La sociedad del pasado define las pensiones actuales. El siglo XX fue un periodo de transformación económica global en el que uno de los mayores hitos fue la incorporación de la mujer al trabajo. España, tras la guerra civil y la dictadura, acogió el modelo europeo y el género femenino pudo acceder al trabajo y, así, generar derecho a pensión contributiva. Aún así, la brecha de genero aún es amplia en el sistema de pensiones español. La prestación media total arroja una diferencia del 33% que favorece a los hombres.
Y es que generar una pensión es una carrera de fondo. En este caso, la llegada a la línea de meta ofrece una foto finish que dibuja el panorama que aún acarrean las mujeres una vez llega el retiro: generan pensiones más bajas y son mayoría en las prestaciones no contributivas por no alcanzar, en esos casos, los años requeridos cotizando a la Seguridad Social.

Según las estadísticas, la mujer no solo representa una menor proporción del número de pensiones de jubilación, sino que las prestaciones medias son más bajas. En un observatorio publicado por el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) y la Fundación 1º de Mayo enfocado en el envejecimiento activo de las personas mayores, la central termina asumiendo que el papel femenino percibe menores cuantías en todos los regímenes.
Y, con todo, la brecha de género en las cuantías de las pensiones de jubilación se viene reduciendo de forma considerable desde 2015, según recoge CCOO. Mientras que para el año 2015 las mujeres recibían un 38,28% menos pensión que los hombres, esta cifra se ha reducido en cerca de 6 puntos porcentuales hasta llegar al 32,5%.
De hecho, las mujeres deberían subir su pensión un 39% para alcanzar la pensión media de los hombres (1.571,62 euros). Una brecha aún "estructural", pero que es consecuencia de que entran en el sistema mujeres con una mejor carrera laboral que sus predecesoras.
Estos cambios paulatinos son fruto del cambio socioeconómico de España durante el último cuarto del siglo pasado. Las -aún persistentes- desigualdades se deben a que, entonces, "las mujeres estaban dedicadas a la economía reproductiva", recoge el sindicato en su informe.
La rueda gira, y una vez se generan las pensiones son más bajas, que de media apenas rozan los 900 euros, por los más de 1.300 euros de las pensiones masculinas, por la precariedad laboral que caracterizaba aquellos empleos femeninos, con parcialidad y salarios más bajos que los varones, una barrera que aún hoy persiste por regla general.
La brecha de género marginal, tal y como explica Enrique Devesa, miembro del Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social, académico experto en pensiones, Enrique Devesa, es la diferencia en las nuevas altas de jubilación. Este gap se está estrechado y, "aunque la tendencia es creciente, se aprecia, desde 2017, una estabilización alrededor del 80%, mantiene bastantes altibajos", explica.
Más viudas que viudos
Uno de los principales motivos por el que las cuantías que perciben las mujeres son más bajas que las de los hombres es la presencia indudablemente mayoritaria femenina en las pensiones de viudedad, aquellas recibidas por el fallecimiento del cónyuge. Nueve de cada diez penisionistas por viudedad son mujeres: hay 2,15 millones de viudas con cuantías medias de casi 800 euros, y apenas 194.000 viudos con prestaciones medias de casi 550 euros.
¿A qué se debe esta diferencia en favor de las mujeres? Las pensiones de viudedad se reciben acorde a lo cotizado por el salario del varón, de ahí que sean, solo en este caso, más altas las de ellas que las de ellos.
Comparativa del gasto
Más allá de la brecha de género, el informe subraya que España alcanza los niveles europeos en gasto en pensiones (12,7% del PIB en 2019), aunque refleja todavía margen de "mejora" en las pensiones de jubilación (un 9,9% del PIB, frente al 10,8% de la media de la UE). Entre los Veintisiete, España ocupa el puesto 11 en gasto en pensiones sobre el PIB.
El estudio también señala que, En España, la tasa de remplazo de las pensiones es comparativamente superior a la media europea (un 73,9% frente al 54,3%), lo que, según este estudio, "pone en evidencia el modelo productivo de bajos salarios en España".