
La igualdad salarial sigue siendo una quimera para la mayoría de las mujeres. Este miércoles se celebra el día dedicado a concienciar sobre la necesidad de acabar con la brecha retributiva, que se sitúa en el 18,72%. La reducción de 5,21 puntos en los últimos ocho años es lenta. Según los últimos datos disponibles, de 2020, esto se traduce en que las mujeres tendrían que trabajar dos meses más al año para cobrar lo mismo que los hombres.
El Boletín de Igualdad en el Empleo de febrero publicado por el Ministerio de Igualdad gira en torno al impacto de la discriminación retributiva (cuando la diferencia salarial solo puede explicarse en función del sexo) sistemática y estructural, señala de dónde deriva y propone medidas que ayuden a ponerle fin. La panorámica que compone el informe nace de una pregunta: ¿por qué? Las respuestas son múltiples y todas derivan de lastres sociales muy arraigados: discriminación, infravaloración, del trabajo de las mujeres, segregación ocupacional, estereotipos y roles de género... Estos 'mantras' (consecuencia directa de la asunción histórica de las tareas del hogar y de cuidados a cargo de ellas) arrastran a las mujeres a trabajos más precarizaros, a una mayor parcialidad, a jornadas reducidas y a menos puestos de liderazgo.
La brecha del 18,72% se materializa en unas ganancias medias anuales de 5.175 euros menos para las mujeres que para los hombres: 22.467 euros brutos anuales frente a 27.642, según los datos de la última Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El tipo de jornada influye en el grosor de la fisura. Esta es mayor en los contratos a tiempo parcial (12,08%) que en los de a tiempo completo (8,20%) pero el 67,4% de las mujeres trabajan a tiempo parcial.
También interviene la edad. El tramo de edad donde se da la mayor brecha retributiva es el de 65 y más años, en el 31,71%. La segunda diferencia más abultada, del 24,84%, se ubica en el otro extremo y la padecen las trabajadores de menos de 20 años. En todos los grupos de edad hay brecha pero es en el de 25 a 29 años donde menos distancia hay en las retribuciones (11,6%).
En el binomio privado-público, la brecha es mayor entre las trabajadoras del primer sector. Los datos apuntan a que no se libra casi ninguna actividad. En todas, menos en industrias extractivas (-22,9%) existe brecha de género. En la que menos, en Educación (7,45%), en la que más, en de actividades administrativas y servicios auxiliares, donde la discriminación retributiva asciende al 31,07%. Resulta llamativo el caso de las actividades sanitarias y de servicios sociales, donde a pesar de que los puestos totales los ocupan un 76,44% de mujeres, la brecha es del 28,39%. Ellos son menos pero cobran más.
El análisis por grupos de ocupación que ofrece el informe tampoco arroja sorpresas positivas: de media, los hombres ganan más que las mujeres en casi todos. Las mayores brechas, por encima del 20%, las padecen las las trabajadoras no cualificadas en servicios (excepto transportes), del 28,05%, las trabajadoras cualificadas de las industrias manufactureras (excepto operadores de instalaciones y máquinas), del 25,76%, y las trabajadoras de los servicios de salud y el cuidado de personas (24,90%). Por debajo del 20%, lideran las trabajadores de los servicios de restauración y comercio con una discriminación salarial que alcanza el 19,54%.
La brecha retributiva tampoco entiende de territorios. En todas las comunidades autónomas cobran de media más los hombres que las mujeres. Del 23,76% de Asturias al 9,85% de Canarias.
El alivio no llega ni en la jubilación
Una vez jubiladas, las mujeres tampoco encuentran la igualdad retributiva. Tras una carrera lastrada por un mercado de trabajo masculinizado, la pensión media de las mujeres dista mucho de la de los hombres. Mientras ellos perciben una nómina media de 1.368 euros, la de las mujeres no llegan a los 1.000 euros, 915 en concreto. Un 33,13% de brecha que alcanza el 45,47% entre las trabajadoras del mar, el régimen con mayor discriminación en la pensión, seguido del General (28,83%)
Desde el Ministerio alaban la importancia de las medidas que ayudan a reducir la discriminación retributiva, como la reforma laboral o la subida del salario mínimo interprofesional, un 46,76% respecto a 2018. Sobre esto último se han pronunciado los Técnicos de Hacienda (Gestha) en el estudio 'Brecha salarial y techo de cristal' que publican en el Día de la Igualdad Salarial.
Según señalan, si bien el aumento del SMI entre 2019 y 2021 ayudó a disminuir significativamente la brecha salarial (a ese ritmo, dicen, se cerraría en 40 años y no en los 125 que marcó la tendencia entre 2004 y 2019), que en 2021 la subida se aprobara con efectos desde el 1 de septiembre redujo el ritmo aunque confían en que la reciente alza contribuya a "una notable reducción".