Las sirenas suenan cada vez más fuerte. Cuando muchos esperaban que el dato de inflación de este viernes dejase vislumbrar un aplanamiento de la curva de inflación en Estados Unidos, el dato alcanzó el 8,6%, por encima de la media vaticinada por el mercado. La subyacente, que no incluye el incremento del coste de la energía ni de los alimentos, ascendió hasta el 6% anual, un incremento del 0,6% con respecto al mes de abril. El golpe, a pocos días de que la Reserva Federal tenga que decidir sobre los tipos de interés, ha puesto a algunos analistas en alerta roja.
En un momento en que algunos estaban deseando una pausa en la subida de tipos de la Fed para alejar el fantasma de la recesión en EEUU, el dato de inflación conocido ayer no solo ha dado al traste con estas expectativas sino que ha incrementado las voces que estiman un auge de 75 puntos básicos en la reunión del próximo miércoles.
Según el consenso del mercado recogido por CME, hasta un 23% de los analistas se subieron ayer a esta predicción, en la que la Reserva Federal llevaría los tipos al entorno del 1,5% - 1,75%.
Entre ellos se encuentran Aneta Markowska y Thomas Simons, de Jefferies, quienes auguran un incremento de 0,75 puntos: "Como pronosticadores, a menudo nos recordamos a nosotros mismos que nuestro trabajo es predecir lo que hará la Fed, no lo que debería hacer. En esta ocasión, creemos que los datos [de inflación] crean un fuerte argumento para una mayor subida de los tipos, de forma que la Fed no solo debería sino que realizará un aumento de 75 puntos básicos".
De la misma opinión es Jonathan Millar, de Barclays, quien ha señalado que el banco central estadounidense "tiene ahora una buena razón para sorprender a los mercados subiendo tipos de forma más agresiva en junio de lo que se esperaba", si bien admite que podría ser algo que se trasladase a la reunión de julio.
También lo tiene claro Nancy Tengler, de Laffer Tengler Investments, que en declaraciones a Marketwatch apunta que la cifra de inflación ha sido "catastróficamente mala", especialmente por el incremento de la inflación subyacente - que no incluye el coste de la energía ni alimentos -, un tipo de inflación "mucho más persistente" que será más complicado de combatir. "Cada día que la Fed lo pospone [un aumento mayor de los tipos], eso permite que la inflación corra rampante y se incrementen las probabilidades de una recesión", apunta Tengler.
Las bolsas ya cotizaron el viernes esta posibilidad, aunque sigue siendo la menos compartida por los expertos. El S&P 500, que acumulaba un retroceso del 2,8% entre el lunes y el cierre del jueves, se desplomó un 2,9% el viernes aguantándose en los 3.900,86 enteros, evitando por centésimas anotarse su cierre más bajo del año 2022. De esta forma, en el cómputo de la semana el principal selectivo bursátil del país perdió un 5,66%.
Pero la tendencia en las previsiones parece clara. La mayoría auguraba tres subidas sucesivas de medio punto en las reuniones de mayo (como efectivamente se produjo), junio y julio. Pero la cuestión ha cambiado abruptamente. Según los datos de CME, más de la mitad de los expertos consultados hace una semana confiaban en terminar el año con el precio del dinero en el rango de los 275 a 300 puntos, es decir, 200 puntos de subida desde los niveles actuales. Sin embargo, tras el dato de inflación de ayer, solo el 14% cree que se limitará a ello y casi el 50% creen que se llegará como mínimo a los 350 puntos (250 más que ahora), lo que sería, de media, 50 puntos de subida en cada una de las cinco reuniones que quedan antes de acabar el año.
Mirando más allá de este 2022, de nuevo con los datos recopilados por CME, la totalidad de los analistas consultados prevén ahora alzas de tipos en cada una de las diez próximas reuniones de la Fed, lo que nos llevaría hasta julio de 2023 con subidas constantes del precio del dinero.