El BCE ha revisado sus previsiones económicas, en su reunión de hoy, y ha reducido las expectativas de la recuperación que se espera para los próximos años. La presidenta del banco ha anunciado que espera que la economía crezca un 3,9% para 2021 frente al 5% de los pronósticos de septiembre y un 4,2% en 2022 frente al 3,2% anterior. El BCE, además, ha hundido más sus perspectivas de inflación. Para este año cree que terminará en el 0,2% y repuntará al 1% a finales de 2021.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, no ha puesto paños calientes en su intervención tras la reunión de tipos de hoy del organismo, en la que ha ampliado el paquete de estímulos en 500.000 millones de euros. La banquera gala ha reconocido que la segunda ola de contagios llevará a la economía de la zona euro hacia una nueva contracción.
Pese a ello, el BCE, en la revisión de sus previsiones, ha mejorado su previsión para este año, recortando la caída esperada para el PIB de la zona euro. El organismo estima que el hundimiento de la economía solo será del -7,3% frente al 8% previsto en el mes de septiembre. Lagarde ha explicado que se debe a que el repunte de la economía durante el tercer trimestre fue más robusto de lo que se esperaba. Pero las complicaciones que están planteando de nuevo el virus va a complicar la esperada recuperación, que debería experimentarse durante 2021.
Los nuevos pronósticos del BCE contemplan un recorte de un 1,1 puntos para el crecimiento previsto en 2021. Los economistas del banco central esperan que la economía rebote un 3,9% frente al 5% esperado en septiembre. Pese a las expectativas que se está generando las vacunas, el nuevo golpe de la pandemia frenará la recuperación y tendrá consecuencias a medio plazo. "La pandemia sigue planteando graves riesgos para la salud pública y para economía global", ha comentado Lagarde, durante la rueda de prensa.
Sin embargo, de cara a 2022, el BCE prevé un rebote del 4,2% del PIB, frente al anterior 3,2%, mientras que para 2023 espera un crecimiento del 2,1%. "En general, los riesgos que rodean las perspectivas de crecimiento de la zona del euro siguen inclinados a la baja, pero se han vuelto menos pronunciados a largo plazo", ha indicado la presidenta del BCE, Christine Lagarde.
El cuadro económico apunta a un retraso de la recuperación y a que se le complica al BCE su tarea de impulsar el crecimiento, intentando recuperar la inflación al 2%. "Es probable que la inflación se mantenga negativa hasta principios de 2021", ha dicho la banquera. La zona euro suma ya cuatro meses con los precios en negativo. "Se espera que las presiones subyacentes sobre los precios se mantengan moderadas debido a la debilidad de la demanda, especialmente en los sectores del turismo y los viajes, así como a las presiones sobre los bajos salarios y la apreciación del tipo de cambio del euro", ha explicado Lagarde.
"Una vez que se desvanezca el impacto de la pandemia, una recuperación de la demanda respaldada por políticas fiscales y monetarias acomodaticias ejercerá una presión alcista sobre la inflación en el mediano plazo", ha asegurado.
Las previsiones del banco contemplan que todavía en 2023 el BCE no habrá conseguido acercar al 2% la inflación, con lo que las políticas de expansión monetaria seguirán siendo una tónica. Para este año, en línea con lo expresado por Lagarde, la inflación ha sido recortada una décima al 0,2%. El organismo espera que se recupere progresivamente el próximo año para alcanzar el 1% a finales de 2021.