
Los mercados de bonos y acciones llevan años mostrando una correlación negativa que ha permitido a los inversores encontrar refugio con cierta facilidad durante las turbulencias y conseguir un retorno importante durante los ciclos expansivos. Ahora que la inflación parece haber llegado para quedarse, los inversores debería revisar su estrategia: encontrar refugio en un temporal de inflación puede ser una tarea más compleja que en el pasado, asegura Nouriel Roubini, profesor de Finanzas de la Universidad de Nueva York.
En un artículo publicado en Project Syndicate, Roubini explica que "la larga correlación negativa entre los precios de las acciones y los bonos es producto del entorno de baja inflación de los últimos 30 años. Si la inflación y las expectativas de inflación continúan aumentando, los inversores tendrán que repensar sus estrategias de cartera para protegerse contra el riesgo de pérdidas futuras masivas".
El aumento de la inflación en EEUU y en todo el mundo está obligando a los inversores a evaluar los efectos probables tanto en los activos de riesgo (generalmente acciones) como en los activos seguros (como los bonos del Tesoro de EEUU u otros países con elevada calificación crediticia).
La regla 60/40 ya no vale
Roubini expone que "el consejo de inversión tradicional es asignar la riqueza de acuerdo con la regla 60/40: el 60% de la cartera debe estar en acciones de mayor rendimiento pero más volátiles, y el 40% debe estar en bonos de menor rendimiento y menor volatilidad. La razón es que los precios de las acciones y los bonos suelen tener una correlación negativa (cuando uno sube, el otro baja), por lo que esta combinación equilibrará los riesgos y los rendimientos de una cartera", señala el célebre economista.
Durante de crecimiento y tranquilidad (lo que se conoce en el argot bursátil como modo risk-on), los inversores son optimistas, los precios de las acciones suben y los rendimientos de los bonos aumentarán (los precios de los bonos bajarán) lo que resulta en una caída del mercado para los bonos. Durante un período de aversión al riesgo (risk-off), cuando los inversores son pesimistas, los precios y los rendimientos seguirán un patrón inverso.
No obstante, este movimiento que se lleva viendo décadas es una correlación negativa entre los precios de las acciones y los bonos que presupone una inflación baja. "Cuando aumenta la inflación, los rendimientos de los bonos se vuelven negativos, porque el aumento de los rendimientos, impulsado por mayores expectativas de inflación, reducirá su precio de mercado", asegura Roubini.
La inflación alta daña a la bolsa
"Pero la inflación también es mala para las acciones, porque provoca tupos de interés más altos, tanto en términos nominales como reales. Por lo tanto, a medida que aumenta la inflación, la correlación entre los precios de las acciones y los bonos pasa de negativa a positiva. Una inflación más alta conduce a pérdidas tanto en acciones como en bonos, como sucedió en la década de 1970. En 1982, la relación precio-beneficio del S&P 500 era de ocho, mientras que hoy está por encima de 30", explica el afamado economista.
Roubini cree que si la inflación continúa siendo más alta que en las últimas décadas (todo apunta a que el régimen de inflación podría estar cambiando), "una cartera 60/40 induciría pérdidas masivas. La tarea de los inversores, entonces, es encontrar otra forma de cubrir el 40% de su cartera que está en bonos", explica el experto.
Tres estrategias
Roubini, un economista que habitualmente centro sus opiniones y análisis en la macroeconomía, ha puesto el punto de mira en la inversión en este último artículo. El economista asegura que existen al menos tres opciones para cubrir el componente de renta fija de una cartera 60/40.
-La primera es invertir en bonos indexados a la inflación o en bonos gubernamentales a corto plazo cuyos rendimientos se acoplan rápidamente en respuesta a una mayor inflación.
-La segunda opción es invertir en oro y otros metales preciosos cuyos precios tienden a subir cuando la inflación es más alta (el oro también es una buena cobertura contra los riesgos políticos y geopolíticos que pueden afectar al mundo en los próximos años).
-Por último, se puede invertir en activos reales con una oferta relativamente limitada, como terrenos, vivienda e infraestructuras.
"Aunque se puede debatir la combinación concreta de cartera, esto está claro: los fondos soberanos, los fondos de pensiones, las donaciones, las fundaciones, las firmas de inversión familias y las personas que siguen la regla 60/40 deberían comenzar a pensar en diversificar sus activos para protegerse contra el aumento de la inflación", sentencia el economista que anticipó la crisis de 2007.