Ya hay dato de cierre de deuda pública, y el Gobierno ha cumplido con el objetivo marcado en el plan presupuestario que envió a Bruselas. En un primer momento parecía una misión imposible que la deuda pública cayese al 119,5% del PIB (el objetivo). A falta de un mes para el cierre, el ratio se encontraba cerca del 122%. Sin embargo, la fuerte subida de la inflación en el último trimestre del año ha sido el mejor aliado del Gobierno, 'inflando' el PIB nominal de tal forma que se ha cumplido con el objetivo de forma holgada.
La deuda pública ha cerrado 2021 en el 118,7% del PIB, lo que equivale a una caída de 1,3 puntos respecto al dato de 2020 y se sitúa ocho décimas por debajo del objetivo marcado por el Gobierno (119,5%). Este recorte de 1,3 puntos menos respecto a 2020 (la deuda cerró ese año en el 120%) es gracias al descenso de casi 3 puntos que se ha producido entre el tercer y el cuarto trimestre. La clave está en la fuerte subida de precios en la parte final del año medida a través del deflactor del PIB, que ha inflado el denominador (PIB) en la ecuación.
Mientras que los datos de crecimiento del PIB en el cuarto trimestre hablan de un avance del 2%, este incremento solo representa el crecimiento real (cuantas manzanas y naranjas más se han producido respecto al trimestre anterior). Sin embargo, al incorporar el deflactor del PIB (cuánto más cuestan ahora esas manzanas y naranjas), se observa que en el cuarto trimestre la economía creció un 5% trimestral: 2 puntos porcentuales de crecimiento magro más otros 3 puntos de incremento trimestral del deflactor. El PIB nominal trimestral ha rozado así los 320.000 millones de euros (el dato de PIB nominal trimestral más alto de la historia), mientras que sin el efecto de los precios se habría quedado en 309.000 millones de euros.
Haciendo un ejercicio de ciencia ficción, si en el último trimestre del año solo se hubiera producido el crecimiento del 2% (a precios constantes), la deuda pública habría cerrado en el 119,7% del PIB y el Gobierno no habría cumplido con el objetivo de deuda por dos décimas.
Aunque el deflactor del PIB y el IPC son índices de precios diferentes, con el IPC marcando máximos de los últimos 30 años en los últimos meses de 2021, el Gobierno podía intuir que el deflactor iba a jugar a su favor a la hora de reducir la deuda sobre PIB a cierre de año, en cuanto el último trimestre empezase a formar parte de la ecuación. Tanto ha sido así, que el dato final de deuda ha quedado ocho décimas por debajo del estimado por el Gobierno, pese a que el PIB creció menos de lo que esperaba. Al final el crecimiento real se quedó por debajo (un 5% en el conjunto de 2021) de las estimaciones de Moncloa, pero el nominal ha sido del 7,2%.
Objetivo cumplido, problema no resuelto
Pese a esta reducción de la deuda, España sigue siendo el cuarto país de la zona euro con un mayor nivel de deuda sobre PIB. Solo Grecia, Portugal e Italia presentan unos ratios de endeudamiento superiores. Además, el déficit público español sigue disparado (alrededor del 5% del PIB), de modo que cuando la marea de la inflación y de la recuperación económica comience a descender, la deuda pública volverá a retomar su senda alcista, salvo que el Gobierno implemente un plan de austeridad que equilibre las cuentas públicas anuales.
Por otro lado, tampoco hay que olvidar que en términos absolutos, la deuda pública sigue subiendo. En euros contantes y sonantes alcanza los 1,428 billones de euros. Además, en diciembre (último dato disponible) la deuda registró un ligero incremento respecto al mes anterior del 0,1%, al sumar 1.503 millones.
En términos interanuales (diciembre de 2021 sobre el mismo mes de 2020) y absolutos, la deuda pública se ha incrementado en 81.979 millones de euros, 6,09% más, por los mayores gastos y los menores ingresos derivados de la crisis del coronavirus. Detrás del maquillaje creado por la inflación y la recuperación (denominador o PIB nominal), sigue habiendo un monstruo enorme llamado deuda pública española (el numerador).