La inflación volvió a repuntar en la zona euro en diciembre ocho meses después. Tras desacelerar ininterrumpidamente desde abril, el mes pasado el índice de precios al consumo (IPC) escaló hasta el 2,9% interanual, cinco décimas por encima del 2,4% de noviembre y en línea con lo esperado. El dato publicado este viernes por el órgano estadístico oficial Eurostat vuelve al nivel de octubre. Ofreciendo un titular más positivo, el IPC subyacente (excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco) volvió a desacelerar, descendiendo del 3,6% de noviembre al 3,4%. Más allá de seguir cayendo sin interrupción desde abril, el indicador subyacente arroja la lectura más baja desde marzo de 2022 (21 meses). Esta última métrica respalda el endurecimiento emprendido en verano de 2022 por el Banco Central Europeo (BCE) con la subida de tipos de interés.
La subida de la inflación general se debió especialmente a un aumento de la inflación de la energía, del -11,5% interanual al -6,7%. Esto se debió al famoso efecto base que tanta importancia ha tenido en las lecturas de inflación tras la pandemia llegándolas a convertir en una 'montaña rusa': al realizarse la comparación interanual con los grandes descensos del diciembre pasado, todo lo que no sea una caída similar empuja el índice al alza. El IPC energético cayó un 6,6% intermensual en diciembre de 2022, pero 'solo' descendió un 1,5% intermensual este último diciembre.
Mientras tanto, la inflación de los alimentos siguió cayendo el mes pasado (del 6,9% al 6,1% interanual en la categoría de alimentos, alcohol y tabaco). Los alimentos frescos sí subieron por segundo mes seguido (del 6,3% al 6,7% interanual) probablemente a unas condiciones meteorológicas desfavorables, por lo que pronto debería reajustarse a la baja.
La inflación de bienes duraderos (no energéticos), por su parte, siguió su clara ruta de desinflación y se situó en un 2,5% anual tras el 2,9% de noviembre. Una nota parcialmente negativa viene de la inflación de los servicios, que se mantuvo en un elevado 4% interanual tras haber ido cayendo progresivamente desde el 5,6% del pasado julio. La lectura intermensual del 0,7% en los servicios, aunque parezca alta, está por debajo de la media de los meses de diciembre entre 2010 y 2019. Al ir precedido de un fuerte descenso en noviembre, parece que el indicador vuelve a cierta normalidad. El IPC de los servicios preocupa al BCE en la medida en la que puede desembocar en unas presiones salariales que perjudiquen en la lucha contra la inflación.
Con esta subida de la inflación general en diciembre más que descontada por los analistas, el interés reside en las cifras de enero. "Es probable que los datos de enero sean mucho más importantes para el BCE, ya que muchas empresas ajustan sus precios a principios de año. Por lo tanto, es probable que enero sea el punto de partida a partir del cual la inflación seguirá cayendo gradualmente a medida que avance el año. Es más probable que las cifras de inflación de enero den una indicación de cuándo el BCE podría realizar su primer recorte de tipos de interés. Si la inflación tarda más en llegar al objetivo del 2%, el BCE probablemente recortaría los tipos más adelante, lo que sería una señal positiva para el euro, especialmente porque las expectativas de recortes de tipos ya han avanzado mucho y tal vez sea necesario ajustarlas", señala Antje Praefcke, estratega de Commerzbank.
"Creemos que la mayor parte del aumento de la inflación general de diciembre se invertirá en enero debido a nuevos descensos de la inflación de los alimentos y de la inflación subyacente. Y tanto la inflación general como la subyacente seguirán tendiendo a la baja este año. Al fin y al cabo, los anteriores descensos de los precios de producción de los alimentos aún no se han trasladado plenamente a los precios al consumo. La inflación subyacente de los bienes debería seguir bajando a medida que se sigan dejando sentir los efectos de la mejora de las condiciones de la oferta mundial y la bajada de los precios de la energía. Y las encuestas más oportunas sugieren que la inflación de los servicios seguirá disminuyendo, aunque más lentamente que el año pasado", valora tras los datos Jack Allen-Reynolds, analista de Capital Economics, quien cree que este repunte de diciembre es solo un "parpadeo". "En consecuencia, aunque los responsables políticos del BCE insisten actualmente en que los tipos de interés se mantendrán altos durante algún tiempo, seguimos sospechando que empezarán a recortarlos en abril o alrededor de esa fecha", añade.
Más cauto se muestra, también desde Commerzbank, el economista Christoph Weil: "A medida que avance el año, es probable que las empresas trasladen en mayor medida el reciente pronunciado aumento de los costes laborales a sus clientes, situando a la inflación subyacente justo por debajo del 3%. En este contexto, sería prematuro cantar victoria sobre la inflación. Es probable que el BCE se muestre reacio a bajar sus tipos clave. En nuestra opinión, las expectativas del mercado de 150 puntos básicos de recortes para finales de año son claramente exageradas. Esperamos solo 75 puntos básicos de recortes".
"La demanda sigue siendo débil, lo que constituye un motor desinflacionista muy importante en estos momentos. Además, los inventarios son elevados, lo que hace que las preocupaciones actuales sobre la cadena de suministro sean mucho menos inflacionistas que las de 2021. Y aunque las perturbaciones de los precios de la energía relacionadas con Oriente Medio constituyen un claro riesgo para las perspectivas, los precios del petróleo siguen actualmente por debajo de los 80 dólares por barril. Así pues, en conjunto, las perspectivas de inflación siguen siendo bastante benignas y esperamos que la inflación de la zona euro vuelva a situarse en torno al 2% a finales de año", tercia Bert Colijn, de ING. El analista espera también 75 puntos básicos de recortes y la primera bajada en junio.
