remontada' ha sido notable, puesto que la economía partía de un nivel de endeudamiento externo muy elevado. España había registrado los mayores déficits por cuenta corriente de todo el mundo (en términos de PIB) en los años previos a la crisis. La fuerte inversión en ladrillo y el mal comportamiento de las exportaciones generaron una situación en la España necesitaba financiación exterior constantemente para mantener su economía. La deuda externa neta o posición o PIIN llegó a superar el 100% del PIB.

Para que sea más sencillo comprender la importante de este indicador, resulta imprescindible explica, al menos a grandes rasgos, qué mide y cómo funciona: la deuda externa neta se conoce de forma técnica como la posición de inversión internacional neta (PIIN). Este indicador mide la diferencia entre los activos extranjeros en manos de españoles (un español con acciones de Google, por ejemplo) y los activos españoles en manos de extranjeros (una empresa húngara con acciones de Talgo, por ejemplo), es decir, muestra la posición financiera neta de un país respecto al resto del mundo. Revela si esa economía es acreedora neta (le deben más de lo que ella debe) o deudora neta (lo opuesto). Entre los países que tienen posiciones acreedoras netas destacan Alemania o Países Bajos, por ejemplo. En el otro lado aparecen Grecia o Portugal... y hasta hace poco España.

Pues bien, tras años de duros esfuerzos, sacrificios y recortes (una devaluación interna que contuvo beneficios y salarios) tras la crisis de 2008, la economía de España comenzó a registrar superávits por cuenta corriente entre 2012 y 2013. Hoy, ese mismo indicador, la PIIN o deuda exterior neta ha caído hasta el 53% del PIB, algo totalmente inimaginable. No ha sido sencillo, puesto que la deuda pública no ha parado de aumentar en el mismo periodo de tiempo. Los bonos soberanos que compran los inversores extranjeros se contabilizan como deuda exterior.

Así, mientras que la deuda pública de España se mantiene rozando niveles máximos de los dos últimos siglos, la deuda externa neta ha disfrutado de un descenso intenso y sorprendente en los últimos años. Este tipo de deuda no solo tiene en cuenta las administraciones públicas, sino que también pondera los activos y los pasivos del resto de la economía (empresas y hogares). El esfuerzo de las familias y las empresas en los últimos años, junto a otros factores no menos importantes (se comentarán más adelante), ha permitido que la deuda externa neta de España caiga al 56% del PIB, unos niveles que no se veían desde 2006.

Mantener este indicador en niveles relativamente bajos es clave para reducir la vulnerabilidad de la economía frente a shocks externos como los de 2008. Un endeudamiento neto con el exterior muy elevado puede generar dudas entre los inversores, que ante un cambio del sentimiento (risk-off) optaran por cortar la financiación y estrangular a la economía endeudada, como le sucedió a España entonces. Pero los niveles actuales parecen mucho más manejables. ¿Qué hay detrás de la fuerte caída de la PIIN en España?

El milagro de las exportaciones

Son varios los factores que influyen en la posición de inversión internacional neta. En el caso de España conviene explicar cada uno de ellos individualmente. El que más llama la atención por lo meritorio son los constantes superávits por cuenta corriente (contando el turismo, España exporta mucho más de lo que importa). Esos superávits son una variable de flujo clave para la economía, puesto que significan que España en ese año en concreto está financiando al resto del mundo. Esa posición anual permite ir rebajando poco a poco la variable de stock (el acumulado de deuda externa neta). Cada año que España registra un superávit por cuenta corriente, la PIIN negativa se reduce certeris paribus.

Pues bien, el dato de 2023 fue extraordinariamente bueno. La balanza por cuenta corriente (ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias) registró un superávit de 35.500 millones de euros entre enero y noviembre de 2023, frente a los 7.300 millones del mismo periodo de 2022, gracias al fuerte tirón de los bienes y servicios, según los datos publicados este miércoles por el Banco de España. La evolución de la balanza por cuenta corriente en los once primeros meses del año se explica por la mejora de la balanza de bienes y servicios, y dentro de ella, por los ingresos derivados del turismo y viajes. En cambio, se registra un fuerte aumento del déficit de las rentas primaria y secundaria.

En concreto, la balanza de bienes y servicios registró un superávit de 57.800 millones hasta noviembre, casi cuatro veces más que el saldo positivo de 16.100 millones de un año antes. Dentro de los bienes y servicios, el superávit del turismo y viajes ascendió desde los 46.600 millones de los primeros once meses de 2022 hasta los 56.800 millones en el mismo periodo de este año, lo que supone un incremento del 22%. España es mucho más competitiva ahora.

Aunque el turismo y los ingresos por servicios se llevan toda la fama, lo cierto es que buena parte del éxito está en los bienes, gracias a la mejora competitiva de la economía de España (de sus empresas) que han ayudado a incrementar este superávit por cuenta corriente reduciendo el déficit en la sub-balanza de bienes. El Ministerio de Economía explicaba recientemente en una nota que "el déficit comercial de mercancías se ha reducido en unos 31.000 millones de euros en 2023, sobre la base del mantenimiento de las exportaciones no energéticas y la caída de las importaciones energéticas, en especial de gas. En 2023 el sector exterior español ha alcanzado el segundo mejor dato de exportaciones de la serie histórica".

Además, el propio Ministerio de Economía destaca que todo ello se ha producido en un contexto de desaceleración económico y "de incertidumbre internacional... Las exportaciones no energéticas han subido un 0,7% (+2.500 millones de euros), compensando parcialmente la caída del segmento energético, del 20,6% (-7.900 millones). Comparando con los niveles previos a la pandemia (2019), las exportaciones crecieron un 32,3%". Sin duda, este factor ha sido clave para rebajar la deuda externa neta.

Otro factor más que destacable en la caída de la PIIN es lo que se conoce como efecto valoración. En los últimos años, incluyendo 2022 y 2023, los activos extranjeros que los españoles tienen en sus manos presentaron un mejor comportamiento que los activos españoles que poseen los extranjeros. En este aspecto y aunque parezca paradójico, un comportamiento mediocre de la economía ayuda a reducir la deuda externa neta. La explicación, que no siempre se cumple, los activos de una economía mediocre suelen presentar unos rendimientos mediocres. De una forma sencilla: ha ganado más el español que tenía compradas acciones de Google que el extranjero que poseía títulos de Telefónica o Grifols, por lo tanto, los españoles que tienen acciones de la tecnológica americana tienen ahora un activo que vale más si se compara con el extranjero que tiene acciones de Telefónica.

Por último, otro factor que ha sido fundamental en 2022 y 2023 (antes no lo fue) ha sido el intenso crecimiento del PIB nominal (lo que crece la producción más el deflactor del PIB). El propio Banco de España explicaba en un documento anual que la Posición de Inversión Internacional deudora neta de España ha corregido con intensidad "como resultado principalmente del avance del PIB nominal". El crecimiento del PIB nominal ha disfrutado del empuje sin precedentes en las últimas décadas de la inflación (deflactor del PIB). Ante un fuerte incremento del denominador (PIB nominal) ha sido más sencillo reducir el numerador (deuda externa neta o PIIN).

La conjunción de todos los factores anteriores, junto a un crecimiento comedido de la inversión interna, han obrado el milagro: la deuda externa neta de España ha caído casi en 50 puntos. Pese a todo, el endeudamiento exterior sigue siendo relativamente excesivo. España sigue entre los países que presentan una mayor deuda externa neta sobre PIB de la eurozona. El camino que ha tomado la economía nacional es el bueno, pero aún no se ha llegado a la meta.

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