
El mercado chino ha vuelto a estar en el centro de todas las miradas esta semana tras conocerse la filtración de que las autoridades chinas se estarían planteando movilizar hasta dos billones de yuanes (en torno a 260.000 millones de euros) de empresas estatales ubicadas fuera de la China continental, como parte de un fondo de estabilización para comprar acciones de China continental (onshore) a través del enlace que ofrece Hong Kong.
La medida, más allá del importe que planea movilizar, es una más de todas las implementadas por las autoridades chinas en los últimos meses para intentar relanzar una economía a la que cada vez más le cuesta cumplir con las menguantes previsiones lanzadas por el Gobierno chino y por el consenso de mercado, y sobre todo, para rescatar a unas bolsas que en las últimas semanas se han acercado a mínimos de los últimos cinco años. Y es que, el índice CSI 300, que está ponderado por free float y se compone de 300 acciones A que cotizan en la Bolsa de Valores de Shanghái o Shenzhen, llegó a tocar esta semana su nivel más bajo desde 2019.
En los últimos 12 meses, el Banco Central de la República Popular de China ha intentado en varias ocasiones levantar los ánimos del mercado. Entre los meses de febrero y marzo de 2023, por ejemplo, se puede datar su primer intento.
Las autoridades monetarias del país anunciaron una flexibilización de su política monetaria para impulsar el crecimiento. Un comunicado que, unido a los positivos datos macro publicados en esas fechas (sobre todo las cifras de PMI, que superaron las expectativas del consenso de mercado), dio lugar a dos sesiones de ganancias el 20 de febrero y a comienzos de marzo que rondaron el 2,5% y el 4% respectivamente en la bolsa de Shanghai-Shenzhen y en la de Hong Kong.
En los meses de verano, los máximos dirigentes del país se comprometieron en la reunión del Politburó a desplegar nuevas políticas de apoyo a la recuperación económica para impulsar su crecimiento, en particular el problemático sector inmobiliario. ¿El resultado en los mercados? El mismo que en la anterior ocasión: alzas del 2,5% y el 4% respectivamente en la bolsa de Shanghai-Shenzhen y en la de Hong Kong en varios días.
Los responsables políticos, tanto el Politburó como el Banco Central de China, se vieron obligados a tomar medidas después de conocerse que las promesas de crecimiento del país se iban desvaneciendo pese al levantamiento de las políticas de Covid cero.
Pasados los meses estivales, en septiembre, los mercados de China y Hong Kong lideraron las ganancias regionales después de que el principal planificador económico de China dijera que crearía un departamento designado para reforzar la vacilante economía privada del país. Los valores inmobiliarios subieron tras conocerse un acuerdo para evitar el posible impago de Country Garden y que China estaba estudiando reducir los límites a las participaciones extranjeras para atraer a los fondos internacionales.
Y es que la crisis del gigante inmobiliario escenificó a la perfección los problemas del sector en China al impagar los intereses de un bono en dólares por primera vez en la historia. Este impago no era sino el fiel reflejo de las dificultades de un sector que llevaba varios trimestres consecutivos en caída ante los problemas que tenía para cumplir con sus acreedores. Y ponía de manifiesto la crisis mucho más amplia que se vivía en China.
El 'rally' de Navidad
La última medida, el fondo de estabilización respaldado por el Estado para rescatar a sus lastradas bolsas, hunde sus raíces en los compases finales de 2023. Antes de acabar el año, las bolsas chinas cotizaron al alza durante varias jornadas puntuales al filtrarse los informes que sugerían que el banco central de China "seguiría impulsando los ajustes de política monetaria para apoyar la economía".
Estas informaciones, unidas a que el PBoC (la entidad central del país oriental) había ofrecido financiación barata a los bancos del país, lo que podría reflejar su preocupación por la fiabilidad de la demanda interna ayudó a que los mercados abandonaran -de manera momentánea- sus aspiraciones bajistas.
El Banco Popular de China mantuvo su tasa MLF a 1 año en el 2,5% y sorprendió a los mercados al no recortar la facilidad de préstamo a un año hasta el 2,40%, insuflando de nuevo cierto optimismo a los mercados que no ha sido ratificado hasta que esta semana se ha confirmado la intención del Gobierno del país de preparar el citado paquete de medidas para aplacar el desplome de sus bolsas.