
El Banco de Japón (BoJ) ha decidido este viernes extender por seis meses más un programa de asistencia financiera para compensar los efectos de la pandemia de coronavirus, que está teniendo un fuerte impacto en la economía del país.
Este programa debía terminar en marzo, pero el instituto emisor ha decidido alargarlo hasta septiembre de 2021 en la reunión de dos días sobre política monetaria que ha terminado hoy.
De acuerdo con el comunicado oficial, el BoJ, como parte de este programa, ha mantenido su decisión de comprar bonos corporativos y papel comercial hasta un monto de 20 billones de yenes en total (unos 158.000 millones de euros/193.000 millones de dólares).
También ha prorrogado por seis meses más, hasta septiembre próximo, la asistencia a las entidades financieras para que concedan créditos en condiciones ventajosas fundamentalmente a pequeñas y medianas empresas.
BoJ: "La economía de Japón está remontando, pero el ritmo de mejora se espera que sea solo moderado"
"La economía de Japón está remontando, pero el ritmo de mejora se espera que sea solo moderado, mientras continúan vigilándose los efectos de la covid-19", dice el comunicado del instituto emisor.
El BoJ ha sostenido que aunque las exportaciones y la producción industrial de Japón han aumentado y están remontando los beneficios empresariales, las inversiones del sector privado "se mantienen en una tendencia a la baja".
Su política monetaria, sin cambios
Al anunciar sus previsiones macroeconómicas en octubre, el BoJ calculó que a causa de la covid-19 el producto interno bruto (PIB) caerá en Japón un 5,5% en el año fiscal que se cerrará el 31 de marzo próximo.
El comunicado de hoy, por otra parte, ha confirmado que el BoJ mantiene sin cambios su programa de flexibilidad monetaria, que incluye una tasa del -0,1% para los depósitos a corto plazo de las entidades financieras en el banco central.
También mantuvo su decisión de mantener el rendimiento del bono estatal a diez años alrededor del 0% y continuar la compra ilimitada de bonos públicos.
Igualmente, decidió mantener la compra de fondos de inversión cotizados (ETF) a un ritmo anual de 12 billones de yenes (98.000 millones de euros/115.159 millones de dólares) y la compra de deuda de inversiones en el sector inmobiliario en una menor cuantía.