Justo antes de conocerse el dato de inflación de diciembre, el mercado descontaba por primera vez desde mediados del pasado mes algo menos de 150 puntos básicos de recortes del BCE en 2024 (de seis bajadas a cinco) y una bajada completa (más de 30 puntos básicos) para la reunión de abril. Las cifras publicadas por Eurostat apenas han movido estas apuestas.
El dato global de la eurozona llega después de las lecturas nacionales de las principales economías. El caso más destacado fue Alemania, donde el órgano estadístico federal Destatis publicó sus cifras este jueves. Según la estimación preliminar, la inflación alemana puso fin en diciembre a un periodo de cinco meses de descensos, ya que la inflación general se situó en el 3,7% interanual, frente al 3,2% interanual de noviembre. La inflación armonizada para el cálculo de Eurostat se situó en el 3,8% interanual, frente al 2,3% de noviembre. "Recordemos que las principales diferencias entre las medidas de inflación nacional y europea son las distintas ponderaciones de los bienes de consumo individuales, así como el hecho de que la medida nacional incluye los precios de los juegos de azar y de la vivienda en propiedad", precisan desde ING. El IPC subyacente (ni energía ni alimentos en este caso), no obstante, se moderó del 3,8% al 3,5%, lo que sí remarca la tendencia desinflacionaria de fondo.
En diciembre, el repunte de la inflación general alemana se debió principalmente al efecto base en los precios de la energía tras la introducción de topes en los precios de la energía en diciembre del año pasado. Los datos del IPC nacional muestran que hubo un gran repunte de la inflación interanual energética (del -4,5% al +4,1%). Esto ocurrió porque la caída del 10% mensual en el IPC energético en diciembre de 2022, fruto de los subsidios energéticos gubernamentales, afecta a la base comparativa. De hecho, los precios de la energía volvieron a caer en diciembre, pero solo un 1,9% intermensual.
En Francia, el IPC nacional de diciembre aumentó también al 3,7% interanual desde el 3,5% registrado en noviembre, según la primera estimación publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee). "Este aumento de la inflación se debería a la aceleración anual de los precios de la energía y los servicios", explicaba ayer el instituto estadístico galo. En concreto, el precio de la energía se encareció en diciembre un 5,6% anual, frente a la subida del 3,1% de noviembre. Asimismo, en el último mes de 2023, el precio de los servicios se encareció un 3,1% interanual, frente al 2,8% de noviembre (el principal culpable fue el transporte), mientras que las manufacturas subieron un 1,4%, lo que supone medio punto porcentual menos que el mes anterior.
En España, La inflación general descendió una décima en diciembre respecto a noviembre y se situó en el 3,1%, según el indicador adelantado del IPC publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por su parte, la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados) se moderó considerablemente, al situarse en el 3,8% (4,5% en noviembre). La tasa de inflación subyacente se ha reducido en 2,4 puntos porcentuales desde julio y el de diciembre es el menor registro de esta tasa desde marzo del año pasado. El dato de diciembre vino marcado por el comportamiento de los componentes no subyacentes (energía y alimentos no elaborados), que cayeron en diciembre un -0,5% interanual, un descenso mucho más suave que el mes pasado (-2,2% en noviembre). El INE destaca la estabilidad de los precios de los alimentos y el menor crecimiento intermensual del precio de la electricidad respecto al año pasado. En sentido contrario destacan los carburantes, cuyos precios disminuyeron, pero con menor intensidad que el año anterior.
Italia, a su vez, sigue dando sus propios titulares. Por segundo mes consecutivo el IPC nacional bajó del 1% (en diciembre un 0,6% interanual) debido a los aún fuertes efectos base en la inflación energética, pero en el sentido contrario que en Alemania o el grueso de la eurozona (aquí la base de comparación -el dato intermensual de hace 12 meses- es muy alta y la actual más baja por medidas del Gobierno como la rebaja del IVA del gas). No obstante, en la inflación subyacente (ni energía ni alimentos frescos), más en línea con el resto de Europa, la tasa interanual bajó en diciembre al 3,1% respecto al 3,6% de noviembre y el 4,2% de octubre.
Volviendo a Alemania, Carsten Brzeski, también analista de ING, argumentaba tras conocerse los datos germanos que, si bien la tendencia a la baja de la inflación general a lo largo de 2023 fue principalmente resultado de los efectos base, la próxima etapa de desinflación estará impulsada por el endurecimiento de la política monetaria del BCE: "El debilitamiento de la demanda como consecuencia del aumento de los tipos de interés debería provocar caídas reales de los precios en los próximos meses. Esto ya se refleja en las expectativas de precios de venta, que han comenzado a bajar significativamente en el sector de servicios, siguiendo la tendencia anterior en el sector manufacturero".
Sin embargo, matizaba por otro lado Brzeski, las medidas del gobierno alemán para cerrar el déficit de financiación del presupuesto de 2024 introducirán una nueva presión al alza sobre la inflación. El retorno del IVA limitado del 7% al 19% normal para los servicios de restauración ya se decidió antes de que el gobierno tuviera un déficit de financiación en su presupuesto de 2024 (la mediática crisis por el freno de la deuda). Pero el aumento del precio de las emisiones de CO2, la introducción de un impuesto al plástico, un impuesto a los vuelos y el fin de los límites a los precios de la energía son nuevos impulsores inflacionarios en 2024, algo que puede afectar al dato global de la eurozona.