
Para muchos, la pandemia iba a suponer un antes y un después en los desplazamientos al trabajo, incluso aventuraban el fin de la oficina tradicional. El retroceso sufrido por el teletrabajo desde entonces ha supuesto un jarro de agua fría para las expectativas más entusiastas. Hasta las medidas de ahorro energético por la guerra de Ucrania apuestan por el presencialismo. Pero los nuevos trabajadores de la Generación Z no parecen dispuestos a dar su brazo a torcer.
Según una encuesta de la plataforma inmobiliaria para oficinas IWG entre jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, el 85% quiere una oficina cerca de casa y el 51% quiere poder trabajar desde su hogar. Solo un 25% valora tener una oficina situada en el centro neurálgico de la ciudad.
Además, a cuatro de cada diez (38%) le gustaría tener un horario flexible, y el 43% afirma que dejaría un trabajo si no le ofrecieran un buen equilibrio entre vida personal y laboral.
Hay que tener en cuenta que este estudio abarca desde personas de 25 años que acaban de empezar su carrera profesional a niños de 10 que no lo harán hasta dentro de unos cuantos años, pero sus conclusiones son similares a muchos otros análisis realizados en los últimos meses sobre las ideas que traen los que heredarán el mercado de trabajo español.
Y en base a estas se permiten augurar que su llegada a la madurez laboral implica "que la era de los largos desplazamientos está llegando a su fin". Ahora bien, al tratarse de personas tan jóvenes la pregunta sobre estas y otras expectativas laborales es la misma: ¿se basan estas ideas en una experiencia real?
50 minutos de viaje al día
En España, antes de la pandemia, la duración media del desplazamiento de casa al trabajo era de 25 minutos, en la media europea según los últimos datos elaborados por Eurostat. Es decir, 50 minutos 'in itinere' al día, pero contando la vuelta.
La duración variaba entre los 27 minutos en el caso de quienes vivían en ciudades y los 22 minutos de las zonas rurales. Aunque un 43% de los trabajadores superaba esta duración media de ida, solo un 10% rebasaba la hora de trayecto (que asciende a dos en total).
Estos datos son la media nacional, que no desagregan la situación de grandes ciudades como Madrid o Barcelona.
No existen muchos estudios sobre el cambio en estos hábitos, pero los existentes sí permiten dar idea de que la demanda por mejorar la flexibilidad y la conciliación ha aumentado desde la pandemia, no solo a través de teletrabajo, sino mejorando horarios. En este punto encajan movimientos como el la Renuncia Silenciosa, vinculados especialmente a los jóvenes, aunque estos no son los únicos que lo reclaman.
Si estos identifican estas ventajas con una reducción aún mayor de los desplazamientos y se desentienden del modelo habitual de oficinas (situadas en ubicaciones céntricas de las ciudades) la tendencia puede asentarse en unos años con el aterrizaje de todos estos trabajadores en posiciones más 'senior' que centran la toma de decisiones.
Pero el sueldo ante todo
Sin embargo, no es lo único que esperan los trabajadores del futuro. El estudio de IGW deja claro que sus prioridades no son tan diferentes de las de sus mayores: para el 73% el salario es el factor más importante, seguido de las oportunidades de promoción (54%).
De hecho, la remuneración insuficiente fue la principal razón para dejar un trabajo entre los que lo tuvieron y acabaron renunciando.
Pero en el futuro que imaginan también cobran fuerza otras promesas, como la de los modelos híbridos de trabajo. Empezando por la jornada de cuatro días, que se convertirá en una realidad para el 55%.
Por otra parte, más de dos tercios (69%) afirman que la inteligencia artificial y la automatización serán cada vez más comunes en los entornos de oficina, aunque solo un 35% cree que afectará a sus propios puestos de trabajo.