Economía

El misterio de las horas trabajadas en Europa: lo que hay detrás de la escasez de mano de obra

  • Ni la fortaleza macro ni la demografía explican la falta de mano de obra
  • En ING apuntan a las horas trabajadas, que languidecen desde el covid
  • Los economistas encuentran dificultades para entender esta evolución
Foto: iStock

Uno de los aspectos positivos dentro del cuadro económico de la eurozona sigue siendo el mercado laboral. A pesar de que la economía de la región se ha estancado en términos generales, la creación de empleo sigue siendo fuerte y el mercado de trabajo parece más tenso que nunca. La mejor noticia es que la tasa de desempleo ha caído hasta un mínimo histórico del 6,4% tras la pandemia. Pero, al mismo tiempo, las empresas de la eurozona consideran ahora que la mano de obra es el mayor problema de oferta que obstaculiza su actividad y al Banco Central Europeo (BCE) le preocupa que la rigidez del mercado laboral mantenga la inflación por encima del objetivo durante más tiempo dadas las mayores demandas salariales que propicia este contexto.

La fuerte recuperación económica tras el coronavirus y el envejecimiento de la población, que derivará en una menor fuerza laboral (menos personas en edad de trabajar), se citan a menudo como las principales razones de la escasez de esta mano de obra. Sin embargo, hay una métrica influyente que a menudo se pasa por alto y que algunos economistas, como los de ING, creen que ha tenido mucho que ver en el actual lienzo laboral europeo: el menor número de horas medias trabajadas por persona que se ha producido desde la pandemia. Aunque el BCE ya ha escrito sobre ello y la presidenta Christine Lagarde hizo mención a este factor en su reciente discurso de Jackson Hole, la magnitud de su impacto puede estar infavalorada, defienden desde el banco 'naranja'.

La media de horas trabajadas por persona se mantuvo bastante estable entre 2013 y 2019, pero experimentó una gran caída durante la pandemia. Mientras que el empleo ha crecido con solidez desde entonces, las horas trabajadas no, siendo el promedio aún un 2,2% menor que en los años previos al covid.

"La divergencia comenzó durante la pandemia con el uso generalizado de esquemas de reducción de jornada -como los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) en España-: durante el covid, los ajustes del mercado de trabajo en la zona euro se produjeron principalmente a través de reducciones de las horas de trabajo, en lugar de una destrucción total de empleo. Pero luego, tras dos años de recuperación y crecimiento decente del empleo, las horas trabajadas por empleado no se han recuperado mucho, con una clara brecha aún visible en los principales sectores", escribían Alessandro Infelise Zhou y Rubén Segura-Cayuela, economistas de Bank of America (BofA), en una nota para clientes a comienzos de verano.

Aunque la recuperación de las horas ha seguido en curso, la tendencia se ha ralentizado sustancialmente. Esto significa que se necesita más gente para hacer una cantidad similar de trabajo. En la actualidad, según los cálculos de ING, esto se traduce en 3,8 millones más de personas empleadas en la eurozona que si todo el mundo volviera a la media de horas que trabajaba en los años anteriores a la pandemia.

Dicho de otro modo, 3,8 millones de personas tienen ahora empleos que no habrían sido necesarios si la gente trabajara las mismas horas que en los años previos a la pandemia. Según las estimaciones de ING en un informe del departamento de investigación del banco, esta cifra equivale a dos puntos porcentuales del desempleo. Si estas personas se 'sumaran' al paro, se difuminaría el escenario de escasez de mano de obra y, añaden desde el banco, la eurozona probablemente no experimentaría presiones salariales significativas.

"Por supuesto, mucha gente no habría estado buscando trabajo en un entorno que no fuera tan excepcionalmente ajustado, sin embargo, incluso utilizando la aproximación a la Ley de Okun hecha por Andrew Abel y Ben Bernanke -expresidente de la Fed de EEUU- en 2005, encontramos que el reciente crecimiento del PIB debería correlacionarse aproximadamente con una tasa de desempleo del 7,5%. No es en absoluto alta, pero sí lo suficiente para no generar presiones salariales significativas, según la estimación de la tasa de desempleo natural (el paro estrucutural) de la Comisión Europea", explica Bert Colijn, economista sénior de ING, en el citado informe.

Esto desmontaría, según Colijn, el argumento de que la economía actual es tan fuerte que provoca escasez de mano de obra. "Sobre todo teniendo en cuenta que el total de horas trabajadas apenas ha superado los niveles anteriores a la pandemia", apuntala el economista.

El citado envejecimiento de la población, que con el tiempo hará disminuir la población activa, continúa el experto, "tampoco es una de las causas de la escasez actual, ya que el número de personas que trabajan y buscan trabajo nunca ha sido tan alto como ahora". Esto alimenta su tesis es que la causa principal de esta escasez parece residir en la disminución de la media de horas trabajadas, si bien admite que las razones de este descenso no están tan claras.

Una primera observación la hacen en ING por el flanco de los tipos de contrato. Curiosamente, señalan, el número de personas que trabajan a tiempo parcial ha disminuido desde el inicio de la pandemia, lo que en realidad tiene un efecto positivo sobre la media de horas trabajadas. Si se observa el número medio de horas trabajadas por los trabajadores a tiempo parcial, éste incluso está aumentando en estos momentos. En cambio, el número de horas trabajadas por los trabajadores a tiempo completo ha disminuido.

