Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha vuelto a insistir durante la rueda de prensa posterior a la reunión que "la elevada inflación se ha convertido en la mayor preocupación para el banco central". Lagarde ha reconocido que la subida de precios se ha extendido más allá de la energía, afectando a los alimentos y otros componentes. Además, la banquera ha reconocido que los salarios han comenzado a subir, según varios indicadores, y que aumentarán en mayor medida en los próximos trimestres. Tanto es así, que el auge de los salarios ya aparece en la lista de riesgos para la inflación del banco central.
Durante la rueda de prensa, Lagarde ha enfatizado que la inflación es el principal "reto" de la zona euro y ha dejado entrever que una espiral inflacionista (una inflación que se retroalimenta por los salarios y la indexación de las prestaciones a la inflación) es para el BCE uno de los mayores temores, ante la posible aparición de los temidos efectos de segunda ronda. Aunque este escenario es aún poco probable, lo cierto es que los salarios presentaron el mayor crecimiento en trece años en el primer trimestre de este año, según los propios datos que recopila el BCE.
"Los riesgos en torno a la inflación son principalmente al alza. Los riesgos para las perspectivas de inflación a medio plazo incluyen un empeoramiento duradero de la capacidad de producción de nuestra economía, precios de la energía y los alimentos persistentemente elevados, expectativas de inflación que superen nuestro objetivo y aumentos salariales superiores a los previstos", ha señalado la francesa. Esos son todos los riesgos que pueden hacer que la inflación se desvíe aún más al alza.
Los salarios se han mantenido estancados durante años. Sin embargo, en los últimos meses se ha podido observar que algunos sueldos negociados han comenzado a repuntar (especialmente en países como Alemania), mientras que los contratos con salvaguarda salarial (tienen algún tipo de indexación a la inflación) se han incrementado de forma notable en países como España. El riesgo de que se produzca una espiral entre precios y salarios existe.
El banco central intentará impedir que este fenómeno se desarrolle (a través de una política más restrictiva), puesto que generaría una vorágine de subidas de precios (los salarios siempre van por detrás) que no beneficia a prácticamente nadie y puede tener efectos redistributivos en la renta no deseados.
Los futuros tipos de interés
Lagarde ha reconocido que todas las condiciones que requería el BCE para comenzar a subir los tipos de interés se han cumplido. La inflación está muy por encima del 2%, se espera que se mantengan por encima del objetivo a medio plazo y durante todo el horizonte de proyección. De este modo, el BCE debe actuar para que los precios vuelven al objetivo del 2%.
No solo la energía, también los cuellos de botella están volviendo a presionar al alza la inflación en la zona euro y de forma global. La guerra en Ucrania está generando serios problemas en la cadena de suministros. A lo anterior hay que unirle un mercado laboral ajustado (baja tasa de paro), que también contribuye a las presiones inflacionistas. Lagarde ha reconocido que los salarios han comenzado a crecer y que se espera que este avance gane velocidad en los próximos meses.
Por otro lado, Lagarde ha asegurado que el BCE vigilará el riesgo de fragmentación dentro de la zona euro (primas de riesgo y diferentes tipos de interés) de cerca. No obstante, el banco central no ha anunciado ninguna herramienta concreta para combatir la posible divergencia entre los tipos de interés de los países más vulnerables y los más solventes, pese a que Lagarde ha reconocido que ese evento pondría en riesgo la correcta transmisión de la política monetaria.
Tras varias preguntas, Lagarde ha querido solventar el debate remarcando que "el BCE no tolerará ningún tipo de fragmentación que dañe la transmisión de la política monetaria a lo largo y ancho de la zona euro"