
Francisco Vallejo preside el Instituto Valenciano de la Empresa Familiar (Ivefa), que aglutina a 260 grupos familiares con suman más de 500 empresas valencianas. Además de apoyar todo tipo de iniciativas para garantizar el relevo generacional, uno de sus caballos de batalla en estos años ha sido reclamar mejoras fiscales para favorecer la continuidad, especialmente en el Impuesto de Sucesiones que aplica la Generalitat Valenciana.
¿Cuál es el peso de la empresa familiar en la economía valenciana y cómo les está afectando la crisis energética y la inflación?
El 91% de las empresas de la Comunidad Valenciana son familiares y suponen cerca del 85% del empleo y alrededor del 76% del PIB. El peso en una región como la nuestra es muy grande y con empresas absolutamente relevantes. Estamos en todos los sectores y la situación va por barrios en cada uno. Hay algunos más fastidiados, como la cerámica y toda la industria que tiene que ver con la energía y las materias primas. Por otro lado hemos tenido un año turístico espectacular. Personalmente lo que noto es que hay mucha incertidumbre y miedo sobre el futuro. En mi sector, el de las pinturas, hemos subido tarifas cuatro veces en 15 meses. Pero también es cierto que la inercia de los últimos meses tras la pandemia está manteniendo la actividad.
Una de sus reivindicaciones históricas es la mejora de su fiscalidad, sobre todo en el Impuesto de Sucesiones.
Es un tema que no se puede obviar, tenemos una reivindicación básica en Sucesiones y Donaciones porque una de las grandes razones de ser de la empresa familiar es que tiene que pervivir en el tiempo. Y por ello en uno los momentos más difíciles que es cuando hay un tránsito, en vez de palos en las ruedas tiene que haber apoyos. La Comunidad Valenciana fue en su día la primera que aplicó bonificaciones a Sucesiones y Donaciones. Luego por circunstancias, algunas derivadas de la infrafinanciación, se ha ido modificando y no estamos a la altura de otras comunidades. Cuando se hizo, se hizo a medias: sólo para empresas pequeñas y considerando a las empresas con más de 10 millones de negocio como grandes compañía, cuando en un mercado global eso no es nada. Si queremos tener una Comunidad competitiva, no se puede poner trabas a que las empresas ganen tamaño.
En verano, el presidente Puig volvió a prometer ese cambio, sin embargo no se ha incluido en la reforma fiscal anunciada.
Es una cosa que llevamos años pidiendo, que la Generalitat nos ha prometido y que no nos lo ha dado, pero que ya nos dará. Hasta el conseller de Hacienda, Arcadi España, ha dicho que es un tema que se tenía que solucionar. Hay más pragmatismo en esa parte del Consell (PSPV) que en el otro lado del Gobierno de coalición (Compromís y Podemos). Está claro que tiene que haber progresividad en los impuestos, pero no puede haber una demonización de los empresarios.
La proximidad de las elecciones y la polémica en torno a los impuestos no parece que vaya a ayudar a esas reivindicaciones
Estoy convencido que es un tema electoralista y de posicionamiento político. Ahora mismo tenemos una situación incómoda con la inflación, que está golpeando a todos pero sobre todo a las clases más desfavorecidas, con unas elecciones a menos de un año. No es tanto una cuestión de cuánto dinero se va a recaudar con los impuestos como de lanzar su mensaje electoral.
Además de la bonificación en Sucesiones, ¿qué otras medidas fiscales reclaman desde Ivefa?
La Constitución dice que nuestros impuestos tienen que ser progresivos y no confiscatorios, y es lo que debe cumplirse. Lo que no puede ser es que unos bienes generados por ahorro y que ya han pagado otros impuestos sólo por el hecho de tenerse tengan que volver a pagar, como sucede con Patrimonio. Eso es lo que hay que ver si es justo o no. Una cosa que se hizo como Impuesto Extraordinario del Patrimonio en 1997 para una serie de años sigue existiendo cuando no lo hay en casi ningún otro país. Siempre acabamos poniendo impuestos transitorios que se quedan permanentemente. Y sería bueno una reforma fiscal que armonizase todo lo que hay. No se pueden tener tantísimos impuestos de tanto tipos.
¿Cómo empresas les perjudica la fiscalidad valenciana frente a las de otras regiones?
Coincidimos en que hay dumping fiscal, como dice el Consell. Lo que también le decimos a la Generalitat es: ¿A nosotros donde nos gustaría estar? Pues dónde están los empresarios de Madrid. Si se tiene un esquema fiscal agradable para las empresas éstas se localizan, como ocurrió tras el procés. Si queremos ser un polo de atracción cuanto mejor pongamos el campo de juego más atraeremos. El problema es que hay quien transmite la sensación de que ese campo de juego es para atraer ricos que vivan bien, cuando se hace para empresas que generen empleo.
Una de las contribuciones de Ivefa ha sido que se aborde un tema que parecía tabú como la sucesión.
Hay que desmontar el paradigma de que el padre funda la empresa, el hijo la mantiene y el nieto la hunde. También hay que acabar con los estigmas de que las empresas familiares no son profesionales, no son competitivas, no sobreviven a la sucesión... Precisamente una de nuestras prioridades es convencer a los jóvenes de que una empresa familiar es un buen lugar para trabajar.
¿De qué se sienten más orgullosos en estos 25 años de Ivefa?
Ivefa ha modernizado a sus empresas: el tránsito generacional se hace mucho antes, frente a la idea de que el padre muera con las botas puestas. En estos años la empresa familiar se ha rejuvenecido y también se ha feminizado gracias a empresarias muy capaces.