
China es ya la segunda potencia económica del mundo, con un Producto Interior Bruto (PIB) que se espera roce los 20 billones de dólares al terminar 2022 y una población que superó en 2021 los 1.412 millones de habitantes. Por el contrario, Reino Unido se encuentra en el quinto lugar del ranking mundial, con un PIB estimado para este año de 3.376 billones de dólares y poco más de 67.300.000 residentes, según datos de Statista. Y, sin embargo, la libra esterlina es más popular que el yuan chino como medio de pago.
En concreto, la proporción de pagos realizados con libras esterlinas aumentó en octubre en casi dos puntos porcentuales con respecto a lo registrado en junio, cuando su uso cayó por debajo del 6%. De esta manera, la moneda británica representó el mes pasado el 7,845% del total de pagos mundiales y se situó como la tercera más usada, solo por detrás del dólar y el euro, según datos de la Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunicationss (SWIFT, por sus siglas en inglés). La divisa de Reino Unido no alcanzaba esta cifra desde que tuvo lugar el referéndum sobre el Brexit en 2016.
Aunque ha conseguido recuperarse del terremoto político y económico que supuso el breve mandato de la primera ministra Liz Truss, la libra esterlina se ha depreciado casi un 12% frente al dólar este año, lo que la deja como una de las principales divisas del mundo desarrollado que peor desempeño ha tenido en lo que va de 2022.
No obstante, el yuan chino lo ha hecho todavía peor debido a los largos confinamientos impuestos por el Gobierno de Pekín para frenar la pandemia y la crisis inmobiliaria. En total, se ha dejado más de un 17% de su valor frente al billete verde en lo que va de año y su participación en las transacciones internacionales cayó al 2,13% en octubre, su nivel más bajo de los últimos 12 meses.
Los líderes del ranking siguen siendo el dólar y el euro, con el 42,1% y el 34,4%, respectivamente. Por su parte, el yen japonés ostenta la cuarta posición, al haberse usado en el 2,95% del total de transacciones internacionales realizadas en octubre, según recoge Bloomberg.
La Declaración de Otoño
Esta semana, el canciller de Hacienda, Jeremy Hunt, presentó el plan fiscal a medio plazo del Gobierno de Rishi Sunat para hacer frente a la crisis de coste de vida y la recesión en la que está inmerso Reino Unido.
Con el objetivo de reducir la deuda neta en relación al PIB para 2028, la conocida como Declaración de Otoño incluye un "sustancial aumento de los impuestos", que permitirá recaudar unos 25.000 millones, según calculos del Tesoro británico. Esta medida subirá la presión fiscal en un 1% del PIB en cinco años, quedando en su nivel más alto desde la II Guerra Mundial.
Por otro lado, planea llevar a cabo recortes de gasto de unos 30.000 millones de libras. Sin embargo, éstos no se aplicarán hasta 2025, justo después del plazo máximo para las próximas elecciones.
La respuesta a este plan de contingencia no tardó en trasladarse a los mercados. La libra esterlina retrocedió un 0,48 % frente al dólar estadounidense, al cambiarse por 1,1856 dólares. Asimismo, se dejó un 0,06% de su valor frente al euro, al situarse en 1,1455 euros, según Efe. El viernes, la divisa británica cotizaba a 1,19 dólares y 1,148 euros.
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