Economía

Biden acomodará un nuevo estímulo bajo la sombra del segundo impeachment a Trump

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En su primera aparición pública desde el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a ignorar cualquier tipo de responsabilidad sobre lo ocurrido. Mientras en la Cámara de Representantes se alistaban varias resoluciones, que albergaban desde la activación de la Enmienda 25, una potencial censura o un más que asegurado juicio político que podría someterse a votación tan pronto como el miércoles, su sucesor en la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden, prefiere centrar sus esfuerzos en apuntalar la recuperación.

El presidente electo tiene previsto desvelar un día después sus planes económicos más inmediatos, que incluirán un esfuerzo por aprobar otra remesa de estímulos en el trimestre en curso. Biden ya adelantó que la factura será alta con un gasto calculado en "billones" y que permitirá discernir algunas de las prioridades legislativas de los demócratas ahora que contarán con un ajustado control del Congreso y el Senado.

Sin embargo, los economistas estiman que el desembolso más inmediato se moverá entre los 500.000 y 750.000 millones de dólares, es decir, alrededor de un 3,4% del PIB, que podría activarse tan pronto como a finales de febrero o comienzos de marzo, si los vientos políticos soplan a favor.

Para Andrew Hollenhorst, economista jefe de Citi, la nueva remesa de estímulos centrará su atención en extender los subsidios adicionales por desempleo que expirarán en marzo, elevar o autorizar una nueva ronda de pagos directos a los contribuyentes así como ofrecer ayudas a los gobiernos estatales y locales.

"Esto podría aprobarse en las primeras semanas de la presidencia de Biden si se consigue sobrepasar el umbral de 60 votos en el Senado", aclara. En este sentido, dado que los demócratas contarán con 50 escaños en la Cámara Alta se requerirá el apoyo de algunos de sus homólogos republicanos además de mantener en cintura a todos los senadores de su propia bancada. Algunos de ellos, como es el caso de caso de Joe Manchin, ya advirtió la semana pasada su preferencia por un apoyo fiscal más específico a un aumento fijo de los "cheques" de estímulo de 600 a 2.000 dólares, por ejemplo.

Dadas las circunstancias, Alec Phillips, economista de Goldman Sachs, estima que la cantidad y el momento de la aprobación "es difícil de predecir y dependerá en parte de si la Administración Biden y los demócratas tratan de aprobar medidas fiscales con apoyo bipartidista". "Si esta estrategia fracasa es probable que el estímulo tenga que abordarse a través del proceso de reconciliación de presupuesto, que llevaría más tiempo, pero podría conducir a un mayor apoyo fiscal", explica en un informe a sus clientes.

Tanto Hollenhorst como Phillips coinciden en señalar que aunque cualquier subida sobre el impuesto de la renta se retrasará hasta 2022, Biden y su equipo optarán por ajustar otras partidas, como los gravámenes sobre las ganancias de capital. En lo que se refiere al impuesto de sociedades, la subida que se proyecta es del 21% hasta el 24% o el 25%, por debajo del 28% defendido por el demócrata durante su campaña electoral.

En estos menesteres y en la futura materialización de los planes que presente Biden el jueves jugará un importante papel el inminente juicio político contra Trump. El mandatario advirtió el martes que el impeachment, que tienen previsto votar los demócratas en la Cámara de Representantes, "está provocando mucha furia, es una cosa muy terrible lo que están haciendo". "Es la continuación de la mayor caza de brujas política de la historia. Y está provocando mucho peligro a nuestro país", aclaró.

Sin mostrar sentimiento alguno de culpa, su actitud siguió generando sentimientos encontrados en el Capitolio. Está previsto que los demócratas voten una resolución que obligaría al vicepresidente, Mike Pence, a plantearse en 24 horas la activación de la Enmienda 25 de la Constitución, que bajo su cuarta sección podría obligar a Trump a dimitir alegando que éste no es capaz de "desempeñar las funciones y obligaciones de su cargo".

Aún así, Pence y Trump se reunieron el lunes tras no haberse comunicado desde el pasado miércoles para afianzar su compromiso de trabajar juntos en los últimos días de su mandato. Es por ello que parece poco probable que Pence y el gabinete del republicano obliguen a Trump a dimitir.

Otra opción barajada por el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, el republicano, Kevin McCarthy, ante la presión de los propios miembros de su partido que consideran que debe castigarse a Trump, se incluía la presentación de una resolución de censura contra el presidente. Una represalia de menor calado que un impeachment pero que no se aplica a un inquilino de la Casa Blanca desde hace más de un siglo.

Es por ello que, bajo este panorama, los demócratas sigan adelante para votar hoy el artículo para un juicio político que se presentó el lunes donde se acusa al presidente Trump de altos crímenes y delitos menores por azuzar una insurrección y perturbar la transferencia pacífica del poder.

Eso sí, si la Cámara de Representantes impugna al republicano, algunos demócratas han pedido a Pelosi que retrase el envío de la acusación al Senado para evitar que el juicio político interrumpa el arranque de la nueva Administración. De esta forma, Biden contaría con tiempo suficiente para confirmar a los miembros de su gabinete y centrarse en las prioridades legislativas.

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