El "dinamismo" del empleo se ha "intensificado" en el primer trimestre de 2023, según el Banco de España, que en su último Informe Trimestral de la Economía española da por buenos los datos 'desestacionalizados' avanzados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Frente a ello, Eurostat señala a la economía de nuestro país como la que tiene menor capacidad de crear empleo en toda la Unión. Un balance demoledor en el primer aniversario de la reforma laboral que no parece que vaya a mejorar en los próximos trimestres. O incluso años.
El organismo que preside Hernández de Cos admite que el aumento de la afiliación no será suficiente para que la tasa de paro baje del 12%, al menos, hasta 2026, según las previsiones del supervisor. De hecho, ni, aunque se cubrieran todas las vacantes registradas a cierre de 2022 con un desempleado (y nadie más perdiera su empleo) la tasa de paro solo se reduciría del 12,8% al 12,6%. Pese a que el organismo asegura que el 35% de las empresas tienen problemas para encontrar mano de obra.
La recuperación del empleo tras el estallido de la pandemia en 2020 ha sido un misterio para los analistas económicos. A un frenazo de la actividad sin precedentes en Europa desde la II Guerra Mundial le siguió un rebote igual de intenso en los dos años siguientes que ha llevado la paradoja de que tres países del euro, República Checa, Alemania y Países Bajos, tengan más vacantes de empleo que parados registrados. En España solo hay 4,6 vacantes disponibles por cada 100 desempleados, el porcentaje más bajo de la UE y la OCDE, después de Grecia.
Aunque los economistas tienen en cuenta otra manera de analizar este dato y, por lo general no ponen el foco en la relación entre vacantes y el número de personas dispuestos a trabajar (es decir, parados), sino con el total del empleo (es decir, sumando los puestos ocupados y los que están por cubrir). Este dato resulta todavía peor para España, ya que el porcentaje resultante apenas llega al 0,9%. Solo Rumanía obtiene un resultado menor: un 0,8%. Y, sin embargo, esto se considera positivo.
Demontando a Beveridge
¿Por qué? Para entender este 'optimismo' hay que recurrir a la conocida como curva de Beveridge, que compara la tasa de vacantes con la de desempleo a lo largo del tiempo. Este modelo se considera un indicador para definir en qué momento del ciclo se encuentra una economía.
El 0,9% es un porcentaje comparable al de los años previos a la crisis financiera, cuando se registraba una tasa de paro cuatro puntos porcentuales por debajo del nivel actual.
Pero al comparar la tasa de vacantes y la de paro para dibujar la curva de Beveridge española, el dato de cierre de 2022 se encuentra más cerca de los trimestres previos al inicio de la Gran Recesión que a los que siguieron, pese al fuerte impacto económico que tuvo la pandemia. Esto lleva a alguno expertos a hablar incluso de sobrecalentamiento del mercado laboral en la recuperación.
Pero Eurostat realiza un análisis complementario que matiza este 'optimismo'. Es simple: en lugar de dibujar una curva para cada país, compara el último punto Beveridge de todos los estados europeos. Esto genera un 'mapa' visual que compara la relación de paro y vacantes en unos países y otros.
Este análisis es pertinente en un contexto europeo como el actual, en el que la falta de mano de obra obliga a las grandes economías a competir entre ellas. Una economía con pocas vacantes y mucho paro es especialmente 'vulnerable'. Y esto es exactamente lo que ocurre con España.
Nuestro país se sitúa excepcionalmente lejos no solo de la media de la zona euro, sino de las otras tres economías con la que es comparable por tamaño de la fuerza laboral: Alemania, Francia e Italia. Que esto suceda en un año de 'rebote' del empleo y tras la aprobación de una reforma laboral plantea serias dudas sobre el mercado laboral. Empezando por la evolución que puede seguir en los próximos meses.
Del Plan E al Next Gen
La duda es si las vacantes mejorarán. En 2022 se produjo un incremento importante en el primer trimestre del año por el fin de los confinamientos y la reactivación de la hostelería y la construcción, pero también el sector TICS.
Según el organismo que preside Pablo Hernández de Cos, el 50% de las empresas en estas tres ramas de actividad prevén que la falta de mano de obra perjudique su negocio.
Pero una cosa es lo que plantean las empresas en la encuesta y otra lo que reflejan los datos del INE y de Eurostat. De las 140.517 vacantes publicadas a cierre de 2022, el 36,6% corresponde al sector público, el 5,37% al tecnológico, el 2,95 a la hostelería y el 2,68 a la educación.
Y aunque se cubrieran todas las vacantes registradas a cierre de 2022 con un desempleado (y nadie más perdiera su empleo) la tasa de paro solo se reduciría del 12,8% al 12,2%.
De hecho, el máximo histórico de vacantes se registró en España en el segundo trimestre de 2020, cuando la inyección del Plan E disparó la obra pública con el objeto de recolocar temporalmente a los trabajadores tras el 'pinchazo' de la burbuja inmobiliaria. Los Next Gen no han alcanzado el mismo impacto, aunque el precedente de la crisis financiera pone en cuarentena el optimismo de los analistas.
Para entender los datos es preciso entender que el tejido productivo español está muy atomizado y con empresas muy pequeñas, lo que afecta al número real de vacantes. Además, algunos expertos matizan que muchas de estas de ellas buscan trabajadores para necesidades eventuales, que no consideran un puesto estructural. Es decir, una vacante propiamente dicha.
En cualquier caso, la metodología elaborada par calcular la tasa de las vacantes es la misma en todos los países europeos, ya se trate de Alemania o de España. El mal lugar que nuestra economía española en la relación entre tasa de vacantes y tasa de paro muestra a Bruselas un profundo desequilibrio en la capacidad de crear empleo en nuestro país, que la capacidad de la economía española para crear empleo y reducir el diferencial de paro con el resto de los socios europeos.