Ni criptomonedas, ni valores de Wall Street. Para sonado, el 'rally' de los precios del pollo en EEUU en un momento en el que los temores a una próxima inflación están ahí. El fuerte aumento de la demanda, coincidente con los rigores de la pandemia, ha provocado un problema de oferta que se está saldando con una, cuando menos, curiosa escasez del producto. ¿Por qué se ha disparado este consumo?
El pollo, que es la carne más popular en EEUU, está encontrando un nuevo nivel de demanda después de que la cadena Popeye's presentara en 2019 un sándwich (parece más bien una hamburguesa) que se hizo viral y se agotó en semanas. El frenesí se ha extendido ahora a otras cadenas como McDonald's y KFC, que recientemente han informado de que sus nuevos sándwiches de pollo frito se están vendiendo muy por encima de las expectativas.
"La demanda del nuevo sándwich ha sido tan fuerte que, junto con la escasez general de la oferta de pollo a nivel nacional, nuestro principal desafío ha sido mantener esa demanda", dijo hace poco a Bloomberg David Gibbs, director ejecutivo de Yum! Brands, conglomerado al que pertenece KFC entre otras cadenas.
Las ventas de KFC se han disparado un 14% en el último trimestre en EEUU debido en parte a su nuevo sándwich de pollo, que se vende el doble que los anteriores. McDonald's, que también registró unas ventas del primer trimestre superiores a las previstas, no mencionó ninguna limitación de suministro cuando presentó sus resultados hace días, pero sí dijo que las ventas de su nueva línea de sándwiches de pollo están "superando con creces las expectativas".
Las empresas avícolas han estado luchando para mantener la demanda de los restaurantes de comida rápida. El mayor reto para Pilgrim's Pride, el segundo mayor productor de pollo de EEUU, es la mano de obra, según su director general, Fabio Sandri. La compañía espera pagar 40 millones de dólares más este año para pagar y retener a los trabajadores.
Al mismo problema hace referencia el presidente de Wingstop, Charles Morrison, cuyo negocio se basa en el pollo. "Los proveedores están luchando al igual que muchos en nuestra industria, para contratar a personas que procesen el pollo, lo que ejerce una presión inesperada sobre la cantidad de aves que se pueden procesar y afecta negativamente al suministro de todas las partes del pollo en EEUU, no sólo las alas", describe también para Bloomberg. En otra entrevista con el Wall Street Journal, Morrison asegura que Wingstop está pagando un 26% más por las alas de pollo con hueso este año.
A principios de 2021, el pollo parecía una ganga para los restaurantes estadounidenses. Los cierres y las restricciones en los comedores habían contribuido a aumentar las reservas de pollo en los almacenes frigoríficos. La pechuga de pollo deshuesada y sin piel, el producto estrella de la industria avícola, el año pasado rondaba el dólar la libra (no llega a medio kilo), según Urner Barry. Ahora, la pechuga de pollo deshuesada cotiza a 2,04 dólares la libra, según la empresa. En la última década, el precio medio era de 1,32 dólares la libra.
Si las grandes cadenas de comida rápida están notando el problema con el suministro y los precios, los restaurantes independientes lo han sentido con más fuerza. Los propietarios de estos establecimientos han llegado a pasar semanas sin alitas.
Un buen dato es que los productores de pollos tenían alrededor de un 4% más de huevos de pollos de engorde en las instalaciones de incubación el 1 de abril en comparación con el año anterior, según el Departamento de Agricultura de EEUU. Dato que contrasta con que el total de pollos nacidos en los tres primeros meses del año haya sido inferior al del mismo periodo de 2020.
En medio de esta situación, Sandri avisa de lo que está por venir: "La temporada de asado está a la vuelta de la esquina, cuando la demanda de pollo es la más fuerte históricamente".
