
Día convulso como pocos el que vivió este martes la dirección del Partido Popular, de donde salió resuelta la dimisión de Teodoro García Egea, como secretario general de la formación de centro-derecha. Primer efecto colateral de las sospechas de corrupción vertidas contra Isabel Díaz Ayuso. Primera, pero no única. Esta noche, fuentes del PP afirmaban a eE que la dimisión de Pablo Casado es cuestión de horas, máxime unos días, y por eso la embargue o retrase para participar este miércoles en la sesión de control parlamentario y buscar en este tiempo una salida digna antes de la Junta Directiva Nacional.
En efecto, la primera certeza que salía de Génova 13 fue, además del cese de Egea, la convocatoria de la Junta Directiva Nacional, a la que podrán asistir más de 500 miembros del partido. En esa junta se anunciará la celebración de un Congreso de carácter extraordinario del que saldrá la nueva cúpula del partido, donde la figura de Alberto Núñez Feijóo emerge sin competidor a la vista.
La decisión de Casado, atrincherado durante días en la sede nacional del Partido Popular, y resistente a entregar su cabeza y la del secretario general, llega como consecuencia de una fuerte presión por parte de los dirigentes del partido y los afiliados.
En clave política, aceptar una Junta Directiva que convoque un Congreso Extraordinario, en menos de un mes, se interpreta como una cesión clara de Pablo Casado para dejar la presidencia del PP.
Un feo a Ayuso
A última hora del día, la dirección del Partido Popular mantenía la reunión con los presidentes regionales este miércoles a las ocho de la tarde, excluyendo con ese epígrafe la participación de Isabel Díaz Ayuso, por no ser presidenta del PP de Madrid. En su lugar irá Pío García Escudero, presidente de la gestora del partido en la Comunidad de Madrid. Una gestora cuya continuidad es centro de la disputa entre los partidarios de Isabel Díaz Ayuso y el frente que encabezan Casado, García Egea y Ana Camins.
Por la mañana, el primer motín del día venía de la mano del Congreso de los Diputados. Y no de cualquier manera. Lo hacían sus más fieles protegidos que le daban la espalda, unidos a la dirección del Grupo Popular en la Cámara Baja. Mediante comunicado, exigían el cese urgente de Teodoro García Egea y la inminente convocatoria de un Congreso Extraordinario.
Dos firmas significativas llamaban especialmente la atención en ese documento: los de Pablo Hispán y Adolfo Suárez. El primero, exjefe de gabinete de Casado, tomaba posición y afeaba la crítica situación que vive el Partido Popular. El segundo, hijo del expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se sumaba en la demanda rubricada por Mario Garcés, Carlos Rojas, Sandra Moneo, José Ignacio Echániz y Guillermo Mariscal. Antes, las diputadas Belén Hoyo y Ana Vázquez dejaban sus cargos en la organización nacional del partido.
Efecto dominó
El efecto cascada era inmediato. Como un dominó crecían las adhesiones del resto de diputados y de senadores. A continuación, dirigentes provinciales, regionales y alcaldes planteaban también la necesidad de un cambio. Algunos apuntan ya públicamente al presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, como relevo de Casado.
Este posicionamiento quedará constatado este miércoles en la reunión convocada con los presidentes autonómicos y regionales del PP. La mayoría de estos coinciden en que Pablo Casado debe marcharse y se debe convocar cuanto antes un congreso extraordinario. Y aunque el presidente gallego no ha querido decir con claridad si él se presentará para presidir el PP, sí dejó la puerta abierta al afirmar ayer que todos deben tomar decisiones, él entre ellos, y que sus decisiones las tomará en función de lo que observe en el partido y de lo que "el partido pida que haga".