
¡La inflación por las nubes! Ahí es dónde la tenemos. En España en el 9,8% interanual el pasado mes de marzo, y en Europa en el 7.8%. ¡Y estos niveles tienen pinta de quedarse con nosotros unos cuantos meses más!
¿Se acuerdan ustedes cuando todos decíamos -yo también, lo reconozco- que la inflación era temporada? Yo sigo pensando que a largo plazo nos merecemos tasas de inflación más bajas por elementos estructurales clave: la demografía, la digitalización y el alto endeudamiento de los gobiernos. Pero a corto plazo, o al menos en los próximos 10/12 meses, nos va tocar convivir con altos precios. No creo, por tanto, que la inflación sea permanente pero sí será alta durante un largo tiempo.
Lo notamos o ¡mejor dicho, lo sufrimos! cuando vamos al supermercado, cuando llenamos el depósito de gasolina, cuando reservamos nuestras vacaciones de verano ¡cada vez nos cunde menos el dinero! ¡Es un dolor silencioso, una pérdida fantasma, que digo yo! Lo notamos también cuando nuestras posiciones en fondos de inversión. ¡Los que me conocen saben que ahorro a través de este vehículo por su gestión profesional, su capacidad de diversificación, su liquidez, su fiscalidad y por su seguridad jurídica! Si uno aspira a proteger su patrimonio y arañarle algunos puntos a la inflación, debe asumir riesgo. ¡No hay ningún activo sin riesgo, ninguno!
Para ganarte la batalla a la inflación es necesario invertir ampliar nuestra cartera de activos a invertir. No basta con tenerlo en un depósito; tampoco con pagar la letra del piso y pensar que la vivienda en propiedad bastará en un futuro; yo soy una convencida del ahorro a través de fondos de inversión.
Pero, ya no basta con tener un fondo de renta fija, y -me atrevería a decir- tampoco basta con sumarle un fondo de renta variable. Es necesario diversificar en activos, regiones, estilos de inversión y temáticas. Se trata de construir carteras diversificadas que tengan un horizonte de inversión de largo plazo e, incluso si uno quiere y puede, añadirle activos ilíquidos a través de fondos de inversión para descorrelacionar y bajar la volatilidad. ¿Ilíquidos! Sí, ilíquidos como infraestructuras, capital privado, inmobiliario … pero siempre a través de fondos de inversión para encontrar una gestión cualificada y con experiencia.
Se trata, por tanto, de dar el paso de ahorrador a inversión. Mentalizarnos de que los activos sin riesgo son agua pasada, son de otras épocas, otros tipos de interés y otras tasas de crecimiento e inflación. Aquello, me temo, no volverá: así que una pizca de interés, un puñado de educación financiera y póngase en manos de un asesor financiero profesional e independiente que cuide su dinero y lo haga crecer en este entorno de alta inflación, moderación del crecimiento, normalización monetaria y ¡una guerra a las puertas de Europa!
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