Madrid
El fenómeno Ayuso, con proyección nacional, confirma el batacazo electoral del candidato socialista, Ángel Gabilondo, y de su proyecto. Pero además, ratifica el voto de castigo que el elector madrileño ha ejercido sobre el Gobierno de Pedro Sánchez, al que la presidenta calificó como el verdadero candidato de estas elecciones en la Comunidad de Madrid.
El flojo gancho de Gabilondo, sus pocas ganas de verse en esta contienda, y los sucesivos vaivenes estratégicos, por no contar el último guiño a Pablo Iglesias, han corroborado el fracaso de una campaña errada desde el minuto uno.
Si es difícil para un candidato luchar contra la corriente de su partido, más difícil es aun cuando tu partido además es el que está en el Gobierno, y dice y hace justo lo contrario de lo que el candidato oficial marca en su programa. Esto es exactamente lo que le ha pasado Ángel Gabilondo. El catedrático ha tenido que defender la inacción de su política fiscal para no perturbar el bolsillo de los madrileños, aun habiendo dicho semanas atrás que pensaba hacer lo contrario. Pero hete aquí que después de ese triple salto mortal que tanta confusión provoca en los electores, Gabilondo tuvo que soportar que el Gobierno, y de su partido, haya enviado esta semana el paquete de reformas a Europa, en cuyo contenido se recogen las eliminaciones de una serie de deducciones fiscales que perjudican a las familias y jubilados, como este martes publica en exclusiva eE.
No obstante, el voto de castigo a Sánchez ha tenido un efecto aun más demoledor, básicamente por las restricciones a Madrid, el uso de las instituciones frente a Díaz Ayuso -el CIS, el BOE, Correos- el mareo de las cartas, o la actuación de Marlaska. Quizás demasiados frentes como para creérselos. Eso sí, este martes, Moncloa y el PSOE dejó solo a Gabilondo.
