El consumo se está reactivando en China a medida que se relajan las restricciones. Según un informe del banco suizo UBS, se espera que el consumo crezca entre un 6% y un 7% en 2023 con respecto al año anterior "gracias a la reactivación de la confianza y la liberación de la demanda reprimida después de tres años de estrictas restricciones".
Por vez primera desde que estalló la pandemia, la expansión del consumo de China este año superará el crecimiento económico del país, que se prevé que esté en torno al 5%, dijo la directora de Investigación del Consumidor Gran China en UBS, Christine Peng.
La experta asegura en el informe que es probable que los consumidores "gasten más en servicios cuando vuelvan a salir a cenar y a viajar". También se espera un aumento del gasto en bienes duraderos como electrodomésticos o muebles.
En ese sentido, los datos dicen que es probable que la industria de fabricación de electrodomésticos crezca en torno al 15% o 20% en 2023 y 2024. "Esto se debe al aumento de los ahorros domésticos y las necesidades de reemplazo de los chinos", dijo Peng.
La tasa de ahorro de los chinos aumentó al 32,4% en 2022, desde el 29,9% en 2019, y la tasa en las áreas urbanas alcanzó el 37,4%. Este exceso de ahorro, "cantidades por encima de lo que los consumidores habrían ahorrado según las tendencias previas a la pandemia", dijo la experta, roza los 560 mil millones de euros entre 2020 y 2022.
"El exceso de ahorro será la principal fuerza impulsora del crecimiento del consumo en China este año y el próximo, a medida que se reanuden las operaciones comerciales y se recupera la confianza de los consumidores", dijo la experta. Esto cumple exactamente lo que quiere el Gobierno, que es enfatizar el consumo interno para la recuperación económica.
Pero todo esto sucede en un momento en el que los contagios están disparados, el sistema sanitario saturado y las farmacias vacías de medicamentos para combatir la enfermedad causada por el virus.
Según los datos oficiales, los cuales han sido calificados de "poco realistas" por la Organización Mundial de la Salud, a 11 de enero los contagios rozaban los cinco millones de personas, un incremento de 9.279 contagiados con respecto al último valor publicado.
En cuanto al número de fallecidos, se incrementaron en 67 personas con respecto a la cifra anterior, lo que da un total de 17.904 fallecidos a causa del virus.
La profesora de Gobierno en el Claremont McKenna College de California, Minxin Pei, asegura en un artículo de opinión para Bloomberg que el país "está pagando con un alto coste humano" su abrupta salida de la política de Covid cero.
Pei asegura que las cosas "todavía pueden empeorar a medida que el virus se propaga al campo y a la población de edad más avanzada". La profesora basa su argumento en datos y reitera que antes de la apertura total, solo dos tercios de las personas mayores de 80 años, "el grupo más vulnerable", habrían recibido la pauta completa (dos dosis) de la vacuna patentada por las autoridades chinas y "alrededor del 40% había recibido el refuerzo".
El precio a pagar
Los expertos estiman que el número de fallecimientos causados por el Covid-19 podría ascender a 1,5 millones en los próximos meses. Hay que tener en cuenta que en China viven más de 1.400 millones de personas. Minxin Pei recalca que el país no había vivido tantas muertes "desde la hambruna de 1959 a 1961 provocada por el Gran Salto Adelante del exlíder Mao Zedong", en la que murieron 36 millones de personas.
El recién ratificado líder del Paritdo Comunista Chino y presidente del país, Xi Jinping, prometió tras el XX Congreso, celebrado a finales de octubre, "fortalecer aún más la economía contra posibles sanciones occidentales y afianzar la supremacía del Partido Comunista".
Pero la agenda económica del tercer mandato de Xi se está viendo desviada por una oleada de casos positivos. "A medida que aumenta el paje del Covid, Xi ya no puede permitirse compensaciones ideológicas", asegura Pei.
De hecho, en la conferencia del partido sobre la economía, celebrada a mediados de diciembre, envió un mensaje muy potente que decía que su principal prioridad para 2023 "era volver a encarrilar la economía en dificultades".
Para ello, la experta reitera que Xi va a tener que "hacer sacrificios costosos" como delegar más autoridad en los tecnócratas, restar importancia a la ideología para tranquilizar a los inversores, relajar las restricciones al sector privado y reducir las tensiones con Occidente "para frenar el desacoplamiento económico". En este sentido, el Gobierno ha dejado claro que su objetivo es restaurar la economía para conseguir un crecimiento económico del 5% del PIB para 2023.
La maquinaria del cambio radical ya está en marcha, los medios del Gobierno pasaron de demonizar al Covid en sus titulares a presentar la variante Omoicron como "significativamente más débil que las cepas anteriores". Todo ello con el objetivo de hacer que los trabajadores vuelvan a la rutina incluso dando positivo. Al mismo tiempo, Xi Jinping reconoció en su discurso de año nuevo que "muchos sufrieron" en el pasado con las políticas restrictivas, pero mantuvo un tono optimista en su discurso, un optimismo que le va a costar muchas vidas humanas.
Refuerzo diplomático ante el aislamiento de Occidente
En estos tres años en los que China se mantuvo hermética, Occidente preparó una estrategia para no depender tanto del gigante asiático en materia de producción. Al mismo tiempo, su ambigüedad con el posicionamiento en la invasión de Rusia a Ucrania le está poniendo entre la espada y la pared.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, calificó de "neutralidad prorrusa", la posición de Pekín con respecto la invasión. En este sentido, el investigador principal del Real Instituto El Cano, Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y experto en Asia, Mario Esteban, asegura que China está "en una encrucijada", porque no quiere perder su relación con Moscú, ya que es su socio estratégico, pero tampoco desea perderla con Europa, su otro socio principal.
Para solucionar esto, China está poniendo en marcha un aparato diplomático para intentar frenar el desacople de Occidente, al mismo tiempo que mantiene relaciones con Moscú.