Si las estadísticas contabilizaran a todas las personas que no tienen un trabajo, o a las que lo tienen, pero no les resulta suficiente para vivir, sumarían 2,3 millones de personas a las cifras del paro de España y elevarían al 22,2% la tasa sobre el total de la fuerza laboral. La más elevada de la Unión Europea.
El Instituto Nacional de Estadística, al igual que sus homólogos europeos, utiliza para su Encuesta de Población Activa (EPA) la definición de desempleado de la Organización Internacional del Trabajo: personas sin empleo que los buscan activamente.
Pero esta descripción excluye a las personas que han desistido de tratar de encontrarlo (el conocido como 'efecto desánimo') y a las que no tienen disponibilidad inmediata para trabajar.
También a los que se ven obligados a hacerlo solo por unas pocas horas y buscan un puesto mejor o complementario para subsistir, los denominados como subempleados.
Esto quedó de manifiesto durante la pandemia, cuando los confinamientos impidieron a millones de personas cumplir estos requisitos.
Eurostat puso el foco en una estadística que se consideraba más completa: la de holgura laboral. Este dato recoge el porcentaje de desempleo, pero también de los otros supuestos de búsqueda de empleo. Por ello, se calcula sobre la "fuerza laboral ampliada" en lugar del convencional de población activa, que solo distingue entre parados y ocupados.
Así la tasa de desempleo 'convencional' de España en el primer trimestre fue del 12,9%, a la que se suman un 3,4% de 'desanimados', un 0,9% de personas no disponibles inmediatamente para trabajar y un 5% de subempleados.
Con ello, la holgura se eleva al 22,2%, un porcentaje equivalente a 5,43 millones de personas. Como ocurre con el paro 'en sentido estricto', es la tasa más alta de la UE.
Pero al analizar los datos por países, se aprecia que la diferencia entre paro y holgura laboral total de España no es la más elevada de Europa, ya que se ve superada por la de Italia y Suecia.
En estos países la diferencia se debe a desempleados que han dejado de buscar trabajo, que en el caso del país trasalpino superan incluso a la tasa de paro.
En España, el subempleo es el factor más relevante, con un peso que supera el del resto de la UE. En el primer trimestre sumaba 1,2 millones de trabajadores, frente a los 826.000 'desanimados'.
Esta proporción se ha mantenido a lo largo de toda la serie histórica, que se remonta a 2009. Solo en el tercer trimestre de 2009 y en el segundo trimestre de 2020 hubo más 'desanimados' que ocupados obligados a trabajar a tiempo parcial.
En toda la UE el subempleo afecta especialmente a los menores de 25 años, algo en lo que nuestro país no es una excepción. Pero en esa franja de edad la tasa española se ve superada por la de Países Bajos, país con un elevado porcentaje de empleo a tiempo parcial.
Sin embargo, para el resto de trabajadores, nuestro país encabeza el ránking europeo. Es decir, que está mucho más generalizado para todas las edades que en el resto de la Unión.
Aunque en lo que España se distingue aún más respecto al resto de Europa es en la abultada diferencia por género de estos trabajadores 'precarios', la más elevada de la Unión Europea.
En el primer trimestre de 2022 solo el 2,6% de los hombres estaban subempleados, frente al 7,6% de las mujeres.
En términos absolutos, suponen 334.000 hombres frente a 888.000 mujeres que quisieran trabajar más horas. Una brecha del 165%, la más elevada desde 2010.
Por contraste, para el conjunto de la holgura laboral la diferencia entres sexos se sitúa en el 46%. Aunque en este caso supone un millón más de trabajadoras que de trabajadores.