
El desembarco de la generación Z, los menores de 25 años, en el mercado laboral parece haber provocado un terremoto en empresas de todo el mundo, que se encuentran con una manera de ver las cosas muy diferentes a la tradicional. Se ha hablado de que estos jóvenes provocan a una revolución en los recursos humanos motivada por los nuevos valores que representan, expresados a través de movimientos como el de la 'renuncia silenciosa'. Pero la realidad es muy diferente: más de la mitad de los jefes optan por cortar por lo sano y despedirles. Dos de cada diez lo hace incluso antes de cumplir una semana en el puesto.
A veces es difícil distinguir el marketing de recursos humanos del análisis laboral serio. Y, desde luego, un ejemplo de ello es el 'bombo' dado a la nueva hornada de empleados. ¿Qué diferencia a los nuevos trabajadores de hoy de los de hace diez años?
En realidad, varía mucho del país y del sector afectado. La situación no es idéntica en España, campeón de paro juvenil en la OCDE, y en Estados Unidos, un país aún afectado por una dificultad para contratar sin precedentes en las últimas décadas.
Pero históricamente los jóvenes han sido considerados trabajadores con buena cualificación que compensaban su falta de experiencia con una actitud entusiasta y, por supuesto, salarios más bajos. Lo que ocurre es que aquellos que acaban de iniciar su andadura profesional en un mundo aún marcado por la pandemia no encajan en este modelo.
No es que su visión del entorno profesional y sus condiciones laborales sea más crítica, pero lo expresan con mucha mayor contundencia. Sobre todo, aquellos que trabajan en sectores que hasta hace poco mantenían una alta demanda de mano de obra, como el tecnológico, el financiero o el marketing. Fueron ellos los que empezaron a mover el hashtag #QuietQuitting (renuncia silenciosa) en redes sociales como TikTok, que tuvo un eco quizá desproporcionado en el mundo de los recursos humanos. En sus videos y contenidos, estos jóvenes explicaban cómo se negaban a cumplir con las exigencias de horarios y esfuerzo de sus nuevos jefes.
Pero lo que prometía convertirse en un cambio de paradigma, en la práctica, se ha transformado en un choque de trenes generacional. O al menos así se desprende de un estudio elaborado por la plataforma ResumeBuider entre directivos y jefes con responsabilidades a la hora de contratar: el 74% considera que la Generación Z es la peor franja de edad para trabajar, y la mitad encuentra serios problemas para hacerlo en su día a día.
¿Vagos y 'ofendiditos'?
¿Qué problemas? El principal, la falta de competencias técnicas (algo sorprendente en unos supuestos nativos digitales), seguido de la falta de motivación, que se distraen fácilmente o se "ofenden" fácilmente. Mas de un 20% los considera incluso "deshonestos".
Esto se traduce en que más de la mitad de los jefes encuestados, un 59%, ha tenido que despedir a un GenZ. Aunque el 46% afirma que la opción más común para librarse de ellos es "dejarles ir" (es decir, ni siquiera amagar con hacer una contraoferta en caso de dimisión), lo cierto es que no les tiembla el pulso al despedir. De hecho, un 20% ejecuta los despidos en menos de una semana, mientras el 27% solo ha esperado un mes.
A pesar de que la falta de cualificación técnica para el puesto es el mayor reproche que se les hace, no es la primera razón para el despido. La principal es la fala de "motivación y esfuerzo" y que se "se ofenden demasiado fácilmente". Una curiosa forma de de expresar que se enfrentan a sus jefes y sus compañeros.
¿Son extrapolables estos resultados a España? Hay que tener en cuenta que la legislación del despido en Estado Unidos es muy diferente a la española y que la encuesta de ResumeBuilder no discrimina entre despidos propiamente dichos y el cese por no superar el periodo de prueba, que en nuestro país abarcan entre 2 y 6 meses de máximo.
Un indicador llamativo sería que en nuestro país estas últimas se han disparado en el último año, aunque las estadísticas de Seguridad Social que lo reflejan no especifican la edad de los afectados.