Economía

Estas son las enfermedades con las que más opciones tienes de cobrar una pensión de incapacidad permanente

  • El impacto de las enfermedades es diferente en cada persona
  • La experiencia habla de ciertas tendencias que se repiten
Foto: Dreamstime.

Las pensiones de incapacidad permanente son las terceras en importancia de todo el sistema de pensiones contributivas (llegan a casi 950.000 personas, de acuerdo con los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social), pero no por ello su concesión por parte de la Seguridad Social es simple, ya que debe revisarse con detalle y tiene unos procedimientos más particulares que los de las pensiones de jubilación o viudedad.

Todo radica en el carácter especial de estas pensiones, que compensan a su beneficiario por el impacto en su vida cotidiana o en la vida laboral (o ambas) de una enfermedad o dolencia que ha trastocado sus capacidades o incluso su autonomía personal. Es, sin duda, lo más complicado en cuanto a la concesión o denegación de la pensión: determinar ese impacto de la enfermedad.

El encargado de hacerlo es el tribunal médico, que tiene en cuenta diversas variables. Sus miembros examinan al afectado, le realizan preguntas y pueden pedirle determinados ejercicios con el objetivo de conocer su estado actual y cuáles son sus perspectivas de mejora. Es el paso que, a ojos del beneficiario, parece más delicado, pero en realidad la última palabra la tiene la dirección provincial de la Seguridad Social.

En definitiva, el proceso por el cual se decide el cobro o no de una pensión de incapacidad permanente depende de varios factores. Uno de ellas es la propia enfermedad o dolencia que sufre la persona que solicita la pensión, un aspecto sobre el que mucho se escribe y se habla, pero sobre el que no hay tantas certezas como parece.

La Seguridad Social no tiene un listado en el que aparezcan enfermedades con las que se garantiza una pensión de incapacidad permanente, dado que en realidad no las hay. Cada enfermedad afecta de forma diferente a una persona y también hay que tener en cuenta que el efecto de una dolencia puede ser muy diferente en las capacidades de una persona según el puesto de trabajo y su función.

Así, una enfermedad que afecte a las extremidades inferiores de un trabajador puede resultar mucho menos influyente en sus funciones si desempeña un puesto de oficina, mientras que esa dolencia puede ser trascendental para una persona que trabaja de pie (por ejemplo, un camarero).

Lo resume el bufete especializado Campmany Abogados: no hay enfermedades, hay enfermos. Y en base a esto es tan difícil poder elaborar un listado con las dolencias que 'aseguran' la incapacidad permanente porque, como hemos escrito antes, no existen.

Eso sí, la experiencia en la tramitación de muchos expedientes de solicitud (y sus posteriores dictámenes) muestra patrones, repeticiones y tendencias de las enfermedades con las que se solicita una pensión de incapacidad permanente. Es por eso que, tradicionalmente, existen enfermedades con las que se suele tener una mayor concesión de incapacidades.

De acuerdo con la información de Campmany Abogados, estas son las enfermedades con las que hay más opciones de conseguir una pensión de incapacidad permanente acudiendo a la experiencia previa. Estas dolencias aparecen desglosadas por secciones médicas y orden alfabético:

Alergología

-Dermatitis

Aparato digestivo

-Colitis ulcerosa

-Enfermedad de Crohn

-Obesidad mórbida

-Pancreatitis crónica

Cardiología

-Arterioesclerosis

-Cardiopatías

-Miocardiopatías

Enfermedades cardiovasculares

-Aneurisma

-Arteriopatías

-Fibrilación auricular

-Hipertensión pulmonar

-Infartos agudos de miocardio

-Insuficiencia mitral

-Síndrome Wolf-Parkinson-White.

-Taquicardias

-Tetralogía de Fallot

Enfermedades psíquicas

-Adicción a las drogas, ludopatía o alcoholismo

-Agorafobia

-Depresión

-Esquizofrenia

-Límite de personalidad o por estrés postraumático

-Síndrome Burnout

-Trastornos de ansiedad

-Trastorno bipolar

-Trastorno obsesivo compulsivo

Medicina interna

-Fibromialgia

-Lupus eritematoso sistémico

-Sensibilidad química

-Síndrome de fatiga crónica

Nefrología

-Insuficiencia renal crónica

-Trasplante de riñón

Neumología

-Apnea del sueño

-Asma profesional u ocupacional

-Enfermedades respiratorias provocadas por amianto

-Enfisemas

-EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica)

-Sarcoidosis

Neurología

-Alzheimer

-Charcot-Marie-Tooth

-Demencia

-Esclerosis múltiple

-Ictus

-Miastenia gravis

-Migrañas

-Neuropatía periférica

-Parkinson

-Síndromes Arnold Chiari, de Lambert-Eaton y Post Polio

-Traumatismos craneoencefálicos

Oftalmología

-Desprendimiento de retina

-Glaucoma

-Neuropatía óptica

-Pérdida de visión

-Uveítis

Oncología

-Cáncer de mama

-Cáncer de pulmón

-Cáncer de recto

Otorrinolaringología

-Hipoacusia

-Síndrome de Ménière

Reumatología

-Artritis reumatoide o psoriásica

-Enfermedad de Behcet

-Espondilitis anquilosante

-Fatiga crónica

-Fibromialgia

Traumatología

-Enfermedad de Perthes

-Gonartrosis

-Hernia cervical

-Lumbalgia

-Patologías graves de la mano, cadera, hombro, codos o pies

-Síndrome cola de caballo.

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