La variación anual de la productividad por trabajador en España acumula un descenso del 7,6% desde en el trienio de 2018 a 2020. Este es uno de los grandes factores negativos del mercado laboral español, al que hay que sumarle un aumento de los costes laborales unitarios de 9,3% en el mismo periodo. Recogiendo de esta forma los datos de Eurostat, España lidera la caída de la productividad entre las principales economías europeas, y bajo el mandato de Pedro Sánchez acumula ya 14 trimestres con datos negativos.
La economía española se pone de cara, de esta manera, ante un problema de pérdida de competitividad relativa en el entorno europeo debido al aumento de los costes laborales unitarios, que crecen a consecuencia del déficit de productividad. Omitiendo casos espectaculares como el de Irlanda, cuya productividad fue un 9,3% superior durante el trienio, la media los países de la Unión Europea fue un una bajada del 4,6% en la productividad.
Sobre la situación de España, Gregorio Izquierdo, director General del IEE y director de Economía en la patronal CEOE, explica a este medio que "el problema de la productividad en España se explica ante todo por nuestros déficit de capital humano, por el menor tamaño de las empresas españolas, por el retraso en la generalización de la digitalización en la actividad económica y por nuestra especialización sectorial en sectores de productividad media o baja" .
De base, la tendencia negativa del desempeño productivo español prácticamente duplica a la media europea (descenso medio del 3,9%), mientras que entre las grandes economías únicamente Italia (con una caída del 7,1%) se asemeja a la pérdida de capacidad productiva del tejido español.

Otras principales economías, como Alemania y Francia, también han sufrido la recesión productiva, aunque a un menor nivel que el español. El país germano protagonizó una caída del 3,6%, mientras los franceses también se acercan a las tasas españolas, aunque por debajo, con un descenso del 6,4%.
Tal y como ya explicaba elEconomista, en periodos de expansión económica la productividad comienza a desacelerarse incluso llegando registrar tasas de crecimiento negativas, mientras que en las recesiones España suele liderar el crecimiento de la productividad en Europa. La explicación a este fenómeno reside, entre otros factores, en el mercado laboral español, uno de los más disfuncionales de los países desarrollados, con un peso elevado de la temporalidad.