
Las empresas españolas incrementaron la remuneración media por hora un 3% interanual en 2022, según revelan los últimos datos de la Oficina Europea de Estadísticas que sitúan a nuestro país a la cola de la zona euro, donde el aumento medio alcanzó el nivel de los cuatro puntos porcentuales. Es decir, nuestras compañías elevaron las retribuciones un 25% menos.
La variación interanual es la segunda más baja entre los países que utilizan la moneda única, solo por encima del 2,3% que comparten Finlandia, Malta e Irlanda. En el extremo contrario, se sitúan Lituania y Estonia, países más expuestos a la volatilidad de los precios por su cercanía con el conflicto ucraniano, con subidas del 13,4% y 8,8% respectivamente.
Por su parte, la subida de sueldos en la primera economía del euro, Alemania se situó en el 4,9 puntos, con nuestro país un 31% por detrás.
Los datos reflejan el impacto real en los costes salariales de las empresas, de un escenario de inflación desbocada de subida de tipos que vino acompañado en muchas economías, como Alemania o Países Bajos por la falta de mano obra. Esto elevó la presión por parte de los bancos centrales, como el europeo o el de España a vigilar posibles 'efectos de segunda ronda'.
El análisis de Eurostat tiene en cuenta las remuneraciones directas, primas y asignaciones pagadas por "en metálico o en especie" a un asalariado a cambio del trabajo realizado. Pero también los pagos por planes de ahorro, los producidos por días no trabajados y los abonados en concepto de comida, combustible, coches de empresas u otros.
Aun así, en el caso de España los datos son similares a los recogidos por las estadísticas de convenios colectivos, que cerraron 2022 en un nivel de incremento salarial del 2,8, aunque en el arranque del año ya ha alcanzado el 3%.
Dudas para la competitividad
Esta relativa moderación en los costes salariales en el pasado año supone un alivio para las posiciones del BCE, cuya hoja de ruta de subida de los tipos cada vez más cuestionada por sus efectos en el sector financiero y la economía real.
Significa que, frente a los temores, la dupla de inflación y tensiones en el mercado laboral por la falta de trabajadores en sectores como la industria, la construcción y los servicios no se han trasladado con tanta intensidad a los sueldos, aunque fueron estos sectores donde se registraron los mayores incrementos.
En España la lectura por parte del Banco de España, muy cauto a la hora de plantear subidas salariales, puede ser similar, aunque debido a la elevada tasa de paro de nuestro mercado laboral también arroja un problema de competitividad respeto al resto de la zona euro a la hora de atraer trabajadores foráneos y retener a los nacionales.
No en vano, el salario por hora en España se sitúa en los 25,5 euros, mientras que en nuestro país queda en 11,6 euros. Descontando factores como la composición del mercado productivo (en España muy escorado a los servicios) y el coste de la vida, la brecha es abultada. Sobre todo, a la hora de competir con otros países como Alemania o, fuera de la UE, Reino Unido, destinos habituales de la emigración cualificada.
Lo que también muestran es que la evolución real del coste salarial supera a la subida del SMI, del 5,2% aprobada entre finales de 2021 y 2022, no se ha trasladado plenamente a los costes salariales, aunque los datos no recogen el impacto del incremento del 8% aprobado para 2023. En cualquier caso, la evolución del pasado año puede dar pie a los sindicatos a reclamar mayores subidas salariales.