
El último dato de creación de empleo en EEUU dejó un sabor agridulce en los mercados y en la economía en general. Oficialmente se crearon 210.000 empleos, muchos menos empleos de los esperados (550.000). Sin embargo, las cifras entraron en una suerte de contradicción. La tasa de participación laboral subió, mientras que la tasa de paró cayó con fuerza (al 4,2%), algo que no cuadra con una baja creación de empleo. Resolver el misterio del mercado laboral de EEUU es cada vez más complicado.
Por un lado, la encuesta realizada a las empresas, (que es la que se toma como referencia para el dato de creación de empleo mensual) arrojó una creación de 210.000 puestos de trabajo. Sin embargo, para realizar la tasa de paro o la tasa de participación laboral, se usa la encuesta a los hogares, que ha arrojado datos muy diferentes a la de las empresas en noviembre. Según la encuesta de los hogares, la creación de empleo ha sido de 1,13 millones, lo que ha hundido la tasa de paro hasta el 4,2% (frente al 4,6%).
El informe de empleo mensual de EEUU mueve miles de millones de dólares en operaciones de mercado e influye en decisiones de política clave, como las decisiones sobre los tipos de interés de la Reserva Federal.
Por ello en pos de la eficiencia sería muy positivo que estos datos fueran lo más fieles posible a la realidad. Pero lo cierto es que durante la pandemia de covid-19, a los economistas les ha resultado especialmente difícil predecir el número de puestos de trabajo que se suman o se restan cada mes a la economía. El propio gobierno se ha visto obligado a realizar grandes revisiones a sus estimaciones iniciales en cada dato mensual de empleo.
Una dificultad cada vez mayor
¿Por qué? Dos grandes razones. Los economistas están teniendo serios problemas para entender el comportamiento de los hogares y las empresas tras unos estímulos gubernamentales sin precedentes, los cambios en el mercado laboral y el miedo al virus.
En segundo lugar, el gobierno ha experimentado una fuerte disminución en los datos de empleo que recopila de las empresas. Durante uno de los períodos más volátiles de los últimos tiempos, los economistas del sector público y privado tienen unas series de datos menos sólidos de lo que está haciendo el mercado laboral.
Durante la pandemia, las estimaciones de los economistas sobre el crecimiento del empleo a menudo se han desviado en cientos de miles de puestos de trabajo. En lo que va del año, por ejemplo, las estimaciones de los economistas han superado (si se suman todas las cantidades) los informes oficiales del gobierno en alrededor de 1,3 millones de puestos de trabajo.
En los días previos al informe oficial de empleo de noviembre, los economistas encuestados por The Wall Street Journal preveían una creación de 573.000 puestos de trabajo ese mes. La Oficina de Estadísticas Laborales reveló que el número real era 210.000, pero tuvo que modificar los datos de octubre y añadir 82.000 puestos de trabajo más a su estimación inicial hasta sumar un nuevo total de 546.000.
No obstante, incluso en tiempos normales es difícil predecir el crecimiento del empleo con exactitud. Este informe que se publica el primer viernes de cada mes es uno de los primeros datos de la actividad económica que ofrece el gobierno, cuando aún el resto de estimaciones están muy verdes o ni siquiera se han avanzado.
Un mercado laboral inmenso
Otra razón que complica esta función es el enorme tamaño del mercado laboral, actualmente con 149 millones de puestos de trabajo. Al final, la muestra solo supone unas cuantas miles de empresas y de hogares en un país con cientos de millones de habitantes.
A todo lo anterior se le suma la pandemia, que ha añadido muchas más incertidumbres a estas encuestas tempranas. El Congreso aprobó partidas miles de millones de dólares que fueron a parar a los hogares, junto a mayores beneficios por desempleo. Además, los panelistas que calculan el desempleo y que realizan las encuestas se vieron sorprendidos por la rapidez con la que los consumidores han gastado ese dinero, aseguran desde The Wall Street Journal.
