
Tras una frenética negociación con Compromís y Podemos para los presupuestos valencianos de 2022, el socialista Vicent Soler defiende los fondos transitorios por el Covid pese al rechazo de Hacienda y ve puntos en común entre las autonomías para la reforma de la financiación.
La infrafinanciación sigue siendo el gran problema valenciano, ¿cómo se explica?
Es valenciano, pero también es un problema de Estado porque se incumple la propia Constitución. Ha habido una inercia de los Gobiernos de mayoría absoluta y luego las complicaciones con los de minoría y con la pandemia. Es una anomalía democrática, no puede ser que cinco millones de personas tengan una situación peor que la media. Soy optimista, creo que se dan las condiciones para que haya reforma en un marco de debate muy distinto a los anteriores porque hay un convencimiento de que hay un problema de suficiencia previo. La sensación es que no hay suficientes recursos para las autonomías. Y ello puede permitir que además de dar respuesta a la suficiencia, también se aborde la equidad: que haya recursos para que los que estamos mal mejoremos sin que empeoren los que están mejor. Y todos ganemos.
"La sensación general es que no hay suficiente recursos para las autonomías"
La propuesta valenciana pasa porque la población sea el criterio fundamental.
Sí. El sistema actual es muy confuso y complejo, y, por lo tanto, opaco. Queremos un sistema claro y transparente y que se avenga a las necesidades de las CCAA para satisfacer los servicios públicos básicos. El criterio fundamental tiene que ser la población, ajustado con las características en cada territorio a tener en cuenta, como el envejecimiento o la dispersión.
Otras CCAA quieren el coste de los servicios públicos por habitante.
Todo el mundo sabe que con el status quo actual algunas están mejor financiadas. Si nos comparamos con la mejor financiada son 30 puntos de diferencia, eso nadie lo puede explicar. Cuanto más hablas más te das cuenta que todos queremos lo mismo. En los principios del sistema no hay diferencias de fondo. Lo que hay que hacer es números. No estoy en contra de ningún criterio siempre que la financiación sea justa para que con competencias homogéneas todos tengamos los mismos recursos. Lo de menos es como se llame.
La otra cuestión pendiente es la deuda por esa infrafinanciación.
Desde la perspectiva valenciana la nueva etapa se ha de abrir con dos frentes cerrados. Uno es el de la suficiencia y el de la equidad del modelo. Pero también que se compense la deuda originada por la infrafinanciación. No toda se debe a esa falta de recursos, nadie discute que los valencianos tenemos que pagar los excesos que se han producido. Pero no sería justo que la parte generada por los déficits asimétricos quede como una pesada mochila.
¿Hay alguna propuesta en firme para esa quita de deuda?
La palabra quita no nos gusta a los economistas, porque se habla de riesgo moral y no es aplicable. Estamos hablando de una Administración que no es soberana, que depende de otras y que no ha querido gastar más que los demás, si no gastar como los demás, como la media. Si no nos llegan los ingresos per cápita lo tenemos que cubrir con deuda, que es lo que no queremos.
La Generalitat ha incluido en sus presupuestos de 2022 el fondo transitorio del Covid que el Ministerio de Hacienda rechaza.
Necesitamos esos 1.000 millones, es la única manera de no entrar en una fase de ajustes y recortes que sería injusta, queremos que la nueva normalidad sea mejor que la anterior. No se trata de mantener todos los recursos extraordinarios de la pandemia, pero sí mejorarlos respecto a la prepandemia. Y eso supone consolidar parte de los recursos extraordinarios de estos años. Las necesidades en sanidad, educación y políticas inclusivas, que son responsabilidad de las CCAA, han crecido.
Ese fondo y la tradicional partida reivindicativa por la infrafinanciación suman 2.300 millones de ingresos en el aire. ¿Supone reconocer que será imposible cumplir el déficit?
Claro, yo siempre he reivindicado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera un déficit asimétrico porque somos la comunidad autónoma peor financiada de España. Y tenemos las mismas obligaciones, pero no los mismos recursos. ¿Queremos maltratar a cinco millones de personas? Esa es la pregunta. El mal menor es el FLA, ahora somos una de las administraciones más austeras, pero seguimos aumentando la deuda porque no vamos a renunciar a que nuestra gente tenga las mismas condiciones de vida .
La ministra de Hacienda ha hablado de presupuestos inflados en el caso de Andalucía por el fondo Covid. ¿No temen que recurrir a esas partidas sin fondos puedan provocar recelos o sanciones de Bruselas?
En el medio y largo plazo por supuesto que me preocupa, sobre todo si estas condiciones extraordinarias de relajación de las medidas de estabilidad de Bruselas acaban el año que viene o el otro. Pero, ¿cuál es la alternativa? También es verdad que la historia no explica el futuro y Europa ha tenido claro que la salida de esta crisis no podía ser la de la anterior y por eso los países del sur tenemos más fondos para la recuperación. Europa ha aprendido la lección y hoy es más realista y por eso entiendo que se entenderá la situación de cada país.
Reivindican más competencias tributarias, ¿no se contradice con criticar la política fiscal de Madrid?
Lo que no queremos es dumping fiscal o que basándose en las competencias fiscales se esté ofreciendo a las rentas altas un paraíso fiscal relativo. El 'dumping' fiscal hace mal a las otras CCAA porque unos tiene una capacidad fiscal y otros no, y la obtienen por economías de aglomeración y el efecto capitalidad. Por eso hay que plantear una armonización fiscal no absoluta, pero sí relativa para que haya bandas de fluctuación máximas y mínimas en los impuestos que pueden llevar a los sujetos fiscales a moverse. Y como esa bajada fiscal es para las rentas altas, ¿cómo puedes reclamar más en el reparto cuando renuncias a tu propio esfuerzo fiscal?