Con el America First pronunciado por Donald Trump en la campaña electoral del 2016 se inició una guerra comercial entre Estados Unidos y China. Cuando ascendió al poder, tras ganar las elecciones, el dirigente estadounidense prometió poner fin a lo que definió como "prácticas de comercio injustas" por parte de China. Una posible vuelta de Trump a la Casa Blanca hace temer que endurecerá todavía más esta guerra comercial con el gigante asiático, un conflicto en el que Europa también perderá.
El expresidente de Estados Unidos se ve reforzado tras ganar, el pasado miércoles 24 de enero, las primarias de New Hampshire frente a su contrincante Nikki Haley. Esto lo perfila como candidato a la Casa Blanca del Partido Republicano para las presidenciales que se celebrarán en noviembre.
Los expertos miran con atención a los acontecimientos que se están desarrollando en la política estadounidense porque creen que una reelección de Donald Trump puede provocar todavía más tensión geopolítica, lo que alejará al mundo, todavía más, de la ansiada salida del ciclo económico.
Los estrategas de Danske Bank aseguran que es posible que la campaña electoral de Estados Unidos "lleve una retórica más dura sobre China" y una posible victoria de Trump "situaría las relaciones en una senda más impredecible".
Tal y como expresaron los editores de Bloomberg, un segundo mandato de Donald Trump "promete más de lo mismo, pero peor".
Por su parte, los analistas de Berenberg coinciden en que "va a mantener una postura más dura frente a China". Explican que al ser la segunda vez que su equipo se enfrenta a la presidencia "estarán más preparados" y podrán hacer políticas "más efectivas y de manera más rápida" que en su anterior mandato.
"Hay muchas incógnitas, pero Trump parece haberse concentrado en la guerra comercial con China", apuntó a la Agence France Presse (AFP), Steven Hamilton, profesor de la Universidad George Washington.
Pero la intensidad con la que Trump se imponga ante China debe preocupar a Europa. El subdirector general de Mapfre Economics, Gonzalo Cárdenas-Santiago, aseguró a elEconomista.es que todo apunta a una posible victoria del republicano y lo que espera el mercado es que "sea proteccionista no solo con China, sino con Europa". El experto recalcó que "se habla" de un arancel del 10% para todos los productos de fuera.
El investigador principal del Real Instituto Elcano, Enrique Feás, explicó que "la falta de una reacción ambiciosa por parte de la UE" en el momento que se inició todo esto, sobre todo con medidas flexibles para apoyar sus empresas "podría tener graves consecuencias para la competitividad y el desarrollo industrial europeo", reiteró.
De hecho, el propio Donald Trump aseguró en Fox Business en agosto lo siguiente: "Cuando las empresas llegan y venden sus productos en Estados Unidos, deberían pagar automáticamente, digamos, un arancel de 10%".
La media de aranceles que impone ahora Estados Unidos a los productos foráneos está en un 3,4%, según los datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), aunque hay disparidades según el país de origen.
Un incremento de tal calibre hará que se avive la guerra comercial y perjudicará todavía más a Europa. El Viejo Continente tiene una economía muy orientada a las exportaciones, sobre todo Alemania, que ahora mismo no está pasando su mejor momento económico al borde de una recesión en 2024.
Ucrania
Tanto en Berenberg como en Danske Bank coinciden en que es posible que Trump haga un recorte en las ayudas a Ucrania. Desde que se produjo la invasión de Rusia, el apoyo estadounidense al conflicto en pleno corazón de Europa asciende a 44.000 millones de dólares (40.450 millones de euros), según el Instituto Kiel para la Economía Mundial. Actualmente, Estados Unidos es el que más asistencia militar ha aportado a la contienda, superando el aporte de Alemania y Reino Unido juntos.
Esto lleva a que Europa tenga que asumir en su totalidad el apoyo al conflicto ucraniano y, por consiguiente, la reconstrucción del país en el caso de que la guerra llegue a su fin en los próximos cuatro años.
En líneas generales, el mercado prevé una "drástica reducción de la regulación", especialmente en materias antimonopolio y espera "un cambio" en el apoyo de las empresas de energías renovables hacia los combustibles fósiles.
El economista de Berenberg, Holger Schmieding, aseguró en una nota que el ascenso de nuevo de Donald Trump a la Casa Blanca podría incluir un aumento del gasto público y "una falta de disciplina fiscal que probablemente sería, al menos, tan pronunciada como la actual" bajo la Administración Biden.
El experto apuntó que es poco probable que las previsiones de crecimiento de Estados Unidos cambien mucho si Donald Trump vuelve a liderar el país desde el Despacho Oval.
Lo que está claro es que la Unión Europea tiene que estar atenta a lo que pueda pasar ya que la experiencia de los fondos Next Generation EU "demuestran que la lentitud en la asignación de los fondos es estructural en la UE y eso, en un sector tan dinámico como es el de los semiconductores, puede ser determinante", concluyó Enrique Feás en su publicación.