
Este verano, Islandia se situó al frente de muchos titulares debido al éxito del que hasta ahora ha sido el mayor experimento con una jornada laboral de 4 días, un nuevo tipo de propuesta laboral que en España se lleva debatiendo meses desde la propuesta inicial Más País y que ya han adoptado de forma todavía muy primigenia algunas empresas -entre las que está Telefónica- en varios países.
En Islandia se probó desde 2015 con el 1% de su población activa, unas 2.800 funcionarios de distintos sectores. El experimento consistía en reducir la jornada laboral a 35-36 horas semanales sin reducir el salario que se percibía. Con ese horario, los empleados que han participado podían si su labor lo permitía trabajar un día menos a la semana o bien repartir esas horas durante los cinco días habituales.
Un análisis conjunto realizado por grupos de expertos de Islandia y el Reino Unido concluyó que las pruebas, que se llevaron a cabo entre 2015 y 2019 aumentaron la productividad y el bienestar y ya están dando lugar a cambios permanentes en la cultura laboral de los empleados y las empresas que participaron.
Efecto Hawthorne: o cómo somos más productivos cuando se mide nuestra productividad
El caso islandés fue visto como un éxito, sin embargo, existen varias opiniones que en los últimos tiempos lo han puesto en entredicho. El profesor de la Universidad de Tecnología de Sidney Anthony Veal comentaba en un ensayo en The Conversation que el hecho de que fueran funcionarios era algo de tener en cuenta, y también comentaba un aspecto importante: el llamado Efecto Hawthorne.
¿En qué consiste este efecto? Su nombre proviene de un experimento llevado a cabo en 1924 por Elton Mayo, un sociólogo nacido en Australia. Realizó su investigación en la planta de Hawthorne de la Western Electric Company, que fabricaba equipos telefónicos para AT&T.
El sencillo experimento tenía como objetivo evaluar el efecto de las condiciones de trabajo en la productividad. Cuando se aumentó la iluminación en la zona de trabajo para unos pocos trabajadores, se observó que la productividad de los trabajadores de esa nave en particular también había aumentado. Esto permitió establecer el hecho de que el cambio mejoraba la productividad.
Estos trabajadores también formaron parte de otros experimentos exitosos en los años siguientes. Se modificaron los horarios de trabajo y las pausas de descanso, y se les ofreció comida durante las pausas. Se observó que cada pequeño cambio suponía una mejora de la productividad.
Los experimentos continuaron hasta 1932 y se invirtieron todos estos cambios suponiendo que la productividad caería, pero sorprendentemente no hubo ninguna caída en los niveles de productividad.
Mayo estableció que no era el cambio en el entorno físico lo que aumentaba la productividad, sino la creencia de los trabajadores de que eran valorados, atendidos y que alguien se preocupaba por su lugar de trabajo. Además, tener la oportunidad de discutir los cambios antes de que se aplicaran contribuyó al aumento de la productividad.
Sin embargo, el experimento de Mayo ha sido evaluado de forma diferente por distintos investigadores. Muchos afirman que el aumento del nivel de productividad se debió al hecho de que los empleados sabían que estaban siendo observados y que tenían que rendir más.
El debate sobre la jornada semanal laboral de 4 días
Esta teoría se ha denominado efecto Hawthorne: una forma de reactividad psicológica que ahora se tiene en cuenta en cualquier experimento y que se basa en que los sujetos de una investigación alteran su comportamiento al saber que están siendo observados.
De ahí que el caso islandés sea ahora objeto de nuevo de debate. "Las unidades de trabajo contaban con voluntarios para participar en los experimentos, por lo que es muy posible que estuvieran motivados para que funcionaran como estaba previsto. Es posible que esto no se reproduzca en acuerdos de trabajo modificados más generalizados", comentaba el profesor Veal al respecto.
Saber si la posibilidad de que un experimento salga bien puede hacer que trabajemos un día menos a la semana para siempre es, en definitiva, el condicionante que se le achaca. Por otro lado, la investigación inicial se apoyaba en que el mayor tiempo libre producía un mejor ambiente de trabajo, menos estrés, y en conclusión mayor productividad.
El debate, en cualquier caso, parece que seguirá abierto.