
Las pensiones públicas se cuestan alrededor de un 11% del PIB cada año, una cantidad que se va a ir incrementando a medida que la vasta generación del baby boom se jubile. A día de hoy, la Seguridad Social presenta un fuerte desequilibrio que irá en aumento si no se toman medidas, lo que generará un mayor déficit público estructural y una deuda pública más elevada todavía. Se necesitan tomar medidas por el lado del gasto y de los ingresos.
El sistema de pensiones presenta un fuerte déficit actuarial que consiste en que cada participante recibe del sistema un volumen de pensión superior a las cotizaciones que ha hecho a lo largo de su vida.
Por ello, desde BBVA Research apoyan la propuesta de incrementar de 25 a 35 en el número de años de la carrera laboral a tener en cuenta en el cálculo de las pensiones públicas. Rafael Doménech, economista jefe, aseguró que desde BBVA Research llevan "muchos años defendiendo" esta política, por lo que se mostró a favor de la medida, para acto seguido agregar que "lo ideal sería contemplar toda la carrera laboral".
Se necesita implementar una reforma de este tipo para incrementar la sostenibilidad del sistema y mantener la equidad entre generaciones. Es necesario un cálculo de la carrera laboral en línea con otros países que "deben servir como ejemplo de las mejores prácticas de reformas de pensiones a nivel europeo".
Por ejemplo, la AIReF ha simulado el impacto que tendría la profundización de las reformas paramétricas de las pensiones de 2011 en línea con las propuestas de la Opinión de 2019. Esta profundización contendría el gasto en pensiones en 1,4 puntos del PIB, asumiendo que la edad efectiva de jubilación se retrasa 2 años sin alterar la edad legal y que el periodo de cómputo para el cálculo de la pensión aumenta de 25 a 35 años.
Incluso poniendo en marcha estas reformas, las pensiones seguirán teniendo un coste cada vez mayor en términos absolutos y relativos. Las reformas pretenden suavizar el incremento de este coste que es producto de una esperanza de vida mucho mayor y unas nuevas pensiones de jubilación que son cada vez más elevadas de media.
Todo ello se une a un mercado laboral que cuya tasa de empleo es muy baja y con una productividad que crece muy despacio, lo que impide que los salarios (y por ende las cotizaciones sociales) crezcan con fuerza. El crecimiento potencial de la economía española es muy bajo para las próximas décadas. Primero se necesita crear mucho empleo para aumentar los ingresos por cotizaciones. Cuando este objetivo esté logrado habrá que buscar fórmulas para aumentar la productividad y los salarios.
En 2019, antes del covid-19 el déficit del sistema de pensiones era de 16.793 millones de euros (un 1,3% del PIB), nos encontrábamos que por cada persona de 65 años o más (potencialmente perceptora de una pensión) existían 3,3 personas en edad laboral (de 16 a 64 años) potencialmente cotizantes.
Ahora no es el momento del SMI
BBVA Research cree que "no es el momento" para acometer una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional en España al continuar un "proceso de destrucción de puestos de trabajo", por lo que ha pedido que se aplace el momento de considerar si es "recomendable" un nuevo incremento a cuando haya una "recuperación más consolidada", así como tener en cuenta toda la carrera laboral para el cálculo de las pensiones.
Así lo han señalado este jueves el director de BBVA Research y economista jefe de Grupo BBVA, Jorge Sicilia; el responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech, y el economista jefe para España, Miguel Cardoso, durante la presentación telemática del informe 'Situación España', que augura un crecimiento del 5,5% este año y del 7,7% en 2022.
Cardoso ha indicado que España está inmersa en un "proceso de destrucción de puestos de trabajo" y "todavía hay una capacidad sin utilizar relativamente importante dentro de la economía", por lo que no es aconsejable acometer una subida del SMI.
Asimismo, ha recordado que se han registrado incrementos "relativamente elevados" del SMI cuyos efectos todavía no se han podido evaluar y por lo tanto "la recomendación sería esperar a momentos donde hubiese una recuperación más consolidada para poder nuevamente considerar si son recomendables los incrementos en el SMI".
A su juicio, hay que evaluar primero los efectos de las anteriores subidas y si hay políticas "mejor indicadas y eficientes" para reducir la pobreza o la desigualdad. "Por el momento no pensamos que sea el momento para realizarlo", ha apostillado.
Avanzar a un sistema eléctrico con mayor peso de las renovables
En cuanto al incremento del precio de la energía en plena ola de frío, ha apuntado que se trata de un aumento "puntual" como resultado de las oscilaciones que se producen "con toda normalidad" por el cruce de ofertas de producción y de la demanda por condiciones climatológicas "particularmente adversas" como las registradas en España y Asia.
Domenech ha explicado que el desvío de buena parte de la producción de esos países o los cambios acometidos en la composición de oferta pueden reducir la disponibilidad de fuentes de generación más barata", lo que explica el aumento de los precios de electricidad, aunque cree que lo "normal" es que en la medida en que esas condiciones adversas vayan desapareciendo se vuelva a una situación "más normal" en el corto plazo y su efecto en las previsiones económicas sea "bastante anecdótico o marginal".
A medio y largo plazo cree que se producirá un aumento de la fiscalidad ambiental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y facilitar la transición energética, muy ligada a los fondos europeos, si bien cree que ese alza de la fiscalidad no impactará en la actividad si se consigue con innovación tecnológica ir cambiando a un 'mix' de producción energética a medio y largo plazo con energías renovables y avanzar hacia una economía neutra en carbono.
"Lo ideal sería tener un fiscalidad medioambiental que va a tener que aumentar bastante inicialmente y luego crecer conforme al PIB nominal, con una fiscalidad dentro de unas décadas sobre emisiones de energías contaminantes que sean muy elevadas pero que no se recaude nada con ellas, porque se esté produciendo energía completamente limpia", ha agregado.
A largo plazo, ha concluido, no tendría tampoco efectos sobre la actividad económica y permitiría evitar escenarios de riesgos de cambio climático que, en cambio, sí tendrían impactos "muy preocupantes" para la actividad y el conjunto de la economía mundial.