
El Banco Central Europeo respira aliviado ante el pequeño recorte de los salarios negociados en el cuarto trimestre de 2023. Según un informe publicado por la entidad este martes, los salarios negociados pasaron de una subida récord del 4,7% en el tercer trimestre a cerrar el año en el 4,5%. Esto calma los temores de Frankfurt de que el aumento de los salarios pueda mantener la inflación por encima de la meta del 2%.
Aún así, los costes laborales en los 20 países de la moneda común sigue estando muy por encima del IPC, que cerró 2023 en el 2,9%. Es decir, los salarios superan en un punto y medio a los precios.

Aunque el crecimiento salarial sigue siendo elevado, este pequeño recorte trimestral de dos décimas en los últimos cuatro meses del año pasado hace que desde el BCE respiren aliviados ya que confirma que sus expectativas de crecimiento salarial se están desacelerando. De todos modos, todavía es un recorte demasiado pequeño para abrir la puerta a una posible bajada de los tipos de interés en marzo. Además, la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, anunció a principios de año que empezarían a recortarlos en verano.
El dato de los salarios es importante ya que los funcionarios de Frankfurt se concentraron en los costes laborales como un factor clave para decidir cuándo recortar los tipos de interés.
"Esta desaceleración en el crecimiento salarial a finales del año pasado debería traer cierto alivio para que la temida espiral salario-precio no se desarrolle en la zona del euro", dijo Carsten Brzeski, director global de macro de ING.
El economista senior de la Eurozona de esta entidad, Bert Coljin, explicó precisamente en una nota que los salarios se van a empezar a moderar "significativamente" a lo largo de este año debido a la caída de la inflación y al debilitamiento de las condiciones económicas.
El propio rastreador salarial del BCE, que monitorea el crecimiento de los salarios acordados en los convenios colectivos para los próximos 12 meses, también se desprede de esta tendencia a la baja de los salarios durante este año. "Esperamos ver una disminución más significativa en el crecimiento de los salarios nominales antes de inicio de verano", aseguraron desde ING. Fecha que cuadra con la previsión de Lagarde.
La propia presidenta aseguró la semana pasada que los salarios son "un impulsor cada vez más importante de la dinámica de la inflación de cara a los próximos trimestres. Al mismo tiempo, advirtió que no hay que tomar "decisiones apresuradas" sen la flexibilización de la política monetaria sin tener garantías de que los precios van cumplir su objetivo de llegar al 2%.
En diciembre el BCE predijo que el crecimiento de los salarios nominalesiba a caer de manera gradual en el tiempo: del 5,3% en 2023 al 3,3% en 2026, en términos de remuneración por empleado.
Es previsible que los incrementos salariales se vayan limitando a medida que las empresas empiecen a ralentizar el traslado de los mayores costes de producción a los consumidores.
La miembro del Comité Ejecutivo del BCE, Isabel Shnabel, aseguró el viernes que la débil producitividad de la eurozona "exacerba los efectos que el fuerte crecimiento actual de los salarios nominales tiene sobre los costes laborales unitarios de las empresas", aumentando así el riesgo de que las empresas trasladen el aumento de los costes laborales a los consumidores y eso implique que el objetivo del 2% de inflación se retrase.
Coljin seguró que "la profunda caída de los salarios reales acaba de tocar fondo y, por ahora, no se espera que el repunte sea especialmente fuerte. Latendencia a la baja prevista del crecimiento de los salarios nominales a lo largo de 2024 hace que el potencial alcista del consumo sea bastante limitado".
Si embargo, el elevado incremento de los salarios nominales todavía aumenta las presiones sobre los costes de las empresas y, si la repercusión del poder adquisitivo conduce a un consumo continuado, esto podría dar lugar a ralentizar el decrecimiento de la inflación y, por tanto, alejar del objetivo del 2% del BCE. Al final, los expertos creen que estas preocupaciones no deberían exagerarse en un contexto en el que la actividad econímica está muy ralentizada en el Viejo Continente. Por tanto esperan que la política monetaria del BCE sea cuidadosa este año, con un recorte del 0,75% de los tipos a lo largo de 2024.