Las bajas por enfermedad y el acaparamiento de mano de obra son razones plausibles de la caída de la media de horas trabajadas, como también concluía el BCE en una reciente entrada de su blog. Las bajas por enfermedad aumentaron significativamente en 2022 en los países que facilitaron datos, como Alemania, Países Bajos y España, pero es difícil relacionar las cifras con la pérdida de horas trabajadas, matiza Colijn. Esto parece estar relacionado en parte con las bajas por covid persistente, pero otros tipos de bajas por enfermedad de larga duración también parecen haber aumentado, según datos anecdóticos.

Respecto al acaparamiento de mano de obra, en estos tiempos de escasez, las empresas podrían retener a los empleados que podrían necesitar en el futuro haciéndoles trabajar menos horas. El BCE señala que "las empresas se han mostrado reacias a desprenderse de empleados cualificados que podrían necesitar en el futuro".

Lo que también podría estar ocurriendo es que las personas que han sido contratadas desde la pandemia quieran trabajar menos horas, lo que reduciría la media de horas trabajadas. En un mercado laboral tenso, esto podría ocurrir porque la gente puede exigir más en las negociaciones con los empresarios. Sin embargo, no hay datos que lo demuestren, reconocen desde ING.

Otra variable a tener en cuenta es el efecto composición, aunque esto no parece explicar totalmente la caída de la media de horas trabajadas. La reducción se ve influida en cierta medida por la demografía de los que trabajan y en qué sectores. La media de horas semanales trabajadas por las mujeres a tiempo completo es inferior a la de los hombres, y las mujeres se han incorporado más al mercado laboral en los últimos años. El empleo femenino (con un promedio de 32 horas semanales) ha crecido un 4% desde el cuarto trimestre de 2019, mientras que el empleo masculino (con casi 38 horas semanales) creció solo un 0,8% en el mismo período. "Si bien esto contribuye a la disminución promedio, también ha habido una fuerte caída tanto para hombres como para mujeres en el promedio de horas trabajadas, lo que indica que el efecto de composición no explica toda la historia", esclarece el informe.

Lo mismo puede decirse del desglose por sectores. Más personas han encontrado empleo en sectores con una media de horas trabajadas más baja, pero el impacto de ello es marginal para el resultado global. "Si mantuviéramos estables los porcentajes a partir de 2019 durante toda la pandemia, el resultado en materia de empleo no habría sido diferente. Observamos que las horas trabajadas cayeron más para los sectores que vieron crecer el empleo más rápidamente, pero seríamos cautelosos a la hora de llamar a esto una explicación de efecto composición para el descenso de la media de horas trabajadas. Parece más lógico que la mayor caída de la media de horas trabajadas se tradujera en una mayor demanda de trabajadores para mantener la producción. De hecho, la escasez de mano de obra es mayor en los sectores en los que más se redujo la media de horas trabajadas", apuntan desde ING.

En su prospectiva, los economistas de BofA, coinciden en que algunas razones relacionadas con la oferta desempeñen un papel en esta brecha que muestran las horas trabajadas, citando también las preferencias de los trabajadores o el aumento de los niveles de enfermedad entre la población activa así como la reasignación sectorial hacia la construcción y el empleo público, que también han contribuido a reducir las horas por trabajador.

No obstante, aclaran, en general, la oferta de mano de obra se ha mantenido bastante sólida en la zona euro, lo que les hace apuntar al lado de la demanda (los trabajadores que requieren las empresas): "Somos escépticos ante los argumentos que ignoran por completo el papel de la debilidad de la demanda agregada. A fin de cuentas, parte de la flexibilidad adoptada en algunos países (y preexistente en Alemania incluso antes de la pandemia) consiste en favorecer el ajuste del mercado laboral mediante oscilaciones de la demanda. Los sectores en los que el impulso de la contratación ha sido mayor que antes de la crisis (por ejemplo, el sector industrial en general o, a nivel granular, partes de los servicios como el sector inmobiliario y las finanzas) parecen mostrar menores diferencias en las horas trabajadas, lo que puede sugerir que una demanda suficiente habría ayudado a reabsorber este slack (hueco) de horas".

Colijn, de ING, reconoce que no comprender del todo esta evolución de las horas trabajadas dificulta pronosticar qué vendrá después, pero tanto una recuperación del nivel de las mismas como una estabilización en el nivel actual tienen graves implicaciones para la economía de la eurozona, las empresas y el BCE.

Si la recuperación de la media de horas trabajadas por persona coge velocidad, en los próximos años probablemente se producirá un alivio de la escasez de mano de obra, pero también una tendencia al alza del desempleo, ya que se necesitarán menos personas para alcanzar las mismas horas trabajadas. Esto aliviaría sustancialmente las presiones salariales. A su vez, esto frenaría la renta y el consumo global de los hogares, pero no estaría necesariamente desencadenado por ningún desarrollo cíclico regular. "Significa que el mercado laboral se volvería menos tenso sin que un acontecimiento macroeconómico lo provocara", apostilla el economista.

Si, en cambio, la media de horas trabajadas por persona no se recupera de forma significativa a partir de aquí, significa que se ha producido un desplazamiento permanente a la baja de la oferta total de mano de obra. Esto se traduce en una escasez de mano de obra más permanente y en presiones salariales más rápidas -como las que ya se están viendo ahora- y, por lo tanto, significa que la política monetaria debería seguir siendo más restrictiva en comparación con una situación en la que la media de horas trabajadas es más elevada. "En general, la reducción de la producción media por trabajador significa que la producción potencial se reducirá en un momento en que las fuerzas demográficas empezarán a reducir la población activa. Una perspectiva que rebaja las expectativas de crecimiento del PIB a medio plazo", concluye Colijn.

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