Economía

¿Qué vino antes, la desigualdad o las políticas expansivas de los bancos centrales?

  • Los críticos del QE señalan el castigo al ahorro y los activos 'inflados'
  • La creciente desigualdad desde los 80 habría llevado políticas expansivas
  • Estímulos, leyes antimonopolio y menos globalización cambiarían el escenario
Foto: Dreamstime.

No son pocos los críticos que afirman que los bajos tipos de interés y la expansión cuantitativa (QE por sus siglas en inglés) decretados por los bancos centrales en los últimos años han exacerbado la desigualdad en las sociedades actuales. Uno de los argumentos que más se escucha es que esta combinación de políticas monetarias ha disparado los precios de las acciones sin hacer mucho por la economía real. De la misma manera, se sostiene que estas medidas perjudican a la clase media al privar a los ahorradores de una fuente importante de ingresos por el cobro de intereses. ¿Pero es esto realmente así?

Centrándose en el caso de EEUU, la evidencia parece sugerir lo contrario. Según concluye un informe de BCA Research, la creciente desigualdad desde principios de la década de 1980 ha deprimido la demanda agregada, lo que ha obligado a los bancos centrales a flexibilizar la política monetaria. Y es precisamente esa flexibilización la que puede provocar un cierto viraje en las tasas de desigualdad.

Si bien es cierto que, por ejemplo, la mayor parte de la riqueza en acciones está en manos de los muy ricos -según datos de la Fed, el 1% más rico posee la mitad de todas las acciones-, las políticas expansivas no solo ha hecho subir los precios de las acciones. La caída de los rendimientos de los bonos también ha elevado los precios de las viviendas y, a diferencia de los activos financieros, la riqueza inmobiliaria se mantiene en general entre la población.

Del lado de los tipos de interés, aunque su bajada ha ayudado a que los más ricos vean cómo sus activos se han revalorizado, también les ha golpeado más por el lado del ahorro. "Los ingresos por intereses representan una proporción mucho mayor de los ingresos totales de los individuos ultrarricos que de todos los demás", afirma en la nota el Jefe de Estrategia Global de BCA Research, Peter Berezin, quien subraya que, al menos en ese punto, "la clase media no ha sido la principal víctima".

Durante un tiempo, los tipos de interés bajos permitieron que los hogares más pobres se endeudaran más, enmascarando así el impacto de la creciente desigualdad. Sin embargo, después del estallido de la burbuja inmobiliaria, los hogares se vieron obligados a reducir los gastos y empezar a vivir dentro de sus posibilidades. "El colapso resultante en el consumo empujó los tipos hacia el cero y obligó a la Fed a emprender un programa de QE tras otro", apostilla Berezin.

Abordando la vertiente laboral, los datos ponen de manifiesto que la productividad de EEUU se ha duplicado desde 1980, pero los salarios medios reales han aumentado solo en un 20%. La mayor parte de las ganancias por este repunte de la productividad se han dirigido a los propietarios de capital y a las personas con los ingresos más altos. Por contra, señala Berezin, lejos de exacerbar la desigualdad de ingresos, una investigación reciente del FMI demostraba que una política monetaria más flexible puede reducir la desigualdad al impulsar el crecimiento del empleo y los salarios.

Del lado de las empresas, también se aprecian tendencias previas a la aplicación de los programas QE. La más clara ha sido el auge de los monopolios: la concentración del mercado ha aumentado en el 75% de todas las industrias estadounidenses desde 1997. La prueba fehaciente se ha visto con especial énfasis en el sector tecnológico con un cambio de modelo en el que los mayores rendimientos del capital no han desembocado en una mayor inversión. Esta menor inversión, a su vez, reduce la demanda agregada al mismo tiempo que el mayor poder de mercado de estas empresas "desplazará los ingresos hacia los ricos propietarios del capital, que tienden a ahorrar más que los trabajadores normales", remacha Berezin.

¿Cambio de paradigma?

Tras la ponderación entre el progresivo aumento de la desigualdad en las últimas décadas y las ulteriores políticas expansivas, los analistas de BCA se abren con esperanza a un cambio de paradigma precisamente por la laxitud de los bancos centrales, acrecentada por los efectos causados por la pandemia de coronavirus.

"Después de aumentar durante las últimas cuatro décadas, es posible que la desigualdad disminuya. Los bancos centrales están dispuestos a permitir que las economías se sobrecalienten. Podría surgir un ciclo de retroalimentación en el que las economías sobrecalentadas eleven la participación del trabajo en los ingresos, lo que generaría más gasto e incluso salarios más altos. Es probable que la política fiscal amplifique este circuito de retroalimentación", señalan con cierto optimismo.

"Podría surgir un ciclo de retroalimentación en el que las economías sobrecalentadas eleven la participación del trabajo en los ingresos, lo que generaría más gasto e incluso salarios más altos"

También se aferran a que las políticas gubernamentales se están moviendo en una dirección "más redistributiva", dando por seguro que con la llegada de Joe Biden a la presidencia de EEUU las tasas impositivas sobre los mayores perceptores de ingresos aumentarán al mismo tiempo que se propiciarán políticas de gasto como la subida del salario mínimo.

Coadyuvando a este cambio en la "marea de la desigualdad", el análisis anticipa también una aplicación más contundente de las leyes antimonopolio. En ese sentido, señala que cada vez más republicanos están de acuerdo con afirmaciones como la hecha por la senadora demócrata Elizabeth Warren: "Las grandes empresas tecnológicas de hoy tienen demasiado poder, demasiado poder sobre nuestra economía, nuestra sociedad y nuestra democracia". 

Por último, entra en escena un cierto retroceso de la globalización. "Después de aumentar significativamente, la relación entre el comercio mundial y la producción se ha mantenido estable durante más de una década. A medida que disminuya la competencia de los trabajadores extranjeros, los salarios de la clase trabajadora en las economías avanzadas podrían aumentar", concluyen desde BCA Research.

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