Los economistas también están intentando descifrar la rapidez con la que reabren las empresas, lo que resulta fundamental para saber si las muestras siguen siendo válidas o no. La variante Delta generó este verano aún más incertidumbre porque no se sabía que iban a hacer las empresas, cuáles iban a permanecer abiertas o cerradas y menos aún si iban a contratar o a despedir.
Encuesta a 145.000 empresas
El gobierno tiene muchos más datos que los economistas del sector privado. Pero incluso sus estimaciones se han alejado de la realidad. La encuesta del BLS (Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU) se realiza a unas 145.000 empresas a mediados de cada mes y produce una estimación inicial que constituye el número de nóminas de pago del informe de trabajos. Posteriormente, la agencia proporciona dos revisiones a esa estimación, ya que recopila más respuestas a la encuesta.
En cualquier mes, muchas empresas responden tarde a la encuesta o no responden directamente. El BLS argumenta que sus grandes revisiones se están produciendo por la fuerte caída de las empresas que dan una respuesta firme, algo que suele ocurrir en tiempos de agitación económica. La tasa de respuesta ha caído desde el 59% en febrero de 2020 al 45% el mes pasado, según muestran los datos de BLS. Cada vez un número menor de empresas da forma a base de datos a un mercado laboral inmenso. En conclusión, cuantas menos firmas respondan menos fidedignos serán los datos de empleo.
"Ahora está pidiendo a las empresas que aporten datos económicos cuando ellas mismas luchan por mantenerse en el negocio", asegura el profesor de la Universidad de Georgetown, Keith Hall, ex director del BLS. En muchos casos, los empleados que completan el cuestionario están ocupados con otras tareas o han sido despedidos y el correo queda perdido.
Cuando las empresas no responden, la agencia debe calcular cuántos empleados tiene a través de ciertos modelos, asegura Erica Groshen de la Universidad de Cornell, que también dirigió el BLS en el pasado. A menudo, los que responden tarde a la encuesta están "sesgados" en una dirección: contrataron o despidieron en masa, asegura Groshen. Cuando la agencia finalmente recopila sus respuestas, las incorpora a nuevas estimaciones, lo que lleva a grandes revisiones.
El BLS también también intenta buscar nuevas empresas para que se unan a la muestra de la encuesta, para mantenerse al día con los cambios en los tipos y el tamaño de las empresas que constituyen la fuerza laboral. Pero últimamente, esto también se ha convertido en un problema.
La proporción de empresas que aceptaron ser encuestadas, la denominada "tasa de iniciación", se ha reducido a la mitad durante la pandemia. Esto ha llevado a que la muestra se vaya reduciendo poco a poco, lo que probablemente ha provocado más "ruido" o cambios más grandes en las estimaciones y reestimaciones, asegura Groshen a The Wall Street Journal. "A medida que su muestra disminuye, incluso si es representativa, obtendrá una variación más aleatoria", asegura.
Por otro lado esta el ajuste estacional. El BLS modifica los datos 'crudos' de la encuesta para tener en cuenta los patrones estacionales de contratación y otros factores. Sin embargo, la pandemia ha interrumpido esos patrones estacionales y provocó al cierre masivo de colegios, lo que a su vez a afectado también al mercado laboral de una forma inesperada.
Los hogares han transformado su gasto para centrarse en los bienes (en lugar de los servicios) que se venden a través de plataformas online. Los minoristas probablemente han reducido sus plantillas en las tiendas físicas, asegura Stephen Stanley, economista jefe de la firma de análisis Amherst Pierpont. El cambio puede haber afectado el empleo minorista en noviembre, generalmente un gran mes para la contratación.
Los efectos estacionales también han provocado que la cifra general de empleo de noviembre haya parecido débil. Sin ajustes, la economía sumó unos 778.000 puestos de trabajo, la mayor ganancia no ajustada estacionalmente en noviembre en registros que datan de 1939. Sin embargo, en EEUU sigue habiendo millones de trabajadores 'desaparecidos'.
"La evolución de la estructura de la economía se ha acelerado debido a la pandemia", asegura Stanley. Él cree que parte del problema es la escasez de mano de obra, que ha impedido que muchas empresas contraten en meses que suelen suponer grandes datos de empleo.