Las últimas conversaciones dentro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) muestran la latente preocupación por la escalada de los precios en el entorno europeo. Según desprenden los líderes europeos, el escenario que proyecta una inflación más alta y persistente ha tomado relevancia en el debate económico, con el riesgo de la subyacente dividiendo a los economistas. La balanza que pone en valor los riesgos sobre la evolución de precios se decanta por una mayor persistencia de los precios, una postura ampliamente reconocida en el BCE. Los miembros del Consejo concuerdan con la evaluación del economista jefe Philip Lane: "la inflación seguirá siendo elevada a corto plazo, pero se suavizará en el transcursos de 2022".
No obstante, no está siendo una tarea fácil encontrar el consenso entre las voces cantantes del BCE. Se considera que las perspectivas de inflación a corto plazo están sujetas a una "elevada incertidumbre" y que los riesgos para las perspectivas de inflación van "en ambas direcciones". La trayectoria de los precios de la energía y el ritmo de de los precios de la energía y el ritmo de resolución de los cuellos de botella de la oferta, ambos fuera del control del BCE, se tuvieron en cuenta factores clave que determinan la dinámica de la inflación a corto plazo.
El organismo liderado por Christine Lagarde recalca que la inflación subyacente ha "aumentado fuertemente" y que la inflación "se ha vuelto más amplia", lo que "advirtió del peligro de presentar el elevado nivel de inflación actual como el resultado de sólo la evolución de los precios de la energía y de factores temporales". Esta alerta del banco central abre la puerta al escenario de una inflación más persistente y más elevada, una nueva hoja de ruta también entre los planes del BCE, que ya otorga más papeletas a esta coyuntura.
Entre los riesgos de la escalada inflacionista observada a lo largo de 2021 se encuentran los temidos efectos de segunda ronda que los vecinos del euro deberían evitar a toda costa. Lagarde, en el contexto del Foro de Davos, reiteró su confianza en que la elevada inflación actual se modere a lo largo del año, a medida que los precios de la energía frenen su escalada y se resuelvan los cuellos de botella, por lo que no se prevén movimientos que derivasen en una espiral de inflación fuera de control.
"No estamos viendo tal movimiento sostenible que llevase a una espiral inflacionista fuera de control", señaló Lagarde durante un coloquio en el marco del Foro Económico Mundial, al destacar que por el momento las negociaciones salariales en la zona euro no ofrecen señales de efectos de segunda ronda. Diferenciando el carácter de los precios en Europa y EEUU, el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, José Emilio Boscá expuso a este medio que EEUU cuenta con un carácter de mayor persistencia en su IPC.
Consenso y preocupación
Dentro del consenso del Consejo de Gobierno, el BCE descarta un aumento sostenido de la inflación a medio plazo sin "un crecimiento salarial dinámico", lo cual se podría considerar una advertencia. Para llegar al sufrir una amenaza del IPC sostenido, comentan, se tendría que producir un "un cambio estructural en el proceso de fijación de salarios o efectos de segunda ronda fuertes".
En esa línea se posicionan, Lane y Schabel quienes señalan que no hay pruebas de un repunte sostenido de las presiones de los precios subyacentes, al menos hasta la fecha. Con un espíritu similar, Isabel Schabel subrayó que las actuales proyecciones de los servicios del BCE, a pesar de estar sujetas a "gran incertidumbre", prevén que la inflación "caiga significativamente" a medio plazo.
Según Schabel, el Consejo ve con "cierta preocupación" los últimos datos sobre la inflación y admite que esta inquietud se ha visto elevada a la luz de las encuestas de expectativas de inflación de los hogares y de las empresas, que apuntan al creciente riesgo de que las expectativas de inflación sean elevadas. En particular, ambos miembros del Consejo subrayaron que las decisiones de política monetaria influyen en la economía con un importante desfase de 18 a 24 meses lo que implica que el periodo 2023-2024 debería ser el principal foco de atención.
Oxford Economics cree, en línea con el Banco Central, que el carácter de la actual inflación es pasajero y no se convertirá en persistente. De hecho, la casa de análisis se atreve a proyectar una inflación general por debajo del objetivo del banco a finales de 2022. De hecho, el reciente análisis sugiere que el fuerte crecimiento salarial de este año se moderará en 2023, con unas expectativas de inflación ancladas y un desempleo estructuralmente alto en algunas partes del bloque que pesa sobre el poder de negociación de los trabajadores. de los trabajadores.
Adelantan que, de solventar con certeza los cuellos de botella de la oferta o los altos precios de la energía (en particular, debido a la "transición verde"), los riesgos de que el objetivo de inflación del BCE se sobrepase de forma permanente, esto se traducirá en una mayor probabilidad de que el endurecimiento de la política monetaria antes de lo previsto. En el seno del BCE se afirmó que la política debe "preservar la flexibilidad para actuar con decisión a fin de mantener ancladas las expectativas de inflación en ambas direcciones" y que la política debe mantener "un enfoque gradual, basado en datos y flexible".