La economía del euro muestra una ralentización latente tras los resultados avanzados correspondientes al mes de abril. Alemania ha dado la sorpresa sorteando la recesión técnica con una crecimiento del 0,2% en el primer trimestre, lejos de las perspectivas previas a la guerra. La locomotora europea está presionada especialmente por la dependencia de la energía rusa y los expertos ya advierten de que, pese a superar las expectativas de crecimiento, Alemania está por debajo de los niveles prepandemia y "lo peor está por llegar". En la eurozona, además, se registra un nuevo récord de inflación con un 7,5%.
Las claves se sitúan ahora en cómo se comportará la economía en el segundo trimestre y en los siguientes, con el telón de fondo de los elevados precios de la energía y las materias primas, así como de las continuas y nuevas fricciones en la cadena de suministro en Alemania. Los indicadores suaves de las actividades industriales y empresariales han pintado un panorama sorprendentemente positivo, mientras que la confianza de los consumidores cayó a mínimos históricos.

Y es que la incertidumbre económica solo ofrece una pista clarividente: Europa está al filo de la recesión. Eurostat también confirmó ayer un leve crecimiento del 0,2% en los tres primeros meses de arranque de un supuesto año de recuperación total que se ve lastrado por problemas arrastrados de la pandemia y el conflicto en Ucrania.
Motivos tiene el euro para preocuparse observando el frenazo en seco de la economía francesa, la segunda más potente del entorno, que ha cosechado un 0% en los primeros meses. Italia entra en números rojos y, junto a Suecia (-0,4%), registra el peor dato de las grandes economías del euro con una contracción del -0,2% en este primer trimestre.
Y si Europa tiene que mirar a los germanos, la situación es borrosa. Con unos precios elevados de la energía y de las materias primas durante un período prolongado, posibles interrupciones del suministro energético, una aceleración de la desglobalización, una posible nueva guerra fría y una economía orientada a la exportación y muy dependiente de la energía, las importaciones se resentirán, explican desde ING Economics. Máxime cuando las importaciones a Alemania han crecido más de un 30% a niveles no vistos desde 1976.
Varapalo en Francia e Italia
La economía francesa, además, recibió un doble varapalo ayer. Junto con los datos de crecimiento se publicó el registro de inflación que muestra un riesgo latente de estanflación. Alcanza ya un 4,8% que, si bien está por debajo de la media de la eurozona (7,5%), choca con un crecimiento plano.
Los datos demuestran que la transmisión del IPC a la economía en general está en pleno desarrollo. Las tasas de inflación de los servicios, los alimentos y los productos manufacturados, que aumentan y superan el objetivo del BCE, ilustran el aumento de las presiones.
El estancamiento de la economía francesa entre enero y marzo refleja el impacto de las presiones inflacionarias sobre las empresas y familias galas, ya que el gasto en consumo de los hogares se redujo en el trimestre un 1,3%, después de aumentar un 0,6% en los tres meses anteriores, mientras que el gasto gubernamental no registró cambios, tras aumentar un 0,4% en el trimestre anterior.
Mientras tanto, la economía italiana también cosecha el primer dato negativo desde el último cuarto de 2020, y lo hace tras mostrar síntomas de debilitamiento en el último cuarto de 2021, como Alemania y Francia.
Con los datos en la mano de la eurozona, Capital Economics cree que muestran que la economía registró una pequeña expansión en el primer trimestre, aunque se contraerá en el segundo. La debilidad de las perspectivas económicas, combinada con el probable endurecimiento más gradual del BCE en comparación con la Fed, sugiere que el euro seguirá depreciándose. "Sospechamos que pronto alcanzará la paridad con el dólar estadounidense", sentencian.
No hay motivos ni buenos ojos para ser optimistas los datos recién publicados. "Las cadenas de suministro siguen interrumpidas debido al cierre de Shanghái y a la guerra en Ucrania y algunas podrían interrumpirse definitivamente", explican desde ING Economics. La elevada incertidumbre y el miedo pesarán tanto en la oferta como en la demanda en los próximos meses. La renta real disponible de los hogares se resentirá, y las empresas tendrán cada vez más dificultades para hacer frente a los costes de la subida de los precios de la energía y las materias primas, lo que presionará los márgenes de beneficio de las empresas.
Este cóctel dibuja un horizonte que mira a la baja en el euro. Los datos avanzados de España alcanzan el 0,3%, en línea con un crecimiento débil. Además, la normalización de la economía -que ahora pende sobre un hilo- se enfrenta a la temida subida de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), que dejará de comprar deuda.
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