Economía

Más de 5.000 autónomos estuvieron de baja en 2023 por algún problema de salud mental

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Las enfermedades mentales en el ámbito laboral están aumentando, según datos recientes de estudios. El año pasado, más de 5.100 trabajadores autónomos experimentaron estas dolencias. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado fallecieron 4.227 personas por suicidio. De estos, 335 eran trabajadores autónomos, representando el 8% del total, ajustado por población, edad y situación laboral.

Las causas principales de las ausencias laborales debido a problemas de salud mental incluyen el estrés por largas horas de trabajo, deudas acumuladas, inseguridad y la angustia frente al cierre de negocios, así como las condiciones laborales impuestas por las empresas contratantes. Los efectos más frecuentes de este desequilibrio en la salud mental incluyen trastornos del sueño, ansiedad, depresión en diversos grados, rumiación constante y, en los casos más graves, pensamientos suicidas.

Eduardo Abad, presidente de UPTA, describe esto como "la pandemia silenciosa", y pide una respuesta objetiva, transversal y directa para abordar sus consecuencias devastadoras.

Desde UPTA, solicitan urgentemente la expansión de los servicios psiquiátricos y psicológicos de las mutuas de accidentes laborales. Asimismo, instan al Ministerio de Trabajo y Economía Social, a través del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, a lanzar una campaña de concienciación sobre estas enfermedades, que son más comunes pero menos visibles, y que están en aumento con bajas prolongadas.

"Son estas entidades las que en primera instancia pueden detectar con mayor solvencia todos los problemas derivados de los riesgos psicosociales y, a su vez, son las que pueden ejercer una detección temprana para evitar situaciones que desemboquen en enfermedades o patologías de larga duración, difíciles de tratar con consecuencias realmente trágicas para el que las sufre", explican desde la asociación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estiman que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial 1.000 millones de euros. De este modo, los costes directos e indirectos de la mala salud mental de la población tienen un impacto negativo en el 4% del PIB mundial, según la OCDE, un porcentaje mayor que la combinación de enfermedades como el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas.

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