
Ningún banquero central del mundo se está enfrentando a la inflación este año como Roberto Campos Neto. En marzo, el presidente del Banco Central de Brasil sorprendió a los mercados con una subida de los tipos de interés mayor de lo esperado: 75 puntos básicos. Fue una táctica clásica de la banca central, ejecutada por el nieto de una de las mentes económicas preeminentes de Brasil, el prestigioso economista y político Roberto de Oliveira Campos.
Campos Neto buscaba una gran demostración de fuerza desde el principio para dejar clara su determinación a la hora de combatir la inflación. Su idea era hacer bajar rápidamente las expectativas de inflación de los inversores y posiblemente aliviar la necesidad de subidas adicionales. Sin cejar en su empeño, Campos Neto y el consejo del banco subieron los tipos otros 75 puntos básicos en mayo, y según sus propias indicaciones, volverán a hacer lo mismo en la reunión que mantendrán este miércoles, llevando el tipo de interés de referencia, la tasa Selic, al 4,25%. ¿Cuál es el problema? Este audaz plan parece no estar funcionando.
La medida clave de las expectativas de inflación en el mercado de bonos apenas ha variado desde la primera subida de tipos en marzo y, lo que es peor, las previsiones de inflación de la encuesta semanal del banco central a los economistas han aumentado, en lugar de disminuir, durante todo este tiempo. Precisamente el lunes, elevaron sus estimaciones para este año y el siguiente hasta el 5,82% y el 3,78% respectivamente, ambas por encima del objetivo del banco central.
En honor a la verdad, esta inercia se está dando por factores que están fuera del control de Campos Neto: un gran déficit presupuestario, la subida de los precios mundiales de las materias primas y una grave sequía que está haciendo subir las facturas de electricidad. No obstante, el escenario hace plantearse una cuestión crucial: ¿está dispuesto este banquero central a telegrafiar que va será aún más agresivo con las subidas de tipos -aunque eso pueda socavar la recuperación económica tras la pandemia- o se resistirá y se arriesgará a dejar que la inflación despegue?
"Lo que espero que entiendan", dice Tony Volpon, ex director del banco central brasileño, "es que lo que están haciendo no está funcionando. No está frenando las expectativas. Tienen que hacer algo diferente". Lo cierto es que las expectativas de inflación para 2022, en particular, no están respondiendo a las agresivas subidas de tipos porque muchos economistas no están de acuerdo con las señales del banco central de que no necesitará retirar todo su estímulo monetario para controlar la inflación y de que basta con avanzar rápidamente con el ciclo de endurecimiento para que funcione.
Presionado al respecto, Campos Neto dijo la semana pasada que la llamada "normalización parcial" de la política monetaria -que significa mantener un cierto nivel de estímulo- no es una promesa ciega del banco central, sino un esfuerzo en pos de la transparencia. Añadió que las decisiones del banco se basan en datos y, sobre todo, que sigue comprometido al 100% con el objetivo de inflación, que se sitúa en el 3,5% para 2022.
Es por eso que la mayoría de los economistas esperan ahora que Campos Neto, para cumplir esa promesa, elimine de las comunicaciones del banco cualquier indicación sobre futuras actuaciones en materia de tipos y opte por un enfoque más sencillo, diciendo únicamente que los responsables políticos harán lo necesario para frenar los precios. "Nadie puede criticar la transparencia, pero añadirá volatilidad a corto plazo", analiza David Beker, jefe en Brasil de Bank of America Securities. "Es como si hicieran dos reuniones en una".
"Esperamos que el banco central brasileño cumpla con el plan trazado en su última reunión, llevando la Selic a su nivel prepandémico al subirla al 4,25% este miércoles. Con todo, la mayor atención se centrará en la declaración posterior a la reunión. Esperamos que los responsables de la política monetaria adopten un tono más agresivo, sin comprometerse necesariamente a una plena normalización en los próximos meses", explica a Bloomberg la economista brasileña Adriana Dupita.
Las perspectivas de Brasil siguen siendo más complejas de lo habitual con la pandemia de por medio. La economía necesita un ritmo de vacunación más rápido para reabrirse por completo y el reciente fortalecimiento del real, que pasó de ser la moneda latinoamericana con peor rendimiento el año pasado a la segunda mejor en 2021, podría aliviar las presiones inflacionistas. Pero, al mismo tiempo, la citada sequía y una recuperación de la actividad económica más rápida de lo previsto están haciendo subir los precios de los servicios.
"Con la excepción del petróleo, los precios de las materias primas han seguido subiendo (con un impacto esperado no sólo en los precios de los alimentos o del transporte, sino también en la inflación subyacente a través de la subida de los precios de los productos industriales). Con una previsión de aumento de los precios administrados del 8,4% para 2021 (5% para 2022), todo está dispuesto para que la inflación siga siendo elevada", opinan los analistas de Crédit Agricole.
"Los riesgos a la baja incluyen obviamente una recuperación económica más lenta, mientras que las nuevas medidas fiscales en respuesta a la pandemia o la falta de continuidad en las reformas que podrían ejercer una presión adicional sobre las primas de riesgo justificarían una senda de inflación más elevada", continúan desde el banco francés.
Más 'halcón' que Turquía
Este miércoles, el banco central brasileño probablemente habrá aumentado su tipo de interés de referencia en 225 puntos básicos en apenas tres meses, a los que se sumarán otros 200 puntos básicos este año, según las proyecciones de los economistas. Entre los principales bancos centrales, sólo el de Turquía ha subido los tipos de forma tan agresiva: 875 puntos básicos en 2020 y 200 puntos básicos este año. Sin embargo, los responsables de las políticas monetarias turcas ya están considerando cuándo recortar estas subidas.
Volpon, actualmente estratega de inversiones en Wealth High Governance, cree que el Banco Central de Brasil "no está preparado para una orientación de puntos" al estilo de las previsiones detalladas de los tipos de interés por parte de los miembros del consejo de administración que suele ofrecer la Reserva Federal de EEUU.
Cuando Campos Neto anunció su impactante subida de tipos acompañada de la promesa de "normalización parcial", los operadores descontaron lo que el banco había indicado durante sólo 48 horas, antes de empezar a apostar por futuras subidas de hasta 100 puntos básicos. Volpon y la mayoría de los economistas insisten en que el mensaje debe ser más sencillo: basta con decir que se hará lo que sea necesario para combatir la inflación.
"La orientación futura en Brasil puede ser demasiada tramposa. El país, junto con el resto de los mercados emergentes, sigue demasiado centrado en el corto plazo", zanja Alejandro Cuadrado, estratega para América Latina de BBVA.