
La desinflación sigue avanzando en EEUU. El índice de precios al consumo (IPC) desaceleró hasta el 3% interanual en junio respecto al 4% de mayo, según los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo. Es la lectura más baja en 27 meses, desde marzo de 2021. Asimismo, el IPC subyacente, que excluye a los alimentos y la energía, baja del 5,3% al 4,8%, mínimo de 20 meses. Esta última métrica, que está demostrando persistencia y es la que preocupa especialmente a los bancos centrales ahora mismo, cae incluso por debajo del 5% esperado. En tasa intermensual, tanto el IPC general como el subyacente avanzan un 0,2% frente al 0,3% previsto.
Aunque no se espera que estos datos hagan a la Reserva Federal apearse de subir los tipos 25 puntos básicos hasta el rango 5,25%-5,5% en su reunión de julio dentro de dos semanas, suponen un cierto alivio y siembran la duda de qué hacer con la segunda subida de 25 telegrafiada por el banco central de aquí a que acabe el año. La Fed siempre puede argumentar que el 4,8% del IPC subyacente aún sigue muy lejos del objetivo del 2%. De hecho, es justo lo que ha dicho el presidente de la Reserva Federal de Richmond, Thomas Barkin, tras la publicación de la BLS.
Entre los componentes que han contribuido a la desaceleración están los coches de segunda mano, los bienes duraderos y las tarifas aéreas. En el caso de los primeros, los analistas venían advirtiendo de un descenso de los precios en las subastas mayoristas que se acabaría trasladando al IPC. La caída del 1,5% intermensual así lo prueba, quedando el porcentaje interanual en el -5,2%.
En lo tocante a los bienes duraderos, la caída del 0,1% en el mes sucede a dos lecturas consecutivas del 0,6%. En lo que respecta a las tarifas aéreas, ha sido muy pronunciado su descenso intermensual del 8,1%, lo que ha restado alrededor de 0,1 puntos porcentuales al crecimiento del IPC general.
Otra nota positiva son los alimentos, que suben un 0,1% intermensual, quedando el saldo interanual en el 5,7% cuando el pasado agosto rebasaba el 11%. La relajación del IPC general se produce aun cuando la energía ha pasado de caer un 3,6% mensual en mayo a subir un 0,6% en junio, espoleada especialmente por la gasolina (el descenso del 5,6% mensual en mayo da paso a un alza del 1% en junio). En el cómputo interanual, el descenso de la energía es ya del 16,7%.
En junio continuó la tendencia a la baja de la inflación de la vivienda, con un nuevo aumento del 0,5% del IPC de los alquileres, mientras que el índice de los alquileres equivalentes de los propietarios, más extendido, subió un 0,4% (un 0,5% en los meses previos). La vivienda sigue representando la mayor parte de la subida del IPC entre mayo y junio (el 70% del avance del 0,2% intermensual), pero los expertos insisten en que se trata de un indicador rezagado.
También se observaron indicios de ralentización del aumento de los servicios básicos, excluida la vivienda. Aunque esto se debió en gran medida a la citada caída del 8,1% de las tarifas aéreas, que refleja sobre todo la bajada de los precios del combustible y no las condiciones del mercado laboral, es el sector que los funcionarios de la Fed están vigilando más de cerca. La buena noticia para ellos es que la tasa interanual en estos servicios está ya en el 4% cuando el año pasado coqueteaba con el 7%.
"La moderada subida del 0,2% intermensual de los precios de consumo subyacentes en junio no impedirá que la Reserva Federal vuelva a subir los tipos a finales de este mes, pero respalda nuestra opinión de que la tendencia a la baja de la inflación subyacente se acelerará en el segundo semestre del año", valora Andrew Hunter, de Capital Economics.
"Seguimos confiando en nuestras previsiones de moderación de la inflación. La desaceleración de la inflación de los alquileres será un motor importante de esa ralentización, y ahí lo peor ya ha pasado. La inflación de los alquileres se moderará en los próximos meses porque los alquileres realizados tardan unos 12 meses en reflejarse en el IPC", apunta Ryan Sweet, de Oxford Economics.
Pese al halo positivo de los datos, Sweet coincide en que esto no disuadirá a al banco central de subir los tipos a finales de mes: "La Fed se ha acorralado a sí misma, ya que la comunicación de sus funcionarios ha indicado que otra subida de tipos este mes es prácticamente segura. Sin embargo, los nuevos datos podrían dar a la Fed motivos para debatir si son necesarias nuevas subidas de tipos después de este mes".
En cualquier caso, el tono de optimismo se ha trasladado rápidamente a los mercados. Con la subida de julio descontada en más de un 90%, las apuestas de mercado han empezado dudar con la de septiembre. Si ayer le daban un 22% de opciones a esa subida, tras el informe de inflación le dan un 13% de probabilidades, según los datos de FedWatch.
El rendimiento del bono del Tesoro a dos años, el más sensible a la trayectoria de los tipos de interés, ha caído del 4,86% al 4,76%, alejándose de los máximos de 2007 marcados la semana pasada por encima del 5,1% cuando los datos macro evidenciaban una economía aún muy fuerte. En el caso del bono del Tesoro a 10 años, la caída en el rendimiento ha sido del 3,96% al 3,95%, cuando hace una semana resquebrajaba el 4%. El gran perjudicado ha sido el dólar, que aunque caía ya horas antes del dato de IPC, después ha llegado a perder un 0,6% frente al euro hasta las 1,1077 unidades por euro.
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