
El análisis de la economía supone desde 2020 un reto más complejo de lo habitual. Una pandemia, deflación, la incertidumbre de la recuperación y varios indicadores económicos con comportamiento inesperado que han obligado a los economistas incluso a cambiar su metodología. Las constantes revisiones del conjunto de la economía o el retraso en la normalización ha complicado las previsiones del PIB, cambiando las reglas del juego, pasando a tomar valor el "juicio experto" de los economistas. Ahora, el reto al que se enfrenta la economía del entorno y, en concreto, la española, es el impacto en cadena de la inflación, es el endurecimiento de los tipos de interés ante una moderación del ritmo de crecimiento.
De esta manera reflexionan para elEconomista.es los dos economistas con más acierto en los últimos tres años al tomar como referencia la Diana de Esade: Antonio Merino, director de estudios y economista jefe de Repsol, y Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE). Ambas proyecciones tienen el oro y la plata, respectivamente, con un desvío en sus proyecciones de 4,5 y 4,6 puntos. Pandemia, normalización e inflación han provocado unos años "especialmente difíciles para la previsión", reconoce Izquierdo.
"Es posible que tengamos un seguimiento más exhaustivo de la economía internacional y de conocimientos de temas financieros e internacionales y sus efectos sobre la economía", explica Merino, economista jefe de Repsol. Y se refiere al "juicio experto" para marcar la diferencia y seguir indicadores diferenciadores como la movilidad de los ciudadanos ante los repuntes de casos o los fertilizantes que provienen en su mayoría de Ucrania para analizar la inflación.
"Los modelos no han funcionado muy bien por los shocks, otro la salida de la pandemia a distintos ritmos y niveles, y en esa recuperación también irrumpen temas de chips o cadenas de valor. El shock de la guerra es asimétrico. Hemos fallado menos por tomar más riesgo en el juicio experto", reflexiona Merino.
Dificultades del análisis
Durante estos últimos tres ejercicios han surgido barreras para el análisis de la coyuntura económica. "Los momentos de inflexión de la última parte del 2021 fueron especialmente difíciles ya que dentro del conjunto de fuentes había indicadores con signo enfrentado", u otros indicadores sorprendentemente elevados, como la recaudación sumergida aflorada, responde Izquierdo.
En el "sesgo" de las horas trabajadas coinciden ambos analistas. La reforma del mercado laboral ha provocado fallos y adaptaciones de las previsiones. "Las horas trabajadas tienen en cuenta el empleo. Según la EPA, durante 2022 se crean 480.000 puestos, mucho empleo, y las horas trabajadas no aumentan", explica Merino. Este indicador sería el principal sesgo para el análisis de las previsiones de empleo estos años.
"Una cuestión que ha complicado mucho el análisis ha sido la frecuencia e intensidad de las revisiones del PIB como mejor indicador de la contingencia y volatilidad de la mejor estimación disponible de la actividad la del propio INE", apunta también el director general del IEE. La nueva metodología incorporada desde 2022, y las correcciones del PIB a meses vista afectaron a este análisis.
Alejarse del consenso
Ambos economistas admiten la dificultad para alejarse de los resultados de sus colegas de coyuntura y que el resto de previsiones "pueden condicionar". "Un viejo chiste de la profesión decía que en los mercados perdías tu posición no tanto por equivocarte sino por hacerlo en solitario", bromea Izquierdo. También es complejo diferir de las previsiones de otros servicios de estudios porque se utilizan modelos "parecidos", reconoce Merino.
Aquí, Gregorio Izquierdo explica que "cuando tu previsión se aleja del consenso como ha sido nuestro caso estos años resulta inevitable extremar la diligencia en los procesos de estimación. En nuestro caso por ser equipos muy experimentados y con una cierta vocación académica, ámbito en el que la discrepancia resulta más natural, no hemos tenido reparo en separarnos del consenso pero siempre tienes más dudas que cuando estás mas en línea con el resto de colegas".
Optimismo con matices
Ambos economistas coinciden en que la economía se recuperará de este enfriamiento de final de año, pero lo hará con un ritmo moderado. La tendencia del PIB español se mueve en la horquilla del 1%-1,5% medio anual en 2023. En concreto, la previsión de precios del crudo, del gas, la electricidad y otros commodities que manejan desde Repsol es más optimista que el consenso del resto de expertos, explican.
La inflación sigue siendo el máximo reto, ahora buscando ya el alivio de los precios. "Nuestra esperanza radica en que parece que se están dejando atrás los cuellos de botella y la energía y las materias primas ya han empezado a ralentizar sus precios con el consiguiente destensionamiento de la inflación", explica Izquierdo. "Además en la medida que se evitan procesos de indiciacion salarial los mercados laborales pueden mantener un tono positivo que amortigua y reduce la duración e intensidad de la actual contracción", apuntan desde el IEE.
El endurecimiento de las condiciones de financiación, a través de las diversas subidas que llevará a cabo el Banco Central Europeo, es el gran matiz que afronta la economía española: "el escenario central es que el crecimiento vaya mejorando progresivamente de aquí a final de año, salvo que la política monetaria nos sorprenda negativamente e intensifique su tono contractivo por encima de lo que de momento estamos barajando", sentencia Izquierdo.
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