La economía de España pisa el acelerador. El PIB ha crecido el triple de lo previsto por los analistas en el cuarto trimestre del año pasado, tras presentar una tasa de variación del 0,6%, frente al 0,2% que se esperaba. La variación interanual del PIB fue del 2%, frente al 1,5% esperado y 1,9% del trimestre precedente. Por otro lado, el crecimiento del conjunto de 2023 fue del 2,5%, una décima más de lo previsto, según ha publicado el Instituto Nacional de Estadística.
De este modo, la economía española encadenó en 2023 su tercer crecimiento anual consecutivo, aunque el del año pasado ha sido el más moderado de dicho periodo: en 2021, el PIB avanzó un 6,4%, en 2022 creció un 5,8% y ahora ha suavizado su impulso hasta el 2,5%. Estos tres años de crecimiento se han producido tras el descenso histórico del PIB del 11,2% provocado por la irrupción del coronavirus.
De este modo, el PIB a precios corrientes se situó en 2023 en 1.462.070 millones de euros, un 8,6% más que en 2022. Este dato incluye la subida de precios, de modo que no solo contabiliza el crecimiento real (cuantas manzanas y naranjas más se han producido), sino que también suma el aumento de los precios que todos los bienes y servicios que ha producido la economía de España. Este fuerte crecimiento del PIB a precios corrientes ayuda a reducir indicadores como el ratio de deuda sobre PIB, por ejemplo.
El PIB trimestral crece con fuerza
No obstante, aunque el PIB anual de 2023 va a concentrar todos los focos, el dato realmente importante ha sido el PIB trimestral: la economía de España creció mucho más de lo que se esperaba en la recta final de 2023, en un entorno de clara desaceleración a nivel europeo. El consumo interno fue el motor de crecimiento ante la desaceleración exterior.
Ese trimestre, la demanda nacional contribuyó con 0,5 puntos al crecimiento intertrimestral del PIB. Por su parte, la demanda externa aportó 0,1 puntos. Por agregados de demanda, el gasto en consumo final de los hogares se incrementó un 0,3% respecto al trimestre anterior, mientras que el de las Administraciones Públicas se mantuvo en el 1,4%. Por su parte, la formación bruta de capital registró una variación del 0,2%.
Cabe destacar el fuerte impulso del gasto en consumo de las AAPP (crecimiento del 1,4%), que lleva varios trimestres tirando de la demanda nacional. Este tipo de consumo está directamente relacionado con el gasto en educación, sanidad (tiene mucho que ver con los salarios pagados a los empleados públicos, una remuneración que se paga a cambio de un servicio, el trabajo de estos empleados). No hay que confundir el gasto en consumo de las AAPP con gasto público, donde se incluye, por ejemplo, la inversión o el gasto en pensiones.
Así, en términos intertrimestrales, la economía española pisó el acelerador en el último cuarto del año al crecer un 0,6%, dos décimas más que en el trimestre anterior y tres veces más de lo previsto por los analistas. De este porcentaje, 0,5 puntos fueron aportados por la demanda nacional (el consumo de los hogares y de las administraciones públicas) y una décima por la demanda externa.
En términos interanuales, es decir, cuánto creció el PIB en el último trimestre de 2023 respecto al último trimestre de 2022, el avance fue del 2%, frente al 1,5% que habían previsto los analistas. La demanda nacional aportó 2,1 puntos, mientras que la interna no contribuyó.
Valoración del Gobierno
Por su parte, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha destacado este martes que el crecimiento del 2,5% de la economía española en 2023 "supera todas las expectativas".
"En el último trimestre, se mantiene el pulso de nuestra economía con un crecimiento del 0,6% respecto al trimestre anterior y esto es muy importante porque nos sitúa en un punto de partida ventajoso para en 2024 poder cumplir nuestro objetivo del 2%", ha afirmado el titular de Economía en una valoración remitida a los medios de comunicación.
Cuerpo ha detallado que los principales motores de la economía han sido el consumo privado, gracias a la "buena evolución" del poder adquisitivo de los hogares, y "el buen comportamiento del mercado de trabajo, con una creación de 780.000 puestos de trabajo en 2023".
¿Qué pasará en 2024?
Desde Funcas, en su último panel de previsiones, señalaban un avance del PIB del 1,5% en 2024 (igual que en la anterior previsión). La ralentización procederá en parte de la demanda interna, con una aportación de 1,6 décimas, cinco menos que en 2023. Destaca la pérdida de ritmo del consumo, particularmente el público, pero también el privado, por el menor ritmo tendencial de creación de empleo y el acuerdo de moderación salarial. La inversión residencial también acusará un debilitamiento, contrarrestando el ligero repunte previsto de la inversión en equipamiento, en línea con la mejora del ritmo de ejecución de los fondos europeos. Los consumidores se enfrentarán este 2024 a la reciente reanimación de la inflación, que podría dañar su poder adquisitivo.
La demanda externa acusará el entorno internacional, de modo que restará una décima de crecimiento, frente a la aportación de tres décimas estimada para 2023. Los mercados de exportación reflejarán la debilidad de la economía europea, con una Alemania prácticamente en recesión. Por otra parte, se prevé una recuperación de las importaciones, tras el bache del año pasado y en línea con la elasticidad de estos últimos años, según explica el informe de Funcas.
"Habida cuenta del menor tirón de la demanda, y de la ausencia de un nuevo shock energético, tal y como se ha supuesto, la desinflación debería afianzarse en 2024 –si bien sin alcanzar los objetivos del BCE al menos hasta el año que viene. El deflactor del PIB, la variable que mejor mide las tendencias subyacentes, aumentará un 3,5%, dos puntos menos que el año pasado", sentencian desde Funcas.
La moderación procede tanto de los costes salariales como de los excedentes empresariales, tal y como señaló Christine Lagarde en la última reunión del Banco Central Europeo (BCE). La desinflación será menos pronunciada en términos de IPC, con un incremento del 3,1% este año, cuatro décimas menos que en 2023. La reversión de las medidas antiinflación se traduce en un incremento de los precios al consumo (estimado en seis décimas) sin afectar directamente los precios de producción. En 2025, tanto el deflactor del PIB como el IPC se aproximarán al objetivo del 2%, según los cálculos de Funcas.