Economía

El cierre del suministro ruso pondrá en apuros a la industria de la 'locomotora europea'

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Si un país es importador neto de una materia prima tan estratégica como es el gas, una de las principales fuentes de energía para los países de la Unión, es evidente la importancia de asegurar el suministro del recurso energético. Y ahora, el gran problema, es que las importaciones de gas ruso, el principal proveedor de la Unión, corren peligro. El viernes se anunció el corte de suministro de electricidad a Finlandia por parte de Rusia.

Apenas un puñado de países europeos, como España y Portugal, Dinamarca, Francia, Irlanda o Noruega, no tienen una dependencia crítica del gas ruso, pero al resto sí les va la vida en ello; como mínimo, lo que está en juego es el coste de la vida. Y es que el peligro que supone para la economía el corte de suministro de gas ruso a Europa que se ha anunciado está directamente relacionado con la gran amenaza que ha surgido para las economías occidentales: el peligro de que la región se estanque en una situación de inflación persistente.

Si el precio del gas se mantiene en los niveles actuales, el precio de la electricidad suele recoger este incremento y la industria se ve obligada a adaptarse al aumento que se ha producido en sus costes respecto a años pasados, con el riesgo de que se produzcan parones. Como es lógico, el problema es todavía más grave si los mercados se tienen que enfrentar a un cierre total de la exportación de gas hacia Europa por parte de Rusia. Ya en 2021 se produjeron cierres de fábricas en el Viejo Continente por el alto precio de la energía, y desde Citi advertían hace varios meses, antes incluso de que comenzase la guerra en Ucrania, que "el fantasma de la pobreza energética puede caer rápidamente en toda Europa".

La cuestión del gas tiene, además, un componente político que también puede afectar a la economía. Levon Kameryan, analista de calificaciones soberanas de la agencia de calificación europea Scope Ratings, avisa de que "las divergencias entre los Estados miembros de la Unión Europea respecto a las condiciones de pago del gas por parte de Rusia corren el riesgo de socavar la unidad política de la Unión, en un momento en el que la solidaridad y la coordinación son fundamentales para satisfacer las necesidades energéticas y atenuar las presiones inflacionistas".

"El impacto económico inmediato de los cortes del gas ruso se dejaría sentir a través de la subida de los precios"

Para la agencia es claro que "el impacto económico inmediato de los cortes del gas ruso se dejaría sentir a través de la subida de los precios de las materias primas, que se sumaría a las presiones inflacionistas con impacto en los presupuestos de los hogares y de los gobiernos y en la rentabilidad de las empresas".

"La interrupción de las importaciones de gas natural de Rusia podría provocar graves inconvenientes en el suministro energético de muchos Estados miembros de la Unión Europea", indican desde Allianz Trade, y avisan de que "el acceso a nuevos proveedores, la sustitución del gas por otras fuentes de energía, y una cierta contención por parte del sector privado en respuesta a los elevadísimos precios no serían suficientes para cubrir el déficit de suministro", señalan.

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