Casi un año y medio después de su aprobación, el debate sobre el impacto de la reforma laboral en la economía española sigue abierto. ¿Ha contribuido realmente a la creación de nuevos puestos de trabajo? ¿Y tiene margen para seguir haciéndolo? Hasta ahora, el Gobierno había defendido en bloque que la nueva norma conlleva una transformación estructural del mercado laboral que impulsará a medio y largo plazo el empleo. Pero las últimas estimaciones remitidas por el Ministerio de Asuntos Económicos a Bruselas apuntan a que este efecto en términos de incremento de la ocupación ya habría tocado techo en su primer ejercicio en vigor.
Hace un año, en la presentación del Plan Nacional de Reformas la vicepresidencia económica de Nadia Calviño remitió a la Comisión Europea un cálculo en el que estimaba que las medidas de la reforma laboral dirigidas a reducir la dualidad tendrían un impacto de 1,66 puntos porcentuales en la ocupación en su primer ejercicio, cifra que se iría elevando progresivamente a 4,8 puntos en los tres años siguientes, para situarse en 3,9 puntos en 2023.
Sin embargo, un año después, el mismo documento y con la misma metodología arroja un cambio sustancial. El impacto en el empleo se reduce a 0,1 en 2023 y a niveles de entre 0,2 puntos en los próximos tres años, para quedarse en los 0,5 puntos en diez años. Esta reducción también se extiende a otras variables como el impacto en el PIB (que cae de 1,43 putos en dos años a dos décimas).
El dato es sorprendente, máxime cuando otros apartados de la reforma laboral al margen de la dualidad, como el impacto del Mecanismo RED llamado a sustituir a los ERTEs de la pandemia, no han sufrido esta revisión en la actualización. De hecho, su impacto previsto el empleo de esta figura, introducida por Calviño y el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, en la negociación de la reforma laboral, es más elevado ahora (se mantiene en 1,7 puntos porcentuales en tres años) que el de las medidas para reducir la temporalidad. Ello pese a que su eficacia real ha sido mucho más restringida (con poco más de 4.000 afectados en el único RED activado, el de las agencias de viaje).
¿Por qué el recorte sólo se centra en la temporalidad? Consultadas por elEconomista.es, fuentes del departamento que dirige Nadia Calviño niegan la mayor. Las nuevas tablas de 2023, que se elaboran según el Modelo de Expectativas Racionales para la Simulación y Evaluación Política de la Economía Española o REMS (acrónimo de Rational Expectations Model for Simulation and Policy Evaluation of the Spanish Economy) "son plenamente consistentes con el análisis de impacto de la reforma laboral que se había realizado hasta ahora".
Impacto inicial mucho mayor del estimado
Se trata de una cuestión de "interpretación de los datos" y no de revisiones a la baja de la estimación. Entonces, ¿cómo se explica la nueva estimación? Porque la reforma ha tenido un "éxito sin precedentes" mayor del esperado.
En Economía recuerdan que entre enero de 2022 y abril de 2023 hay 987.000 afiliados más, lo que supone un incremento del 5,03% en un año. Tal resultado ha superado también las expectativas en cuanto a impacto en el PIB potencial "y por lo tanto, en la creación de empleo estructural y observada".
La vicepresidencia de Asuntos Económicos certifica así que la reforma laboral "ha tenido un impacto en cuanto a creación de empleo mucho mayor al anticipado y previsto en su primer año de vigencia", sobre todo en lo que afecta al sistema de contratación. En definitiva, "el impacto del año pasado que se esperaba fuera en 3 años se ha producido de forma anticipada en 2022" y, por eso, en la tabla actualizada "se incluye la estimación del impacto que queda restante en el empleo para los próximos años".
Pero estos datos, positivos a priori, suponen también que el impacto de la reforma laboral ha tocado techo en su primer ejercicio. Y beneficios previstos para los años siguientes en términos de creación de empleo se han reducido de 1,7 puntos a dos décimas en un año y de cuatro a 0,5 puntos en diez años significa que el margen de mejora se ha reducido a un mínimo.
Menos contratos, más empleos
Este análisis parece coherente con otros indicios de que, superado el empuje provocado por el 'rebote' de la actividad tras la pandemia, la reforma tiene un escaso recorrido para crear empleo neto más allá de la recuperación de la pandemia. De hecho, la contratación ya cae a tasas superiores al 20%.
Sin embargo, los ministerios de Trabajo y de Inclusión y Seguridad Social insisten cada mes en que esto se debe a que se firman más contratos indefinidos que nunca, mientras los temporales, aunque siguen siendo más de la mitad de los que se firman, se están reduciendo. Esto supone que, aunque se crean menos empleos nuevos, también se destruyen muchos menos por la temporalidad, con lo cual el saldo es positivo. Es la mayor calidad del empleo la que explicaría que el paro siga reduciéndose y el empleo en términos de EPA y de afiliación siga subiendo con intensidad.
Sin entrar a valorar los datos de Economía, fuentes del Ministerio de Trabajo recuerdan a elEconomsita.es que desde la entrada en vigor de la reforma el mercado laboral ha dado signos de fortaleza que ha desmontado "muchos vaticinios y proyecciones" que auguraban lo contrario.
Y ello "cumpliendo con su objetivo fundamental: mejorar la calidad en el empleo" y aproximando el mercado laboral español "por primera vez en la historia" a la tasa de temporalidad de los países europeos "tras una una caída de diez puntos porcentuales, en los últimos meses".
"Son estos datos, y no las previsiones en un entorno de volatilidad e incertidumbre evidente, los que centran el esfuerzo del Ministerio de Trabajo y Economía Social" remarcan. De hecho insiste, como reconoce también Economía, en que el año 2022 fue el más intenso de la última década en creación de empleo. Pero la pregunta es: ¿puede mantenerse esta aportación positiva?
¿Más y mejor empleo?
En el arranque de 2023 el crecimiento de la afiliación vuelve a tasas interanuales niveles levemente más bajos, comparables a los que se registraban en 2019 pero algo por debajo de los que se anotaban en 2017 o 2018, cuando España seguía recuperándose de la crisis financiera. Aunque en este caso, hay que tener en cuenta también el contexto geopolítico y la incertidumbre económica por la inflación y otros factores.
Por otro lado, los indicadores de empleo ligados a la contabilidad nacional (es decir, el PIB) he tenido una recuperación mucho más débil que las cifras de afiliación o las de ocupación de la EPA. Así, las horas trabajadas siguen un 0,9% por debajo de los niveles de 2019. Esto implica que la recuperación de la economía española avanza, aunque sigue lastrada por una merma de la productividad, pese a la mejora de la calidad del empleo.
Porque el hecho innegable es que el primer año de la reforma laboral ha reducido las estadísticas de temporalidad y subempleo a niveles inéditos en la serie histórica, aunque siguen a la cabeza de Europa (en gran parte por culpa del sector público).
Aunque existen cada vez más estudios que detectan un 'trasvase' de la precariedad de los contratos eventuales a los indefinidos, especialmente por los fijos discontinuos, el consenso de los analistas también incide en que la situación resulta mejor que la previa a la reforma. Lo que no significa que a España le quede un largo camino para converger con las grandes economías europeas.
En este contexto, sorprende que sea el propio Gobierno el que arroja sombras sobre la capacidad de la reforma de avanzar por este camino de "más y mejor empleo" como receta para elevarla ocupación y seguir reduciendo el paro.