Opinión

China, lejos de salir de la crisis

  • El inmobiliario, una población envejecida, el intervencionismo y las tensiones comerciales frenarán el PIB del gigante

China arrancó en 2020 una larga etapa de debilidad económica de la que no ha logrado salir , pese al fin de las restricciones por el Covid. De hecho, el pasado año, el país creció al 5,2%, muy por debajo de las previsiones de los analistas y a años luz de los incrementos cercanos a los dos dígitos que el gigante asiático presentaba en la pasada década. Para revertir la situación el Gobierno y el Banco Central del país han anunciado diversas medidas, pero ninguna ha servido para impulsar más la economía, ni para evitar que la bolsa china siga cayendo. Con todo, lo más grave es que las perspectivas para los próximos ejercicios son pesimistas ante la incapacidad del Ejecutivo de Xi Jinping para paliar los problemas que amenazan con ahondar la crisis china. Se trata, en concreto, de la profunda recesión del sector inmobiliario, el potente control e intervencionismo por parte del Estado en las empresas, sobre todo las tecnológicas, y una población cada vez más envejecida, que reduce la mano de obra disponible.

A ello hay que sumar las tensiones que vuelven a surgir en el comercio internacional, especialmente en Oriente Medio, y que pasan factura a un país netamente exportador. Un problema que incluso podría ir a más si Donald Trump gana las elecciones de este año en EEUU y regresa a la Casa Blanca. Este cóctel de factores amenaza con prolongar la desaceleración que el PIB chino ya muestra. Una ralentización que, obviamente, tendrá consecuencias para el crecimiento mundial, al ser China la segunda economía del planeta. Pero este impacto negativo puede ser aún más reseñable en la propia Unión Europea. Ello debido a que Alemania, que es la potencia económica más grande del euro, tiene en China a su principal cliente.

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