Economía

Veinte metros de pasillo en la Otan para colar indultos

  • Ayuso no ha llamado cómplice al Rey. Al contrario, reivindica su papel
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Reuters
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La política es en la mayoría de los casos un acto de permanentes liturgias, exhibición de panoplias y puestas en escena donde la propaganda esconde la falta de ideología y la ausencia de determinación. El problema es cuando resulta tan evidente la primera parte frente a la segunda, dejando a la luz la obscenidad intelectual de algunas actuaciones. Un ejemplo manifiesto fue el encuentro que tuvo lugar ayer en las instalaciones de la Otan (Bruselas) donde el presidente español, Pedro Sánchez, salió en busca del mandatario estadounidense, Joe Biden. Veinte metros caminando y algo más de 40 segundos de fugaz conversación, hasta que una señora corta en seco el camino a Sánchez, y desvía a Biden, confirmando así uno de los paseíllos más cortos entre dos dirigentes internacionales, aunque solo fuera la primera toma de contacto.

El problema en sí no es que Sánchez haya tenido que aprovechar una cita de este calado como la cumbre del Consejo Atlántico, para quitarse la espita de no haber recibido a estas alturas la llamada de teléfono de rigor que, protocolariamente, un presidente de Estados Unidos hace a sus aliados una vez ganadas las elecciones. La desazón política viene cuando días previos el encuentro entre ambos dirigentes era vendido por parte de Moncloa con pólvora y mixtos de escopetilla de feria, y al tiempo con alharacas al más alto nivel, porque lo que han captado las imágenes devuelve inmortalizada la frustración. Que duda cabe de que, en una situación como esta, a Sánchez y a Biden no les ha dado tiempo de hablar del problema que España y la Unión Europea tienen con el vecino Marruecos; tampoco de la poca gracia que le hace a EEUU que el Gobierno de coalición esté formado por comunistas admiradores de Nicolás Maduro. Y es más que probable que no hayan conversado del papel de España en el concierto de la Otan. Y aunque es posible que lo hagan después; a otros niveles, entre técnicos; sin embargo, para evitar dudas, la Administración estadounidense quiso ayer dejar claro que el encuentro casual, en todo caso solo era casual, ya que ni siquiera estaba en la agenda del presidente norteamericano.

Ayuso no ha llamado cómplice al Rey. Al contrario, reivindica su papel como monarca

Entretanto, y para salvar un expediente que no ha salido como previamente se había anunciado, el Gobierno y el Partido Socialista encontraron el domingo un martillo-pilón con el que contraatacar para así no tener que hablar de las consecuencias de los indultos de gracia, que están al caer, a favor de los políticos presos por perpetrar la declaración de independencia de Cataluña en 2017.

Socialistas, izquierda e independentistas en general han creído hallar una joya en las declaraciones en las que Isabel Díaz Ayuso pregunta al Gobierno si se va a atrever a hacer cómplice al Rey al firmar esos indultos. Y es evidente que, si se ven las imágenes al completo, y se escucha sin cortes, la presidenta de la Comunidad de Madrid no llama cómplice al monarca. Más bien al contrario. Reivindica su papel, pero en la crítica hacia esos indultos, cuestiona hasta dónde será capaz de llegar el Ejecutivo por entregar esta prebenda al nacionalismo. Por cierto que Ayuso también pregunta por la vía escocesa. Claro que de eso hoy nadie responde.

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