El acuerdo para crear una nueva fiscalidad internacional, con una tasa mínima de al menos el 15% y un nuevo reparto de los ingresos tributarios que refleje la realidad de la economía digital, es tan histórico como frágil.
Por eso, la UE decidió no complicar el proceso de finalización que tiene por delante el paquete armado por la OCDE, y pospuso su tasa digital, cuya propuesta estaba prevista para el 20 de julio. "Hemos decidido suspender nuestro trabajo sobre nuestro nuevo impuesto digital", anunció un portavoz comunitario, quien añadió que reevaluarán la situación en otoño.
El anuncio se produjo coincidiendo con la visita de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, a Bruselas para reunirse con altos cargos de la UE y con los ministros de finanzas de la eurozona (el Eurogrupo).
El pasado fin de semana, los ministros de finanzas de las naciones del G20 respaldaron en Venecia (Italia) el acuerdo fiscal global, aunque los detalles deben ser finalizados para octubre.
Además, el paquete requerirá la aprobación parlamentaria en cada uno de los 131 países que apoyan la iniciativa.
Con el acuerdo global perfilado, EEUU había pedido a los europeos que no continuaran con sus planes. "Realmente depende de la Comisión Europea y de los miembros de la UE decidir cómo proceder. Pero esos países han acordado evitar la implementación en el futuro y desmantelar los impuestos que discriminan a las empresas estadounidenses ", avisó Yellen en Venecia.
La Comisión argumentó durante las últimas semanas que su tasa digital no entraba en conflicto con la propuesta de la OCDE. Aun así, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, explicó que la institución decidió posponer su iniciativa para centrarse en completar "el último kilómetro" del acuerdo global.
El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, añadió que "el paso más importante es que tenemos un acuerdo global sobre el impuesto mínimo y que también tenemos un acuerdo sobre cómo gravar mejor a las grandes empresas altamente rentables, incluidos los gigantes digitales globales".
Algunos de los obstáculos hacia el acuerdo final tienen su origen en Europa, ya que Estonia, Hungría e Irlanda se oponen a algunos elementos del paquete.
La participación de Yellen en el Eurogrupo sin embargo se centró en la cooperación económica y financiera, sobre todo en el contexto de la recuperación.
La estadounidense pidió sin reparos más estímulos a los europeos el año que viene. "Es importante que los Estados miembros consideren seriamente medidas fiscales adicionales para garantizar una sólida recuperación nacional y mundial", dijo según unos comentarios distribuidos antes del encuentro.
Y con la mira puesta en la revisión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, las normas de la UE que controlan el déficit y la deuda nacionales, apuntó que "una parte esencial de una recuperación duradera es crear un marco fiscal de la UE con suficiente flexibilidad para permitir que los países respondan enérgicamente a las crisis" y evitar recortes de austeridad cuando las economías entran en recesión.